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Ajax claramente era una persona posesiva; lo suyo era suyo, nadie más debería tener las agallas de siquiera mirarlo. En su estómago crecía la sensación de odio hacia el rey, y las ganas de matarlo no faltaban. Pensar que Aether vivía bajo el mismo techo que ese desquiciado, y que, podría hacerle algo en cualquier momento del día, lo ponía realmente mal.

¿Podría su rubio defenderse de algún movimiento de Dainsleif?

Estaba claro que no.

El pelirrojo comenzó a quemarse las neuronas, en busca de saber qué hacer en sus próximos movimientos. Justo en estos momentos él le debía a la corona medio millón de monedas. Estaba endeudado hasta la médula, y dicho monto seguía aumentando, porque definitivamente detener la búsqueda de...

No, eso no estaba en sus planes. No podía fallarle a él.

Sus pasos se detuvieron, al igual que sus pensamientos cuando chocó contra una amarilla cabellera.

—¡Tartaglia!

—¿Eres Lumine? —sus ojos buscaron en los alrededores por su gemelo favorito, fallando en su objetivo.

—¿Y Aether?

—¿Viste a mi hermano?

Torpemente rieron confundidos.

—Fui al mercado con mi hermano, órdenes mayores, ya sabes. Al rey se le cruzó la idea de mandarnos fuera a los dos, pero nos separamos y no lo encontré en ninguna parte. Estoy tan furiosa, ese mocoso me dejó sola, cuando lo-

—Espera, cálmate, Lumine, ¿dices que Aether desapareció? —su corazón se aceleró leve, su imaginación automáticamente recurriendo a la peor de las situaciones.

—Eso fue lo que dije, tomamos caminos separados para comprar, pero no volví a verlo; y lo busqué hasta debajo de las piedras, estoy tan cansada, ese-

—Suficiente, gracias. —dijo, para luego dejarla hablando sola, y correr en dirección al pueblo.

La rubia bufó, blanqueando los ojos; siempre lo mismo, ¿alguna vez podrá alguien tomarla en serio?

Continuó su camino hacia el palacio, haría que Aether limpiara su turno en compensación por haberla abandonado, (y hecho buscarlo por dos horas). Siempre era lo mismo, ella siendo la niñera de su hermano; y a la vez su sombra.

No quería admitirlo, no, ni siquiera quería darse cuenta de lo que dentro de si misma, el amor que tenía por su gemelo, poco a poco se convertía en...

Resentimiento.

Aether siempre fue perfecto e impecable, listo para ayudar a quien lo necesitara, siempre con una cálida sonrisa en el rostro. Era fuerte, no dejaba que sus emociones afectaran al resto ni a sí mismo, sabía contenerse, para mostrar su mejor lado todo el tiempo. Noble de corazón, sin duda; y en lo opuesto estaba ella, de carácter irritable, egoísta e impaciente, y siempre actuaba dejándose llevar por sus emociones, sin importarle lastimar al resto.

Él destacaba, él sobresalía; siempre él.

Los ojos se le cristalizaron, prontamente se los frotó para evitar que rebalsaran y se convirtieran en un llanto. "Ridícula" pensó, ¿por qué de repente se sentía así?

Pero era eso, por eso Aether siempre sería mejor que ella; porque estaba segura de que él jamás pensaría en algo tan horrible como que una vida sin ella sería perfecta.

Al llegar, una voz no tan familiar la sacó de sus intrusivos pensamientos, lo cual agradeció, porque si se trataba de Aether, no quería imaginar como quizá podría haber reaccionado.

Bloom into you Donde viven las historias. Descúbrelo ahora