No soy él - Quackbur

II

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Solo quería protegerte de la maldad, pero, parece que soy el causante de que caigas en ella.
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De entre sus suaves caricias al rubio observó el nuevo ambiente, y con ello, el inesperado rechazo por parte del menor a su respuesta del abrazo.

Ahora se siente raro. Pareciera que lo que hizo fuese algo super ilegal, impropio o desvergonzado.

- Big Q, ¿Aún te encuentras mal de la cabeza? - Cuestionó el chico rubio mostrando severa preocupación. - Osea, siempre te faltó un tornillo, pero... - Finalizó. Vaya que eso lo ofendió un poco.

La cosa se encuentra algo curiosa, si le preguntas a Quackity.

No reconoce a ninguno de los presentes, por lo que, no entiende su exaltación y preocupación hacia su persona.

- Yo me encuentro jodido, si esa es tu pregunta. - Respondió con un tono quebrado.

Efectivamente. Sus cuerdas vocales habían valido verga por alguna razón que no entiende.

Quackity observó como el "pequeño" se apartó de él por completo colocándose al lado del extravagante y dramático hombre de gabardina marrón.

- Lo correcto sería primero ir por el médico. - Comentó llamando la atención el bicho Foolish.

Su aire de tranquilidad y paciencia era contagiosa, pero wey, esa mirada tan amorosa ya le tenía miedo y pavor. El significado tras esa mirada no lo lograba descifrar.

- Tienes razón, pero me gustaría hablar con él antes de aquello.

- Requiere urgentemente la atención. No hay tiempo para adelantar libreta, Soot.

Quackity miró al rubio.
Ver como salían rayos asesinos de las miradas de esos dos hombres le daban escalofríos, por eso es mejor ver al niño.

Al final se quedó solo en la gigantesca sala comedor que todo el mundo llama habitación. Aún permanece sentado sobre la cama con el montón de vendas por su cuerpo.

- Qué mierda—

Pronunció al notar algo interesante sobre su cuerpo.

¡Tiene media cara vendada!

Joder, con razón sentía que todo lo observaba raro, como si solo un ojo suyo estuviese trabajando. Un momento.

¿Cómo carajos se lastimo medio rostro?, ¿Los rayos hacen eso? Aunque, aquello no tendría sentido. Los términos del contrato no permite que tengan tan siquiera una enfermedad, mucho menos le dejan cicatrices.

En términos simples; Los dioses ni siquiera dejan que quedé mugre en ellos.

Por lo mismo es imposible su situación actual, y aunque la bendición no fuese inmediata ya habría actuado considerando el tiempo que pasó.

- ¿En qué piensas?

Carajo, eso lo asustó un poco. El estar tan concentrado mirando a la nada mientras se cuestiona las cosas había provocado que no viese ni notase la presencia del bicho mutante de tiburón.

Su tono tan suave y tranquilo le provocó un cosquilleo sobre su nuca.

- Tengo dudas... Demasiadas.

- Bueno, tenemos tiempo antes de que llegue el médico. - Respondió tomando asiento a un lado de la cama. - Puedo responder tus dudas, aunque seguramente no sean tan detalladas como te suelen gustar, Big Q. - Finalizó soltando una pequeña risa de diversión ante sus propias palabras.

Pensó un momento, no tanto la verdad, solo pensó en qué exactamente decir sin parecer desesperado.

- ¿Exactamente en dónde estamos? - Tomó aire lentamente. - Ya sé que me dijiste algo de Las nevadas y no sé qué verga, pero, ¿En qué parte del mundo estamos? - Preguntó mandando una mano con lentitud a su garganta.

Sentir picazón intensa y un dolor rasposo era algo fastidioso, le hacía complicado el hablar con claridad.

- ... No... No entiendo por qué requieres una respuesta a eso—

- ¿No es obvio?

Ambos se miraron fijamente. Quackity mostraba una mirada algo amenazante y defensiva mientras que Foolish demostró duda mezclada con confusión.

- ¿Puedes decirme quién eres? - Preguntó con severa dificultad.

- Quackity. - Respondió tajante. - Ahora, ¿En dónde estamos? Porque ésto no tiene cara de ser Karmaland. - Finalizó soltando su agarré de la garganta.

Su mirada buscó al hombre mutante para ver qué onda pues no recibió respuesta alguna.

Verga.
El hombre se encontraba en un estado de shock... Probablemente.

No tardó en intentar pasar sus manos delante de su rostro, pero... ¡Que desgraciado dolor!

No valía la pena el sufrimiento por lo que mejor decidió lanzar con poca fuerza una de las tantas almohadas al hombre, que por cierto, fue un golpe certero.

- ¡Big Q, no me digas qué!—

Uy, parece que hoy es el día de interrumpir a Foolish cuando esté hablando. Un hombre con bata blanca entró a la habitación sin haber tocado previamente por lo que fué inesperado para ambos chicos.

Foolish no tuvo más opción que dejar congelada la conversación para dar vía libre al médico. Lo primordial era ver el estado de salud del chico moreno... Su bienestar era lo más importante ahora.

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Aún vivo. :b
Simplificación de mi ausencia; Las fiestas navideñas.