𝕬𝖑 𝖉𝖎𝖆𝖇𝖑𝖔 𝖑𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖑𝖊 𝖙𝖔𝖈𝖆

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Sé que la mayor parte de Wattpad son lectoras fantasma, pero me gustaría que comentaran y dejaran sus votos, ya que es la única manera en la que puedo saber si lo que escribo es de su agrado. Si escriben o algún día comienzan a escribir, sabrán lo motivador que es leer los comentarios. No lo hagan solo con esta historia, sino también con el resto de historias en la plataforma.

El atardecer trajo consigo al rey y a sus hombres de vuelta a Yarian. Habían completado con éxito su misión, capturaron a cuarenta hombres dentro de la cueva. Otros diez habían sido emboscados en las orillas del camino hacia Nuvecia, tal y como lo había previsto Vladimir.

Retiraron las pertenencias de los ladrones, así como toda la mercancía que habían robado del Puerto de Nuvecia. Esta sería devuelta al día siguiente, el rey envió a sus soldados para escoltar los carruajes tan pronto como llegaron al castillo.

Los ladrones serían encerrados en los calabozos, al día siguiente atravesarían el pueblo siendo arrastrados por caballos y sin prenda alguna. Luego serían ejecutados públicamente por el mismo rey, sus cabezas serían colocadas a las afueras del pueblo como recordatorio de lo que sucedía a un malandro si era descubierto.

La capital del reino celebraba la captura de los delincuentes, su rey demostraba de nuevo que podían confiar en él. La taberna se encontraba repleta de soldados y campesinos que festejaban su victoria.

El rey en cambio, se encontraba aún en el castillo. De camino de vuelta a la capital del reino, encontró bayas silvestres y se quedó a recogerlas en compañía de Vladimir y otros dos hombres.

El caballero insistió en que era peligroso separarse de ese modo de la avanzada, puesto que podían quedar maleantes sueltos. Lord Lecter tuvo que aceptar la compañía de los hombres mientras recogía los frutos y recibía un sermón.

En cuanto puso un pie dentro del castillo, fue recibido con la aplastante alegría de Ellah. Le entregó las bayas a la pequeña y ella insistió en hornear una tarta, así que ambos pasaron un buen rato dentro de las cocinas del castillo.

Las mujeres que trabajaban ahí, observaban embelesadas el espectáculo. En cualquier otro reino, era impensable que el soberano siquiera asomara la nariz dentro de una cocina. Y estaba de más mencionar que él en persona cocinara.

Sin embargo el rey de Yarian amaba cocinar, en más de una ocasión había ayudado a las mujeres a preparar un banquete. Todas envidiaban su sazón.

El rey tampoco usaba corona o ropas costosas, en su lugar solía llevar coronas de flores y prendas que un campesino podría llevar puestas. Esto solo a excepción de eventos externos, en estos solía vestirse de una forma más adecuada. Pero aún sin llegar a las excentricidades de otros reyes, por supuesto las críticas no se hacían esperar.

𝕰𝖑 𝖈𝖎𝖊𝖗𝖛𝖔 𝖓𝖊𝖌𝖗𝖔 (𝔥𝔞𝔫𝔫𝔦𝔤𝔯𝔞𝔪)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora