06

112 18 0
                                    


·                                       ·                              ·

✦         .            *            ˚                     ✦

·                   ·             ·

✦               .            *            ˚                                ✦

Meng Huiyin miró su reloj de mano. No había pasado ni veinte minutos allí dentro y ya sentía que se iba a volver loca. Odiaba el encierro y mucho más al ser privada de su propia libertad. Le recordaba a la prisión. Un año fue lo suficiente como para que ella deseara no volver más nunca a aquel lugar.

Cuando alguna de las presas se portaba mal, eran encerradas en aislamiento, una celda de cuatro paredes, una cama y un lavabo. La comida se la pasaban por una abertura en la puerta metálica,algunas llegaban a durar allí hasta un mes. Era un martirio, Huiyin se dijo a sí misma que nunca regresaría en la prisión, y al mismo tiempo agradecía, porque había aprendido muchas cosas allí dentro que el mundo exterior no les enseñaba. Aprendió a soportar el dolor, a defenderse y a usar armas. No había estado entrometida en lios hasta aquel momento, solo si no le hubiera hecho caso a Taeyong y que nunca se hubiera entrometido en su camino, ella estaría disfrutando su libertad.

Estaba segura que no les daría el dinero. Y ellos tampoco la dejarían ir. Huiyin terminaría muerta o terminaría siendo uno de ellos. Y ella no quería ninguna de las dos opciones.

Su vista se posó en la ventana, estaban en uno de los últimos pisos de aquel abandonado y sucio edificio, rodeado por árboles, césped verde y un camino de tierra. Estaban a las afueras de la ciudad, lo peor era que no recordaba el camino a casa, pero si ella quería salir de allí, tenía que hacerlo por su propia cuenta.

Soltó un gesto de dolor al tocar su herida en el pómulo izquierdo. Lo recordaba como si hubiese sido hace un instante, cuando la mano de Johnny golpeó su mejilla y Huiyin sintió una rasgada en su piel. Si ella tuviese la oportunidad de matar a alguien allí dentro, el primero sería Johnny.

Tomó el pañuelo que le había dado Jaehyun y terminó de limpiar la herida en su pómulo mientras pensaba en un plan para escapar de allí. El tirarse por la ventana había pasado por su cabeza unas tres veces, pero estaban en uno de los últimos pisos, era imposible que saliera ilesa, o tal vez con unos cuantos huesos rotos, y no les quedaría otra opción que dispararle en la cabeza.

Al instante una idea, que por más loca que pareciera, rodó por su cabeza y era la única manera de poder escapar. Al menos si todo salía como ella planeaba. Huiyin envolvió el pañuelo en sus nudillos, dándole varias vueltas hasta apretarlo en su puño. Dio un respiro, sabiendo las consecuencias, y golpeó con todas sus fuerzas el vidrio de la ventana hasta hacerlo trizas, sintiendo el dolor en su mano por el impacto. No le quedaban muchos segundos como para que Jaehyun y su pandilla llegaran al lugar. Tomo un trozo de vidrio, el más grande y afilado, y se escondió detrás de la puerta.

Jaehyun golpeaba sus botas contra el suelo, corriendo lo más rápido posible hasta llegar a la habitación donde había encerrado a Meng. Sacó las llaves de su bolsillo para abrir la puerta y entonces, no había nadie, la ventana estaba rota, algunas gotas de sangre en el suelo y el pañuelo que le había dado a Meng para que limpiara su sangre. ¿Se había tirado por la ventana? Eso era imposible. No pasó ni un segundo para percatarse que Meng estaba en aquella habitación, pero no pudo reaccionar en el momento en que la chica clavó un trozo de vidrio en su hombro derecho, causandole un dolor insoportable y haciendolo caer al suelo.

ㅡ Nadie puede quitarme mi libertad dos veces. ㅡ Meng pasó por sobre encima de él despues de patearte las costillas. Jaehyun se arrepentía en el momento en que decidió no traer un arma consigo. Soltó una maldición en el momento en que intentó moverse y un dolor delirante y agudo empezó a recorrer su brazo.

Meng corrió como si su vida dependiera de ello. Bajando con rapidez los escalones, sin embargo no contaba con que su talón le haría perder el equilibrio hasta rodar por las escaleras y caer al suelo con su tobillo adolorido e hinchado.

Sintió un hierro frio y pesado tocar su sien. Haechan le apuntaba una pistola listo para disparar. Ella levantó sus manos dándose por vencida. Detrás de Haechan, venía Taeyong y un chico que jamás había visto.

ㅡ Vale. ㅡ Intentó hablar pero entonces el chico que no conocía le dio una patada en las costillas.

ㅡ Dame una buena razón por la que no debamos matarte. ㅡ Haechan, quien antes parecía ser un chico completamente inocente ahora hablaba con rudeza y odio. Los ojos de Huiyin se encontraron con los de Taeyong quien al verla se encogió de hombros.

ㅡ Sé donde está el dinero, ni siquiera Taeyong sabe.

Taeyong asintió con su cabeza, mirando a Haechan y después al otro chico. ㅡ Dejenla tranquila. ㅡ Indicó, alejando el arma que tenía Haechan sobre su cabeza.

ㅡ Es mejor que la matemos nosotros, antes que la mate Jaehyun. ¿No te parece? ㅡ El chico desconocido ante los ojos de Huiyin habló mientras permanecía cruzado de brazos. Huiyin seguía tirada en el suelo, incapaz de moverse y con la mirada atenta de los tres chicos.

Taeyong volvió a negar con la cabeza. ㅡ Callate, Mark. Jaehyun no la va a matar. Eso sí, ¿Estás dispuesta a decir dónde está el dinero? ㅡ Levantó una de sus cejas.

ㅡ Tú me diste esa maldita caja y ahora actúas como si yo tuviera la culpa. ㅡ Con su otro pie, el que no estaba lastimado, lanzó una patada al tobillo de Taeyong. Él se retorció en el suelo por el dolor y un gesto de rabia se abismo en su rostro.

ㅡ Matenla, por favor.

Haechan volvió a levantar su arma quitándole el seguro, pero entonces Huiyin se aferró a su pie con sus dos manos.

ㅡ Les diré donde está el dinero, se los juro. Después pueden hacer conmigo lo que quieran.

Mark miró a Haechan, después miró a Taeyong tirado en el suelo sobando su tobillo. Sentía un poco de lástima, Meng había sido envuelta en todo ese lío por Taeyong. Ahora ella tenía que lidiar con una banda de criminales para que les devolviera el dinero que, inconscientemente Taeyong puso en sus manos. Meng Huiyin solo intentaba defenderse.

ㅡ Venga. Ya. ㅡ Se entrometió en el momento en que Haechan la tomó por el brazo hasta arrastrarla por el suelo. ㅡ Llevala a un lugar seguro donde no se pueda escapar. No le hagas daño. 

ㅡ ¿Desde cuándo te preocupas por alguien, amigo? ㅡ Habló Taeyong poniéndose de pie con una mueca en su rostro. ㅡ Le diste una patada hace unos momentos.

Mark le regaló una mirada fugaz antes de ver a Haechan tratando de levantar a Huiyin del suelo, inmediatamente ella se soltó de su agarre.

ㅡ Yo puedo levantarme, idiota. No me toques.

Mark se acercó hasta Taeyong para hablar cerca de su oído, evitando que Haechan ni Huiyin escucharan. ㅡ ¿Porqué decidiste meterla en todo esto? Si sabes que ella no se podrá librar de nosotros, Jaehyun la obligará a unirse a la banda, arruinando el resto de su vida.

Taeyong se volvió hacia Mark, mirándolo con compasión. ㅡ Matamos a su hermano, Mark. Si ella descubría quienes éramos, nos llevaría a la policía de una vez. El hecho de que ella ahora esté revuelta con nosotros, la hace parte de nosotros. Eso la obliga a morir callada. ㅡ Le guiñó un ojo. ㅡ Ninguno quiere ir a prisión.

Mark asintió con su cabeza, percatandose de lo astuto que podía ser Taeyong algunas veces.

.

the blue scorpion ── jaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora