Estamos en Chicago, en el 2693. El país está dominado bajo la tiranía del gobierno. Cada año, dos adolescentes desaparecen, sin dejar rastro. No sabemos dónde los llevan. Algunos dicen que los raptan, pero yo no creo eso. Antes de desaparecer, hacen una prueba a todos los chicos y chicas de dieciséis años. Este año hago los dieciséis.
Me llamo Taylor y vivo en Belmont Square, un barrio de Chicago. Me he de despertar pronto porque hoy he de hacerme las pruebas. Salgo de la cama y voy directa al armario. Cojo una camiseta roja y unos pantalones vaqueros desgastados. Bajo las escaleras que me llevan al piso de abajo y salgo por la puerta de atrás sin hacer ruido para no despertar a mis padres. Cuando salgo a la calle voy caminando y al mismo tiempo voy observando las casas del barrio. Las calles están casi vacías. Vivo en uno de los pocos barrios de Chicago que se pueden llegar a parecer a un sitio bonito. Para llegar al pabellón he de cruzar un bonito parque con un lago en el centro. Todo parece idílico y bonito hasta que veo el gran edificio de cemento que se alza entre las copas de los árboles. Estoy muy nerviosa, pero lo intento disimular. Cuando llego el pabellón, una mujer me pide que le enseñe el DNI. Entonces, me pincha sin previo aviso, guarda la sangre en un frasco y me deja pasar al recinto. Es un sitio grande. Hay varias zonas, según tu apellido. Voy buscando la zona donde haré la prueba pero cuando llego veo a Christina.
-Eh, Taylor! A ti también te toca hacer las pruebas? - Me pregunta Christina
Christina es una chica pelirroja bajita con la que no he tratado mucho porque va a la otra clase. Asiento. No tengo ganas de hablar. Voy directamente a la larga cola para hacer la prueba. Todos me verán. No sé si es vergüenza o miedo. Hay gente de todo tipo, desde punks hasta gente de clase alta. Espero media hora hasta que me toca.
-Taylor Woodley! - Grita la mujer encargada de conducirnos hasta la camilla.
Entonces me tumbo en la camilla y espero a que me inyecten el suero.
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Specials
Bilim KurguCada año ,dos adolescentes desaparecen sin dejar rastro. Este año puede ser el de Taylor. Ella cree que es una chica normal de 16 años pero no es así.