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Huiyin se sentía cada vez más mareada por el humo del cigarro que Taeyong estaba fumando. Se preguntaba cómo podía andar tan tranquilo por la vida. Ella solo quería tragarse sus nervios. Había sobrevivido veinte horas sin dormir y aquella noche parecía no tener final. Era muy tarde por la madrugada, lo sabía porque su reloj de mano le indicaba cada hora que pasaba y corría con un molesto sonido.

Le habían dado la vuelta a casi toda la ciudad. Si tan solo su plan de escape hubiese sido exitoso, no estaría allí. Pero Huiyin no pudo ni siquiera poner dos pies fuera de aquel casino cuando Taeyong la interceptó de frente. No pudo salirse con la suya, en cambio, Taeyong estaba moviendo las fichas a su antojo. Le estaba hablando muchas cosas durante el trayecto pero Huiyin parecía estar más concentrada en sus pensamientos que a su alrededor.

Huiyin se despidió de aquella chica la cual ni siquiera sabía su nombre. De lo que estaba segura, era que aquella chica había sido muy empática con ella. Se preguntaba que hacía una chica como ella trabajando en un lugar tan asqueroso como ese. Huiyin pensó haberse quedado con la suya, el frío viento chocó contra su rostro al compás que agitaba su cabello, cerró los ojos disfrutando el olor a libertad mientras de fondo se escuchaba el ruido, murmullos, voces y música clásica proveniente del interior del casino. No bastó mucho tiempo para que al abrir sus ojos se percatara que estaba nada más y nada menos que Lee Taeyong frente a ella. Huiyin apretó su mandíbula, su mente quedó en blanco analizando aquel rostro lleno de malicia.

- ¿Intentando escapar, Meng? - Taeyong fumaba un cigarro. Huiyin también se percató de que Taeyong llevaba su arma en el borde de su pantalón. - ¿Nunca te piensas rendir? En algún momento te darás cuenta de que no podrás huir de nosotros.

Huiyin frunció su entrecejo. En aquel momento se había rendido. Estaba cansada, había entrado a la boca del lobo.

- No intenté escapar. - Fue lo único que logró formular.

- ¿No? - Taeyong levantó una ceja mientras sonreía de la forma más malévola posible. - ¿Qué hacías entonces saliendo por la puerta trasera? ¿A tomar aire? Eso no te lo crees ni tú misma. ¿Cómo demonios escapaste de la habitación? - Taeyong hablaba en un tono furioso pero su rostro demostraba lo contrario, allí en ese punto Huiyin se daba cuenta que Taeyong no era muy normal. - No me respondas. A ver qué opinará Jaehyun de todo esto. - Taeyong iba a darse la vuelta pero Huiyin lo detuvo.

- Vale, vale. - Tomó su brazo, trayendolo hacia ella de nuevo, quedando frente a frente. - Tú no le dirás nada. Entonces me va a matar... Y tú aún necesitas de mí como para querer verme muerta.

- Eres inteligente, Meng. En eso no te equivocas, no te quiero ver muerta porque aún necesito de ti. Pero tú tampoco quieres morir. Y lastimosamente, necesitas hacer lo que yo quiera porque mi palabra vale más que la tuya.

Ambos se miraron fijamente, ojos filosos lanzando cuchillas, llenos de odio, ira, maldad y frialdad. Se podía ver la oscuridad en ellos, sin ningún destello de luz. Era malicia pura. Taeyong podía ver en Huiyin la misma figura de altivez de Jaehyun.

Así era como habían llegado a nada más y nada menos que a la casa de Meng Huiyin, Taeyong y Huiyin llegaron a un trato, ideando así, un plan. Algo que les costó mucho sacrificio. Taeyong aceptó convencer a Jaehyun de no acabar con la vida de Huiyin, siempre y cuando Huiyin lo llevara al lugar donde tenía el dinero.

Taeyong era astuto, eso lo sabía y también sabía que Huiyin era alguien con mucho potencial, aunque ella no estuviera consciente de esto.

El dinero estaba en su casa. La pequeña caja se encontraba debajo de su cama. Fue un riesgo entrar a su casa, su madre debía estar durmiendo, así que entrar con Taeyong sería un problema muy grande si los descubrían. Pese a todo, Huiyin sabía muy bien que su madre debía estar muy preocupada ante la ausencia de ella, ella nunca desaparecía y mucho menos sin avisar. Para entonces, Huiyin había entrado a su habitacion por la ventana, seguido de Taeyong.

La casa se encontraba a oscuras, a excepción de su habitación, que estaba tal cual como ella la había dejado.

Taeyong recordó el día que con mucho esfuerzo, arrastraron el cuerpo del hermano de Huiyin hasta el bosque. También recordó la razón por la cual lo habían matado. Lo que Huiyin ni nadie sabía, era que mucho antes de haber matado a su hermano, Taeyong ya la tenía en la mira.

Y es que su hermano, Meng Guyin, no era un inocente como muchos pensaban. Y probablemente eso era lo que pensaban todos los que lo conocían, pero verdaderamente, los únicos que lo conocieron fueron los integrantes del escorpión azul. Guyin era alguien malo, que no merecía estar en este mundo, más que para pagar todo lo que había hecho.

Taeyong miraba como Huiyin tomaba un bolso y comenzaba a guardar algunas cosas en él, como ropa y productos de aseo personal. Taeyong decidió tomar un cigarro y comenzar a fumar, aún con la ventana abierta. Jaehyun debía estar volviendose loco ahora mismo, pero solo esperaba que no hiciera otra de sus locuras.

- ¿Extrañas a tu hermano?

Huiyin se detuvo en seco un momento, dejando de hacer todo lo que estaba haciendo para mirar fijamente a Taeyong. - ¿Por que haces esa pregunta de pronto?

Huiyin sacó la caja de debajo de su cama, y seguidamente, entregándosela a Taeyong en sus manos.

- Él vivía aquí contigo, ¿no?

- ¿Como lo sabes?

- Supongo.

Taeyong estaba viendo la caja cautelosamente. Se dispuso a abrirla, sacando el rollo de dinero. Era una cantidad enorme, Huiyin se preguntaba que quería hacer Taeyong con todo ese dinero, pero no sé lo preguntaría, primero porque no era su asunto y segundo porque Taeyong no le diría.

- Espero que Jaehyun no me mate esta vez. - Respondió, colgando su mochila en su hombro.

- Jaehyun nunca te va a matar, Meng. Te he hecho creer que sí solo para que me dieras el dinero. Lo cierto es que, conozco tanto a Jaehyun, que sospecho que le caes bien.

Huiyin sacudió sus manos llenas de polvo con su pantalón negro y se levantó del suelo. Le dio una mirada a su habitacion, de pronto parecía a sentirse como un lugar extraño, como si no perteneciera allí.

- Lo vi venir. - Respondió. - Siempre serás un imbécil, al menos esto me deja de experiencia en no confiar en nadie, y mucho menos personas como tú, ¿Verdad?

- Querrás decir, personas como nosotros. Personas como tú y yo.

the blue scorpion ── jaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora