La llegada

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Con la presencia de Skye el montar el campamento resultaba realmente sencillo, en menos de cinco minutos, la hoguera, los sacos y la colocación de provisiones estaba lista. A los dos hombres les costaba reconocer que juntos habían tardado el doble en asentar todo anteriormente. Ver a Skye hacerlo todo tan rápidamente era casi hipnótico, era notoria su sutil experiencia en el ámbito.

Como ya habían decidido en unanimidad iban a acampar hasta que Brismtone diese su veredicto, luz verde o luz roja, a la infiltración en las instalaciones enemigas. Visto desde otro punto, ya tenían la información de la situación de sus compañeros incluso habían encontrado a una de ellos o mas bien ella les encontró, pero si se retiraban ahora corrían el riesgo de que la integridad de los demás agentes corriese peligro, básicamente se encontraban en una carrera contrarreloj, donde el quedarse sin tiempo representaría la muerte. Por ahora, antes de abrir comunicaciones a la hora de siempre, decidieron descansar, lo que habían estado haciendo siempre en realidad, pero esta vez dos descansaban y uno vigilaba. Cypher se propuso voluntario, había dormido demasiado nunca había descansado tanto en realidad, eso y que quería aprovechar para comer sin miradas, ya no estaban solo Omen y él, y no es que no confiase en Skye, todo lo contrario, pero no era lo mismo, no podía explicarlo. Una iniciadora muy agradecida con cara de haber dormido poco y una sombra resignada aceptaron la propuesta, el vigía les despertaría para la llamada.

Cypher suspiró en paz. La tranquilidad de la tarde y la soledad le pusieron de buen humor. No es que no le gustase la compañía pero a veces estar solo era reconfortante. Aprovechó esa tranquilidad para comer, no sin antes compartir algo con el pequeño jaguar. Terminó y siguió tanteando el terreno informático que envolvía el laboratorio, sin resultado como predijo en un primer momento, la seguridad del sitio era muy avanzada no se comparaba en nada con la de los traficantes. Necesitaba conectarse a un puerto local, uno situado dentro del edificio, desde fuera no podía hacer mucho, le sorprendía el hecho de que los ladrones de radianita fueran tan inteligentes como para aprovechar el sistema informático del laboratorio, algo estaba claro y es que su líder no era un completo idiota.


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El tiempo  pasaban y algo antes de la hora acordada para la llamada, Omen despertó, en tan solo unas pocas horas había descansado lo que debería en dos días, a veces en situaciones como esta tener el cuerpo y metabolismo que tenia le era de utilidad. Vio a la invocadora durmiendo, parecía en paz, como si no hubiese podido dormir durante semanas en completa tranquilidad. Luego vio a Cypher con Claw, sentado plácidamente a la luz de la hoguera bajo una luna llena que hacia tiempo que ya se había alzado. Se aproximó como si algo tirara de el.

"Buenos días" soltó una carcajada el centinela "o noches mas bien". Omen solo soltó un breve gruñido en respuesta y se sentó junto a ellos. Primero estuvieron en silencio, no uno incomodo, era calmado, agradable. Luego el controlador habló.

"Cypher... Tengo una pregunta" dijo el espectro sin mas mientras miraba al otro hombre. Cypher contestó a la mirada, la mantuvo divertido y curioso, era raro en Omen que este empezara un tema de conversación y mas que le formulase una pregunta.

"Dispara" contestó el centinela ladeando su cabeza. Estaba realmente expectante a la pregunta de su misterioso compañero.

"¿Lo que ves debajo de mi capucha te asusta?" soltó la pregunta al fin, parecía una bomba lanzada a un bello campo de flores. A Omen le había estado rondando esta pregunta por la cabeza desde el incidente de la lluvia. Le gustaba estar con Cypher, sentía cosas nuevas con el y no le desagradaban, todo lo contrario, le gustaban pero necesitaba saber los pensamientos del otro, quería mantenerse a su lado, pero solo si él se lo permitía, no quería ser egoísta. Por eso mismo tal vez la pregunta no fuese la indicada, pero con saber si le temía o no tomaría la decisión de acercarse mas o alejarse. Seria normal temerle, era algo característico de su figura fantasmal pero si no fuese el caso le gustaría hablar mas, pasar mas tiempo juntos, saber mas de él, cosas mundanas que nunca hizo o al menos no recuerda haberlas hecho nunca.

Una taza de té muy caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora