VII

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No le gusta darle importancia a cosas sin sentido alguno, pero... Quackity no se siente tan normal.

En la superficie se puede ver una actitud similar a la que solían observar, una forma de ser brillante y energética. Prácticamente imparable con mucha terquedad, ternura y determinación... Con algunos toques de nervios de acero.

Pero mirando a detalle, parece algo mecánico. Sus movimientos, gestos, palabras o emociones. Todo era demasiado falso. Daba la sensación de que alguien tomaba el papel de interpretar a Quackity.

Muy preocupante.

El oji-violeta solo pudo suspirar ante todo eso.

Desde una de las ventanas de su gran hogar se dispuso a seguir mirando algunos expedientes.

No tiene pruebas, pero tampoco dudas.

Necesita tiempo, sin embargo, una parte de su corazón dice que tiempo es lo que no tiene.

Y vaya que tiene razón...

Se está acabando el tiempo.

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No tardó en ir al lado del chico. Sus manos involuntariamente fueron con delicadeza al rostro del azabache.

- ¿Qué te pasa?, ¿Por qué lloras, cariño? - Su tono era demasiado meloso y suave.

Wilbur en su interior se reprochó aquel comportamiento suyo. Siempre era así cuando observaba las delicadas lágrimas de Alexis bajar por su rostro moreno.

Ver a un desquiciado llorar con tanto sentimiento era algo preocupante.

Las razones de su llanto eran usualmente peligrosas, una señal de auxilio. Para que Big Q llorara debía de suceder algo grande, algo que lo destrozará con fuerza.

Un recuerdo, una emoción o incluso una persona. Independientemente de cualquiera de esas fuera significaba que estaba al borde de un abismo.

Quackity por su parte sen encuentra desconcertado.

El shock ya había pasado un poco luego de haber sentido las frías manos del hombre alto.

Instintivamente se alejó con brusquedad luego de haber estado inmóvil por un par de minutos.

- ¡Hijo de puta!

Dijo con notorio enojó.

Para ser precisos. Quackity pensó, sin dudar, que los extraños le causaron todo eso... Exepto el ojo, eso era de otro cuento.

- ¡A ver, cabrón!, ¡¿Qué puto problema tienen?!, ¡¿Por qué mierda mis alas se encuentran tan malditamente mal?!

Y el silencio se apoderó del hombre que siempre tiene algo interesante que decir.

Su rostro no palideció debido al color de su piel, más blanco no puede ser. Alguien que anda de muerto viviente no tiene un color "normal".

No soy él - Quackbur Donde viven las historias. Descúbrelo ahora