𝕰𝖑 𝖈𝖎𝖊𝖗𝖛𝖔 𝖓𝖊𝖌𝖗𝖔 (𝔥𝔞𝔫𝔫𝔦𝔤𝔯𝔞𝔪)

𝕿𝖊𝖗𝖙𝖚𝖑𝖎𝖆, 𝖊𝖓𝖈𝖚𝖊𝖓𝖙𝖗𝖔 𝖞 𝖆𝖉𝖛𝖊𝖗𝖙𝖊𝖓𝖈𝖎𝖆𝖘

Sé que la mayor parte de Wattpad son lectoras fantasma, pero me gustaría que comentaran y dejaran sus votos, ya que es la única manera en la que puedo saber si lo que escribo es de su agrado. Si escriben o algún día comienzan a escribir, sabrán lo motivador que es leer los comentarios. No lo hagan solo con esta historia, sino también con el resto de historias en la plataforma.

El viaje desde el imprerio Yarian hasta el imperio Dreburg constaba de un día y una noche. Así que los preparativos para que el rey, la pequeña Ellah y una avanzada de caballeros salieran del reino, tomó un día entero.

Arribaron al Puerto de Nuvecia al anochecer, la embarcación que los esperaba zarpó de inmediato. Escoltada por otros dos navíos, pertenecientes al ejército real.

Atravesaron el Mar de Hielo sin complicaciones, la suave marea y un cielo despejado arrullaron al rey y a la pequeña Ellah. Ambos cayeron dormidos de inmediato, por supuesto luego de una sesión de historias antes de dormir.

A la mañana siguiente, pudieron avistar el Puerto de Drizrecan a lo lejos. Las personas en el puerto, los observaron desembarcar con temor. Si bien no eran demasiados soldados, uno de ellos podía derribar a diez hombres fuertes en un instante.

Los conflictos anteriores, habían reducido a menos de la mitad los habitantes del imperio Dreburg. Aunque ellos no culpaban al imperio Yarian, sino a su propio rey. Ferdinand Graham poseía una capacidad increíble para tomar decisiones estúpidas, una tras otra sin parar.

Dreburg contaba los días para que el rey cediera la corona al príncipe William, el joven había demostrado temple y buena voluntad durante el conflicto con el imperio Yarian. Sus acciones en el campo de batalla habían resultado beneficiosas, al menos para que no exterminaran por completo a sus soldados.

Lord Lecter pudo notar esto, en un principio resultó en algo perjudicial para sus fuerzas. Pero al final su experiencia en el campo de batalla fue beneficiosa. Su sorpresa cuando le informaron que un joven de dieciocho años fue quien representó problemas para él, pronto se convirtió en curiosidad.

Pudo conocerlo cuando Ferdinand solicitó una audiencia con él, lo que no imaginó fue que se tratase de un joven tan arrogante y hostil. Esta era su actitud al menos con Hannibal. El rey del imperio Yarian, lejos de molestarse, sintió respeto por aquel muchacho. Se dirigió hacia él de la misma forma en la que lo haría hacia un rey.

William en cambio, lo miraba con desprecio y se dirigía a él sin el más mínimo respeto. Vladimir se encontró molesto ante esto, pero a Hannibal le sorprendió la osadía del chico. Probablemente, si él hubiese estado a cargo desde un principio, el ejército de Dreburg hubiese dado buena pelea.

Pronto, el rey Hannibal II se encontró a si mismo buscando los ojos del príncipe. Por algún motivo, el mirarlo y descubrir el odio proveniente de ellos le hacía sentirse extraño. Extraño en una manera excitante, diferente y abrazadora.