8. «I'd be the man»

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Durante años la mujer fue echa menos por el simple echo de ser mujer.

Luego se pensó que ya se había acabado y teniamos el mismo derecho que un hombre.

En algunos aspectos sí, pero en otros no.

Lo admito, me molesta que después de décadas, el ser humano siga con la manía de que el hombre debe ser mejor que la mujer.

Pero es que parece no aprender de que las mujeres también podemos ser tan buenas como los hombres o incluso mejores.

Me siento en la silla junto a Jael en el círculo de tutoría y él me da un codazo.

–Yo no fui– dice cuando lo miro.

–¿A no?¿Entonces quién?–

–No sé, pero yo no–

Pongo los ojos en blanco y él coge mi mano.

«Le gustas»

¿Qué? no, SOLO SOMOS AMIGOS.

«¿Entonces por qué te ha cogido la mano?»

Lo miro, su pelo rizado...sus ojos avellana...sus pequeños lunares por el rostro y el cuello...y su linda y perfecta sonrisa.

Me acaricia la mano y la cubre con la suya.

–Bueno chicos, hoy vamos a hablar sobre temas que tengan que ver con el día de la mujer– empieza nuestra tutora.

–Vaya tontería– dice uno y yo me giro para verlo.

–Claro, lo será hasta que pase algo y te afecte, entonces no lo será– digo y Jael me aprieta la mano.

–Cheryl, por favor...no vamos a discutir, sino hablar, ya que éste día existe por todo lo que sufrió la mujer anteriormente y lo que algunas aún sufren–

–Pues que se defiendan, como si no pudieran–

–Lexi cállate– digo esta vez más fuerte.

–¿Por qué? Cállate tú–

–Yo no estoy soltando comentarios estúpidos–

–Estúpida tú–

–Estúpida tu madre–

–¡Cheryl!– grita la tutora.

Jael me aprieta la mano de nuevo y yo lo miro, está oprimiendo una sonrisa y mira hacia otro lado como si nada.

–Bien...empezad cuando queráis–

Nadie levanta la mano, bueno, excepto Jael.

–Cuando...– me mira y yo también lo miro –bueno...el otro día, hablando con mi abuela, comentó el tema y dijo algo que...que no le encontré sentido, es que, antes, las mujeres no podían salir de casa, ir a ayuntamientos o lugares así sin hombres, esposos, hermanos o padres–

–Pues sí era así, normalmente antes, ir sin hombre era como una prueba de vulnerabilidad para las personas, por lo que a las mujeres les podía suceder cualquier cosa–

Jael asiente y me aprieta la mano.

Entonces levanto la mía.

–Álvaro...–

¿Qué? miro al chico confundida y bajo la mano.

–¿Por qué tenemos que hacer esto? Desperdiciar una clase para dedicarsela al día de la mujer, pues al fin y al cabo no son a las únicas que les pasan cosas, por ejemplo a nosotros también nos pueden pasar cosas, como robarnos si vamos solos–

–Ojalá a nosotras sólo nos pasará eso– comento y Álvaro me mira –, si no te has dado cuenta, el mundo en el que vivimos, mientras a tí sólo te roban, a nosotras nos violan si vamos solas, nos secuestran si vamos solas y ¿para qué? para al final terminar muertas en algún sitio del mundo mientras tú estás tan tranquilo en tu casa diciendo que te han robado–

–Eso también puede pasar con nosotros, que seamos chicos no significa que seamos intocables–

–No, si no digo que por ser chico no te pase nada, sino que por ser chica a mi me pasa más que a ti–

–Eso es mentira– se levanta de un salto.

–¿Ah si? Porque que yo sepa tú estás en la calle hasta las tantas, llegas a tu casa cuando te da la gana y sales cuando te da la gana, a la hora que te la gana, mientras que otras chicas como yo tenemos que avisar a nuestros padres cuando salimos, cuándo llegamos y a qué hora volvemos, ¿Por qué? porque tienen miedo que nos pase algo y un día que salgamos no volvamos– digo levantándome yo también.

–Eso es una tontería, como si os fuera a pasar algo, bah, solo drama–

Sin pensarlo dos veces mi mano cruzó su cara en una bofetada.

–Por idiotas como tú es que el mundo se va a la mierda–

–¡Cheryl!– grita la maestra.

–Idiota tu- –

Álvaro se acerca con la intención de devolverme el golpe pero antes de que lo haga Jael se interpone entre los dos.

–La distancia– dice y Álvaro retrocede.

***

La clase terminó y yo agarro mi mochila ya para irme a casa cuando Jael llega hasta mi.

–¿Vienen a recogerte?–

–¿Eh?–

–Que si vienen a por ti– niego –. Te parece si...vamos juntos, vivo por tu zona y casi siempre te veo ir a tu casa– sonríe y de repente se le borra la sonrisa –, no en mal plan, quiero decir, no soy un acosador–

–Vale...sí, dale, vamos...juntos– d

–Bien–

Fuera del instituto nos quedamos en silencio, hasta que lo rompió él.

–Creo que tenías razón– lo miro y él sigue caminando, mirando al frente –, Álvaro no puede igualar lo que le pasan a los chicos con lo que le pasa a las chicas ya que bueno...vosotras habéis pasado cosas muy malas y habéis seguido luchando...por eso tenéis un día, por no rendirlos y también para conmemorar a todas las chicas que han muerto luchando o al menos así lo veo yo–

–Si...de echo hay una canción de Taylor Swift que tiene que ver con el tema, por si...no sé, la quieres escuchar–

La menos swiftie.

–Dime el nombre cuando llegues a tu casa y la escucharé– asiento y volvemos  a quedar en silencio–. Lo mejor de la clase de hoy ha sido la bofetada– dice burlón.

–Alguien tenía que dársela–

–Razón no te falta–

A lo mejor Victor y esa vocesita de mi cabeza tenían razón, quizás sí le gusto.

«ES QUE SÍ TENEMOS RAZÓN, ¿quién en su sano juicio escucha una canción te Taylor Swift por recomendación? Tienes que cuidarlo, Cheryl, de esos no se consiguen a menudo.»

Lo miro...quizás él también me gusta...solo que para no admitirlo, digo que...solo es un amigo...

–¿Mañana puedo pasar a por ti y vamos juntos al insti?–

–Si, si, claro–

Nos despedimos en el cruce de calle y él sigue recto mientras yo giro a la izquierda.

La mierda de ser adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora