18. Recuerdos

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El plan era sencillo. Mientras Angelo intentaba colocar micrófonos en la oficina yo lo haría en su casa. 

Había mucho riesgo que correr, pero también sabíamos que era algo fácil si lo hacíamos bien.

Suspire pesado mientras la reja de la entrada se abría y daba el primer paso dentro.

—¿Me escuchas bien?— decía Luca por medio del micrófono oculto que tenía. 

—Fuerte y claro. — respondí mientras avanzaba a la puerta de principal.

—Cualquier cosa que necesites recuerda gritar y enseguida entramos. —asentí a pesar de que sabía que no podía verme. 

Una vez que llegué a la puerta,  ésta se abrió, el ama de llaves se sonrió al verme.

—Señorita Di. —al escucharla le regrese el mismo gesto.

—Creo que tú también sabes mi verdadero nombre. —dije mientras entraba y ella me dio una reverencia.

—Lo siento mucho, pero mi deber es obedecer a la señora. —asentí con la cabeza.

—¿Está la abuela?—pregunté y asintió. 

—Gusta pasar a la sala. — negué con la cabeza. 

—La esperaré en el despacho. —al decir eso ella dió la vuelta y caminó a la cocina.

Al ver qué desaparecía comencé a caminar por el pasillo. Admirando lo hermosa que era la casa y recordando los momentos que había vivido aquí. 

Por primera vez en la vida me había sentido parte de una familia a pesar de que había sido muy poco el tiempo y de un ochenta por ciento de lo que había vivido había sido mentira. 

 Al llegar  a la escalera miré a todos lados y al ver que no había personas me acerqué a la planta que estaba juntó.

Según Angelo era la planta favorita de su madre y nadie podía tocarla, ella limpiaba solo las hojas con un paño húmedo, por las noches,  así que era el lugar perfecto para poner uno de los micrófonos. 

Me agaché y puse en la base el pequeño micrófono color blanco.

Al levantarme del piso y dar unos pasos. me tomaron del brazo y me recargaron en la pared. 

Levanté la vista y me encontré con Eros.

 Su respiración estaba agitada y su ojo un poco morado por el puñetazo que le había dado Angelo.

—¡Suéltame! —dije y me solté del agarre. Intenté empujarlo, pero era mucho más alto y fuerte que yo.

—¿A qué juegas ahora Amelie? —pregunto al ver qué me alejaba. Apreté mis manos en forma de puño y volteé a verlo.

—A lo mismo que tú. —al decir aquello nuestras miradas se cruzaron y ninguno apartó la vista. 

—Primero eres dulce y cariñosa conmigo después te lanzas a los brazos de mi hermano. — no pude evitarlo y le di una cachetada.

Eros se me quedó viendo y dio un paso hacia mi.

—Querida. —dijo la abuela  al verme y me dio un abrazo. Eros dio la vuelta y salió de la casa aventando la puerta. 

Solté el aire que estaba contenido y no me había dado cuenta.

—¿Vas a regresar a casa?—escucharla me hizo regresar a la realidad y negué con la cabeza. 

—Sólo quiero que. —me lleve el dedo al oído y antes de apagar el comunicador susurré un lo siento. 

—Necesito saber qué ocurrió realmente con Elena. Quiero ayudar a Angelo. Pero si no sé la verdad él nunca podrá superarla. —la abuela se me quedó viendo un momento. Pero después asintió con la cabeza.

—Acompañame. —dijo y la seguí por el pasillo al llegar al despacho ella se sentó de un lado del escritorio y yo del otro.

—Angelo acababa de entrar a la universidad y era muy inexperto con las personas.

Su primer año de escuela fue un poco desastroso debido a su alergia. 

Cada que pasa mucho tiempo en el sol su piel reacciona y le salen ronchas incluso pierde el conocimiento por varias horas, es por eso que Insistimos mucho en que regresará a casa, pero él no quería insistía en estar en la escuela y cuando descubrí que Elena era la causante me molesté mucho.

Elián y Elena no tenían la misma educación que Angelo y no lo digo por el hecho de que no tenían dinero. Lo digo por todo lo que vivió por ellos. — la abuela suspiró y se giró, en ese momento coloqué el micrófono bajo el escritorio.

—Mis nietos no son unos niños mimados, ellos saben que ganarse las cosas cuesta y el hecho de que dos personas llegarán a querer aprovecharse de Angelo me enojo mucho.

En su momento no sabía por qué insistían tanto sobre todo Elena ya que incluso vino a verme para suplicarme que la aceptará en su familia y estuve a nada de hacerlo hasta que me enteré que era por el maldito dinero. —al decir eso dio un golpe en el librero que tenía detrás y volvió a girar.

Angelo no solo le pagaba la matrícula sinó también vivían gratis con él. 

El pagaba todo incluso la ropa cara que vestía. Cuando descubrí eso y fui hablar con ella, al principio lo negó. 

Dijo que sus sentimientos por Angelo eran genuinos y que realmente quería ser su esposa. 

Pero entonces la mantuve vigilada, no creía en ella y mi intuición no se equivocaba. —abrio uno de sus cajones y saco un sobre negro.

Al vaciar el contenido se trataban de unas fotos de Elena saliendo con Eros. Me lleve la mano a la boca y la abuela soltó unas lágrimas.

Quiero mucho a todos mis nietos, pero lamentablemente me he equivocado mucho con Eros él siempre ha envidiado a Angelo y siempre ha querido lo que él ha tenido.

El bebé que esperaba Elena no era de Angelo si no de su hermano y Eros lo desconoció por ello es que ella se aferraba a Angelo porque no quería perder el dinero de los Fiore.— la garganta la tenía hecha un nudo. 

Quería decir algo. Pero las imágenes valían más que cualquier palabra.

En una de las fotos se podía ver a una chica alta rubia saliendo de una casa, en otra la toma cambiaba y caminaba a un auto. En la última Eros estaba recargado sonriendo al ver qué ella se acercaba.

En las demás se les veía tomados de la mano en una feria, saliendo de un motel. 

Cerré los ojos y una lágrima escurrió por mi mejilla.

Había sido todo el tiempo una idiota por desconfiar en Angelo y creer que Eros era el único diferente cuando la realidad era una muy diferente. Eros era como un panda. Ellos se ven tiernos, pero son demasiado traicioneros. 

Me levanté de la silla y asentí con la cabeza.

—Gracias abuela. Dicho eso salí del despacho limpiandome las lágrima tenía un plan. El único que me ayudaría a descubrir a Eros Lombardi Fiore.  


Conociendo a mi prometido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora