El Baile: Parte 2

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Sábado 6:30 PM (Un día antes del baile)

Ya los pocos rayos del sol que quedaban empezaban a esparcirse desapareciendo lentamente por el horizonte, dejando al cielo como si hubiera sido manchado por acuarela.

En un cementerio, sumergido entre malezas y enredaderas, un muchacho reposaba debajo de un frondoso árbol.

Este, observaba atentamente una lápida, donde unas hermosas rosas color azul rey adornaban el pavimento y el nombre Yagari Toga estaba inscrito en esta.

Cerró por unos instantes sus ojos y se recostó al tronco del árbol, sumergiéndose en sus pensamientos por un largo instante.

"Tendrás un pequeño hermano Haru, podrás jugar con él y cuidarle"

Pensó algo melancólico en aquellas palabras que le había repetido su madre cuando le hablo de su embarazo, cuando no sabía que serían dos y no uno.

- nee Yagari-san- llamo a la nada-. Conocí a mi hermano menor, no hablo de Sora o Hikari obviamente, hablo de Rin, Kuran Rin, es mi hermano menor, aunque odie a Kaname Kuran el sigue siendo mi hermano.

Susurro y escucho como la brisa hacia crujir las ramas de una manera sutil y amena como si este le respondiera alguna cosa.

-Ah...-suspiro y se enderezo-. Bien, hasta luego Yagari-san.

Susurro al viento y se levantó sacudiendo sus ropas.

Y echando un último vistazo a la tumba de su querido tío, rompió la delgada barrera que impedía ver el pronunciado portal hacia el mundo de los no vivos, un pequeño truco que le había enseñado Alexandro.

Atravesó aquella puerta con un marco de mármol negro y rápidamente se encontró en medio de una multitud de seres que caminaban por las calles de una especie de mercado.

Estaba en la pequeña ciudad situada al borde del río de Estigia, río que dividía la zona dominada por los rebeldes, de los dominios del reino.

Apenas piso el lugar, oculto su poco notable pero poderosa presencia para que los peatones no notaran su existencia.

Camino entre las masas de demonios de bajo nivel y varias almas, y llego a una muralla que separaba (además del rio) la ciudad del desierto de los rebeldes, denominado por muchos, la zona roja.

- Hey-llamo un guardia demoníaco al verle-. No se puede estar por esta zona.

Dijo algo exasperado sin reconocer aun su cara.

El castaño le mostró una sonrisa ladeada, y con un movimiento tan rápido casi invisible, noqueo al ser y camino hasta la muralla.

Una vez frente a esta, roso con la yema de sus dedos la piedra, y de la nada una especie de túnel se abrió, mostrando un agujero, el cual conectaba al paisaje nocturno desértico de la zona roja.

Camino a través del agujero y este se cerró una vez paso.

Luego de recorrer unos cuantos metros, diviso una figura que se movía hacia el al otro lado del rio.

Ahí estaba la persona que había ido a ver.

- demoraste-dijo aquel ser revelando su delicado rostro de la espesa capucha negra con plumas plateadas que le cubría-. Ya me iba.

El castaño embozo una sonrisa de lado y acaricio los cabellos azabaches con rasgos plateados.

- tú me esperarlas hasta el fin del mundo- dijo bajando su mano hasta su mejilla-, Jared.

- cállate-musito mientras sus mejillas se sonrojaban un poco-. Andando, tienes que volver.

- no creo que esta noche pueda volver- dijo con picardía el bicolor y tomando del mentor al chico más bajo, deposito un corto beso en sus labios, pasa seguir su camino, dejando las mejillas de este con un ardiente rojo, que hacia resaltar el color azul hielo de sus ojos.

Amor Reencarnado (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora