16. Mentiras

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Al bajar del escenario Angelo ya me estaba esperando.

-Vengo a reclamar mi premio.-dijo y cuando iba a responder se acercó una muchacha.

-Me acompañan de éste lado.- ambos asentimos y la seguimos.

Caminamos bajo el escenario y una vez que llegamos al final abrió una pequeña puerta.

Al entrar el ambiente cambio totalmente.

Había silencio y una luz roja muy tenue. El pasillo era muy pequeño y había varios cubículos cubiertos por cortinas rojas, era como estar en un probador de ropa.

Seguimos hasta el final del pasillo. Al llegar abrió una cortina. Para después retirarse.

El lugar media aproximadamente cincuenta metros. En el solo estaban dos sillones y una mesa en el centro había un par de charolas y una botella de vino.

-Adelante. -dijo Angelo y me metí al cubículo una vez que él entro cerro las cortinas.

Al ver qué no decía nada se sentó en el sillón frente a mi tomo la botella de vino y sirvió en ambas copas.

-Sé quién eres. -dijo cuando me daba la copa de vino.

Y no soy el único. Creo que eres la única que no sabía que sabíamos. -no dije tome que la copa de vino y me la llevé a los labios. Angelo al ver qué no respondía siguió.

-No lo sabía al inicio, pero todo era bastante raro, el hecho de que mi abuela te tratara tan bien, que Eros hiciera lo imposible por querer regresar antes del viaje y no quererse separar de ti.

Todo era bastante extraño.

-¿Me investigas te?-pregunte y negó con la cabeza.

-No hizo falta. Un día en la oficina iba a darle unos papeles a Eros y es cuche una conversación que te iba con mi padre una que decía que tenía que hacer cambiar a mi abuela de opinión.

Que lo mejor era que tú te casarías con él y no conmigo. -las manos me comenzaron a temblar. Y me comenzó a faltar la respiración.

-¿Eros siempre lo supo?-trate de no sonar desesperada, y Angelo asintió.

-Lo supo desde antes de que llegarás a. -no pudo terminar ya que en ese momento la cortina se abrió de repente y Eros lo tomo del cuello.

-¡Eros! -grite, pero eso no lo detuvo y le dio un golpe directo en la cara.

Me levanté del sillón y lo tome del brazo. Pero este lo jalo haciendo que callera al piso.

-¿Estás bien?-dijo Angelo y asentí en ese momento llegaron dos hombres de seguridad.

-Te dije que no te metieras en mis asuntos.-dijo Eros mirando a Angelo. Que aún se encontraba en el piso.

-Y yo te dije que no más. Que estaba cansado de ti y toda la mierda que.

-¡Basta! -dijo la abuela y entonces me di cuenta de que no solo estaba ella también estaban sus padres y Elián corrió ayudarme.

-¿Estás bien?-dijo mientras me incorporaba nuevamente.

-Si. -dije y la abuelo se acercó a Eros y le dio una cachetada. Eros llevo su mano a la mejilla.

-Cada día me decepcionó más de ti. Te estás convirtiendo en tu padre. -ayudo a Angelo a levantarse y volteo a verme.

-Lo siento cariño. -después de eso salieron del lugar Eros se quedó parado con la mano aún en la mejilla.

Quería gritarle decirle lo estúpido que era, pero en ese momento entro Luca y antes de que le dijera algo volteó a ver a Eros y le soltó un puñetazo en la cara.

-Te dije que te mantuvieras alejado de ella, te dije que no estaba sola y que con ella no iba a funcionar. Eros se levantó he intento responder al golpe, pero Luca era mucho más rápido así que el se quitó haciendo que Eros callera al piso.

-Y yo te dije que te valía madres mi vida y la de ella. -luca se iba a lanzar nuevamente contra él, pero tome su brazo.

Volteó a verme y bajo la mano. Y entonces limpio una lágrima que escurría de mis ojos.

No me había dado cuenta de cuando había empezado a llorar.

-No vale la pena. -dije finalmente y Luca me envolvió en sus brazos.

-Lárgate o seré yo el próximo que te golpee. -dijo Elián. En el momento que desapareció Eros Luca me soltó.

-¿Estás bien?- preguntó y asentí aunque no estaba nada bien. Tenía el corazón destrozado y me odiaba porque en mis 25 años de vida jamás nadie había jugado conmigo.

Al contrario yo siempre llevaba la delantera y me sentía tan estúpida al a ver caído ante alguien como Eros. Que de hermoso solo tenía el físico.

-¿Quieres ir a casa?-pregunto y asentí con la cabeza. Salimos los tres del lugar y al llegar al salón principal pude ver qué esté ya estaba vacío.

-¿Acabo la fiesta? -dije y él asintió.

-En el momento que vi a Eros desaparecer sabía que algo no andaba bien.

Una vez fuera Elián me dio un abrazo corto.

Cualquier cosa me llamas porfavor y mañana no vallas a la oficina. Dicho eso dio la vuelta y subio a su auto.

-¿Porque sabías que andaba algo mal con Eros?-pregunte un tanto confundida mientras caminamos por la acerca.

-Cuando me pediste investigar a Elián encontré unas cosas que no cuadraban en esa familia

Así que investigue un poco más. Y descubrí unas cuantas cosas de Eros, le dije que le no jugará contigo. Que no estabas sola.

Que se mantuviera alejado y que llevara su mierda a otro lado, pero al parecer le vario madres. -Luca estaba exaltado jamás lo había visto tan enojado.

Así que tome su mano. Al ver qué entrelazaba mis dedos con los suyos su respiración comenzó a regular y en ese momento llegó su auto.

-¿Estás mejor?-dije y asintió.

-No lo digo muy seguido, pero eres lo mejor que me ha pasado en la vida Amelie y jamás pienso dejarte sola.

Juro que si es necesario quemar el mundo por verte bien. Lo haría sin dudarlo. Contigo nadie se mete. - asentí al escucharlo. Luca era la persona más maravillosa del mundo, era el único que siempre estaba para mí él siempre apagaba el desastre que ocasionaba era como mi bombero personal.

El viaje a su casa fue bastante silencioso y me gustaba porque de cierta manera me sentía en paz. Estaba acomodando mis ideas.

Estaba pensando en cuál iba hacer mi siguiente paso. Cuando mi celular vibro. Lo saque y era un mensaje de la abuela.

"Regresa a casa"

Guarde el celular una vez que lo leí. No necesitaba ir a casa. Necesitaba venganza porque nadie jugaba conmigo.

Nadie se metía con Amelie Lennox y vivía para contarlo.

Conociendo a mi prometido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora