Infiltración forzosa

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Escondidos entre los arbustos mas próximos al punto de acceso, Omen cubría a su compañero. Su estado relajado que normalmente mostraba, ese estado indiferente y estático, desapareció completamente y parecía haber sido sustituido por uno nuevo. Estaba alerta, recto y tenso, preparado para reaccionar al mas mínimo movimiento y sonido. Su posición actual era desventajosa, Cypher se encontraba hackeando las cámaras, quería poner en bucle la que custodiaba la puerta, por lo tanto, estaba agachado tecleando tan rápidamente que a alguien poco experimentado y ajeno a la tecnología seguro que le costaría seguir el ritmo. Por ese motivo parecía que el controlador estuviese mas pendiente de todo su alrededor, tenia que protegerse a el y a su compañero.

"¿Te falta mucho?" preguntó Omen impaciente. Cuanto antes entraran, antes saldrían, eso era un hecho.

"Paciencia, falta poco. ¿Sabes? Esto es un arte, requiere de su tiempo" el vigía continuaba tecleando, mas rápido esta vez, parecía una maquina, no por nada era el mejor en lo que hacia. Se habia ganado una reputación y mas que merecida. Omen solo gruñó en respuesta, continuaba tenso, al entrar dejarían de estar tan expuestos y solo tendrían que concentrarse en lo que tienen delante y no en que una bala sorpresa les impactase por la espalda.

"Ya esta, lo tengo, esta debe ser  la puerta trasera del almacén de suministros alimenticios." dijo el centinela. Velozmente guardó el ordenador en la mochila y lideró el camino. Se pararon en frente de la puerta y Cypher rebuscó por sus bolsillos.

"¿Porque no entramos?" Preguntó Omen, se le notaba mas tranquilo que antes, pero ansioso por entrar, temía que los guardias que patrullaban por fuera los descubriesen y peligraran la misión. Era muy importante llegar al menos a la armería sin ser detectados para coger las armas y tener mas oportunidades de devolver el fuego si eran descubiertos.

"¿De verdad crees que la puerta se va abrir así como así?" dijo por lo bajo "Tengo que forzarla... aquí están" sacó unas ganzúas y en unos pocos segundos la puerta estaba completamente abierta. "Esto me trae recuerdos" soltó una pequeña carcajada y entraron. Omen entró el ultimo cerrando la puerta delicadamente. Era una habitación oscura, no demasiado grande, probablemente de unos seis metros cuadrados y sin ventanas al exterior. Las lentes azules de la mascara del vigía se iluminaron con mas fuerza, permitiéndole ver mejor en ese antro sin luz. El centinela se giró hacia Omen, lo vió moverse con una fluidez digna de un felino que ve en la oscuridad. Se movía entre las estanterías llenas de suministros, inspeccionándolo todo.

"Bien, según el mapa del edificio, este cuarto conecta con la cocina. Tenemos que atravesarla, llegar al comedor, cruzar un pasillo conectado, a lo que parecen en los planos, los vestuarios, entrar y llegar a la armería" dijo el vigía colocando una cámara encima de la puerta por donde habían entrado, quería asegurarse de que en su vía de escape no fuese interrumpida por indeseados. Podría haber puesto uno de sus cables trampa, pero si este era accionado, alertaría de su presencia a los traficantes y darían la voz de alarma. La cámara en cambio era mas discreta y se aseguró de que fuese poco visible para mayor seguridad.

"Sigamos" dijo el controlador. Omen tomó la iniciativa y se aproximó a la puerta, si todo era igual a lo señalado por su compañero, saldrían a la cocina. Era una zona rectangular, pequeña, suficiente para las personas que la frecuentaban, unas 25 aproximadamente. Dos neveras, un horno, un microondas y una cafetera, cafetera que el centinela se paró a observar con mucho anhelo, bien era cierto que prefería el té, pero un buen café de grano bien preparado no lo rechazaría nunca, por desgracia no era el momento ni el lugar para parase a fantasear con una buena bebida.

La cocina estaba por así decirlo "cerrada", no habia nadie, algo extraño para el corredor de información. Sacó su ordenador una vez mas y volvió a meterse en el sistema, si esto era una trampa, no le hacia gracia.

Una taza de té muy caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora