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1984.

Era un día domingo, el último día de la semana, el único día donde podían descansar, el único día donde podían dormir hasta la hora que quisieran, el único día en el que no bailarían sin cesar, cantar hasta que sus gargantas ardieran, hasta que sus pies duelan demasiado, sus brazos se cansen y que sus respiraciones se agiten.

Podían jugar entre ellos o juntarse con sus amigos en esa casa enorme.
Para Ricky, un niño de unos trece años que apenas había entrado al grupo, los domingos eran muy aburridos, todos sus amigos estaban durmiendo, algunas veces salían con chicas o hablaban cosas que a él no le interesaba o no entendía, a pesar de que siempre trataba de entender de lo que hablaban, preguntándoles o sacando sus propias conclusiones, pero nunca lo conseguía entender con certeza lo que querían decir.

Apesar de esto, siempre tenía a alguien para jugar aún que sea un momento, su amigo Robby. Robby es su gran amigo desde que entró, lo ayudó a adaptarse y a comunicarse con los demás, también lo defendía de Edgardo, su manager.

Algunas veces jugaba con Roy, pero él siempre está aislado de todos, era simpático pero no suficientemente sociable como para demostrarlo, algunas veces era llamado por Edgardo y no salía por al menos una hora, no entendía el porqué y hoy era uno de esos días, por lo que tampoco estaba él.

Charlie, por otra parte era muy molesto, siempre está burlándose de él, hablando de cosas de adultos, de chicas o de salir con chicas, Charlie no era una opción, para nada.

-Uno... dos... tres.. cuatro...-El chico de ojos castaño se encontraba contando sin despegar la mirada del techo, el día estaba siendo demasiado aburrido para él, pero de pronto pensó.-¿Con quién puedo jugar hoy?, Robby no está... Charlie está con él, Roy está con Edgardo.. ¡¿Nadie está aquí?!-Luego recordó que Joselo estaba preparando unos trajes para una presentación que tendrían el miércoles. Ante esto, decidió acercarse ya que nunca jugó con él, y pensó que a lo mejor podría ser la primera vez.

Se detuvo estando detrás de él y tocó su hombro suavemente haciendo que éste se diera vuelta y mirarlo.-¿Qué necesitas Ricky?-Preguntó confundido.-¿Podrías jugar conmigo?, Ninguno de los chicos están.-Soltó por fin.-Ricky no puedo ahora, estoy demasiado ocupado.-Hizo un breve silencio y sonrió al encontrarle una solución a esto.-Podrías jugar con Ray.-El coreógrafo miró al joven que estaba acomodando cajas.-¿Querrá jugar conmigo?-Preguntó con algo de pena Ricky.-¡Por supuesto!, ¿Cómo qué ninguno de los chicos están?, Parece que te olvidaste de él.-Dijo entre pequeñas risas.

Ricky si sabía de su existencia, obviamente pero no lo había tomado en cuenta, pensaba que era un chico... aburrido, nunca lo veía salir con Charlie y Robby, siempre estaba con Joselo y con Roy, no lo veía como un tipo interesante o uno que jugara con él.

Por otro lado, Ray era la mano derecha de Joselo. No era callado, tampoco hablaba hasta por los codos, no era aburrido pero tampoco era molesto, pero eso sí, una sonrisa siempre estaba pintada en su rostro y siempre se encontraba con Roy, bueno, cuando podía. Con Charlie era amigo hasta que pelearan por cosas estúpidas. Con Robby tenía pequeñas e insignificantes charlas, rara vez tenían charlas "largas", pero cuando sucedían se divertían mucho.

¿Sus mejores amigos?, Miguel y Johnny, fueron los únicos que lo integraron al grupo, que para Ray esto fue muy significativo y es por uno de los tantos motivos por el cual él les tiene demasiado aprecio, bueno, tenía, pues, al ver como Johnny trató a Roy se molestó mucho, si bien en ese momento a él también no le caía muy bien, no le parecía justo.

☀︎︎𝐴𝑙𝑚𝑎 𝐷𝑖𝑛𝑎𝑚𝑖𝑡𝑎☀︎︎| Menudo/Evolución Donde viven las historias. Descúbrelo ahora