𝕬𝖈𝖊𝖕𝖙𝖆𝖈𝖎𝖔́𝖓, 𝖑𝖆́𝖕𝖎𝖟 𝖞 𝖕𝖆𝖕𝖊𝖑

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Sé que la mayor parte de Wattpad son lectoras fantasma, pero me gustaría que comentaran y dejaran sus votos, ya que es la única manera en la que puedo saber si lo que escribo es de su agrado

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Sé que la mayor parte de Wattpad son lectoras fantasma, pero me gustaría que comentaran y dejaran sus votos, ya que es la única manera en la que puedo saber si lo que escribo es de su agrado. Si escriben o algún día comienzan a escribir, sabrán lo motivador que es leer los comentarios. No lo hagan solo con esta historia, sino también con el resto de historias en la plataforma.

Los barcos de Yarian dejaron el Puerto de Drizrecan al atardecer, tal y como Lord Lecter le había informado al príncipe William. El rey y la reina habían acudido al puerto para despedirse de su primogénito. William abrazó a su madre con cariño, pero dedicó una mirada hostil al rey.

Subió a la embarcación sin dirigir una sola palabra a su padre.

Hannibal sonrió para si mismo mientras recordaba la conversación que había sostenido con Ferdinand. Definitivamente haría que el príncipe le viese con otros ojos, podría ser que todos le temiesen al principio. Pero hasta ahora, sus mejores compañías habían sido las más fáciles de intimidar al conocerse.

Aunque nunca había cortejado seriamente a un hombre.

La cena en el barco fue un tanto incómoda, William hacía que el silencio se volviese denso e insoportable. Hannibal notó que el joven le miraba profundamente, cuando decidió que era suficiente, lo encaró.

Se miraron a los ojos durante unos segundos, hasta que el príncipe cedió. Pero Hannibal no dejó de mirarlo.

Pasaron unos cuantos minutos antes de que el joven William comenzara a removerse en su lugar, incómodo ante el escrutinio del rey. Luchaba ante el impulso de mirarlo directamente, cosa que de algún modo, a Hannibal le pareció adorable. El príncipe aclaró su garganta llamando la atención de todos los presentes.

—Gracias por la comida, si me disculpan, me retiro.

Se levantó de su lugar y abandonó la cabina del comedor. Hannibal torció sus labios en una sonrisa cínica.

En cuanto la cena terminó, Lord Lecter salió con Ellah en brazos. Ambos irían a dormir ya que el cansancio les había afectado por igual. Entonces divisaron al príncipe de Dreburg recargado sobre los bordes del barco en la proa.

Parecía pensativo mientras contemplaba el mar, un ligero rubor cubría su nariz y mejillas. Al parecer no estaba acostumbrado a la brisa congelada del norte. Los rizos de su cabello se mecían en la misma dirección que el viento, se percató de que estaba siendo observado y se movió de su lugar.

Lord Lecter suspiró hondamente, se dirigió a la cabina del capitán -él era el capitán- en el lugar había una litera de dos niveles. Ellah se había quedado con el lugar de arriba luego de ganar en un duelo de espadas de madera con el rey.

𝕰𝖑 𝖈𝖎𝖊𝖗𝖛𝖔 𝖓𝖊𝖌𝖗𝖔 (𝔥𝔞𝔫𝔫𝔦𝔤𝔯𝔞𝔪)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora