Mellizos, otra vez.

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Nadie dijo nada. Yo no hice nada.
En galería esta el lindo Saya-chan <3
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Los rayos del sol se filtraban por las cortinas de la habitación donde dos cuerpos descansaban plácidamente, buscando el calor del otro.
Sora, uno de ellos, abrió lentamente sus ojos, observando la situación en la que se encontraba, y sonrió para sí.
La noche anterior había sido...ahhh...¿como describirla con sólo palabras? Épica.
Miro de reojo a su acompañante el cual dormía profundamente abrazando su cintura.
Se voltio cuidadosamente y acarició sus cabellos chocolate.
- Rin-susurro suavemente-. Me gustas.
Dijo, en un sutil susurro que estremeció al vampiro, el cual lo apretó a su cuerpo y abrió sus orbes, aún algo somnoliento.
- tú también me encantas- respondió este buscando sus labios para fundirse en un casto beso.
Po'v Sora.
Los besos de Rin eran cálidos y dulzones. Nada lujurioso, era como si intentará transmitir algo con ellos.
La mejor manera de despertar.
Cuando subí aquella tarde a la oficina de Cross, luego de sentir unas presencias que se me hacían familiares con algo aterrador, y encontrármelo a él junto a sus padres, sentí como si algo me hubiese llenado.
No podía parar de observale, me regañaba mentalmente por ello, incluso coloqué mi peor cara y maldecí el hecho de que estudiaría con nosotros.
Era cierto que me preocupaban los estudiantes diurnos, pero de alguna manera me preocupaba también mis alocadas hormonas que hacían subir sangre a mis pómulos cada vez que su mirada me encontraba.
Siempre fui el menor. El híbrido con mas células humanas de cazadores que demoniacas y vampiricas. Todo lo contrarió a Hikari.
Siempre fui el amargado y recto Sora. Y cuando ví como Rin la elogiaba me moleste y si, lo amenacé, si se acercaba a Hikari lo mataría. No quería al bicho ese cerca de mi hermanita o...
¿acaso solo estaba siendo tan egoísta como para decidir que si él no me elogiaba a mi, tampoco elogiaría a mi hermana?
Además, su presencia me era familiarmente aterradora.
¿por que cojines me atraía tanto?
Y si, cojines.-me pregunte mentalmente haciendo un recuento de todo lo que había pasado desdé el día en que conocí a Rin. Mayor enredo.
Ni yo mismo me entendía.
Tan confundido estaba, y cargado de cierto resentimiento por su apellido, que incluso lo invité al baile por culpa de cierta apuesta con Haru-nii y Hikari.
Pero ahora ya había entendido la situación.
Me había prendado a Rin, me había enamorado de el, a primera vista.
Justamente de él.
Solamente pensar que esto que estaba pasando era quizá un simple juego para él me hacia sentir una opresión en el pecho. El solo repetía que le gustaba. Nada más, y yo no me atrevía a decirle que lo quería...porque tenia miedo, le temia al amor.
Porque el amor te hace vulnerable, y yo no queria ser vulnerable como lo fue mi padre en su peor momento, no quería ser vulnerable porque me haría débil, no quería seguir siendo un débil parásito que absorbió parte del poder de Hikari para vivir.
Profundice aun más el beso.
Quería olvidarme de mis complejos pensamientos un rato ahogándome en el calor que emanaba del cuerpo de Rin.
Otra vez, como anoche.
Permanecimos abrazados un rato mas, hasta que alguien quiso tumbar la puerta llamando.
- ¡hey, par de conejo!-Maldita Hikari-. ¡dejad de follar y alistense de una vez!
Enseguida me solté de Rin y me levante de golpe.
Mala idea Sora- Me reprocho mi conciencia -. Maldito Rin y maldita su cosa de allá abajo.
Pensé para luego pegar la cara al suelo. Las caderas me solían como el infierno mierda.
- ¿Sora?-escuche a Rin incorporase -. ¿te caistes? ¿estas bien?
- No, solo quería saludar el suelo-respondí y me intente parar de nuevo.
¿Cuando dejarás de ser terco?- me volvió a reprochar esa vocesilla molesta, y pegue de nuevo la cara al puñetero suelo.
- Enviale saludos de mi parte-respondio el señorito allá arriba y se paro en perfecto estado-. ¿donde quedó mi dulce Sora? ¿eh?
Dijo divertido a lo que rodé los ojos.
- Lo partistes ayer en dos-respondi y él me levantó del suelo y me sentó en la cama.
- Pero debe admitir que le encantó-respondió y me beso.
- Idiota-formule-. ¿como quieres que camine ahora?
- Uhm...supongo que tendré que cargarte-respondio con simpleza y me cargo hacia la ducha.
- h-hey ¿que haces?-pregunté y me empecé a sonrojar.
Maldita piel pálida.
- te ayudo a trasladarte -respondio con simpleza y se metió al baño.
Me sentó en el lavabo, y abrió la llave de la bañera.
- Gracias -murmuré-. Yo me puedo bañar solo.
- Eso ya lo veremos-dijo y me metió al agua tibia.
Me sonroje. Si, mas.
- ¡La bañera es muy pequeña!-exclamé y el me miró perplejo.
- Lo sé-respondió-, ¿que? ¿acaso querías que nos bañaramos juntos?
Y seguí enrojeciendo.
- ¡N-no!-grite y los salpique de agua-. ¡S-solo sal de acá!
- Ahí está mi dulce Sora- canturreo con una sonrisa y se puso una toalla en la cintura-. Usaré el baño que esta en el pasillo.
- Como quieras-murmure y me hundí en la cálida agua.
Me dolía la cadera, pero eso se pasaría, mientras me debería preguntar que había hecho.
¿Que mierda hice anoche?
Listo, ahora pensar en su situación actual.
Desvirgado.
Ok, eso no. Pensar en quien era Rin y quien era yo.
El príncipe de los vampiros, y el hijo del príncipe de los demonios.
Nuestra relación era imposible sin contar la mala vibra que se hacia cuando se hablaba del actual linaje Kuran en casa.
¡Oh! Y claro, faltaba sumar el arroz con mango que se formaría ahora con la asociación, el consejo y toda esa farsa con el descubrimiento de Haruka...o mas bien, el descubrimiento que hizo Kaname.
Ughr.
Empezaba a creer que Cupido era un suicida que buscaba que lo mataran. Que yo lo matará.
De todas las personas, tenía que enamorarme de Rin.
Y claro, sin contar el hecho de que quizá Rin no quisiera una relación conmigo.
Ahí si lo guindaba.
¡Ahhh menudo enredo!- me estaba fundiendo el cerebro con tanto cosa.
- ¡A la mierda todo! ¡yo quiero a Rin y que se joda el que no le parezca!-vocifere a todo pulmón y me levante de la bañera.
Si, lo queria.
Enrojecí ante el pensamiento pero no vacilé y salí del baño en toalla para encontrarme con el culpable del dolor de caderas, ya vestido con su uniforme diurno perfectamente colocado.
- Eh...-musite y busqué mi uniforme-. ¿Desde cuando estas ahí?
- A ver, dejarme pensarlo-dijo y coloco sus manos en sus caderas-, desde que mandaste a todos a la mierda y declarantes tus sentimientos.
Dijo con una sonrisa y mis piernas vacilaron, ahora si.
¿donde esta tu puñetera confianza, Sora?- me pregunté.
Mire a los ojos a Rin mientras mis pómulos se enrojecían.
¡¿por que rayos mi apariencia era la de un tierno chico avergonzado cuando estaba mas qué molesto por esa sonrisa divertida en sus labios?!
- ¡S-sal de mi habitación!-exclame y lo empuje hacía fuera.
- ¿Eh?-alargó-. ¿Por que? Quiero hablar de algo importante, Sora.
- ¡Pues lo harás después! ¡Fuera!
Lo empuje hasta que quedó afuera y cerré la puerta recostándome en esta. No te sonrojes Sora, no te sonrojes, no lo hagas. Y me sonroje.
Suspire resignado y dirigí mi mirada a mi uniforme guinda en el closet.
Ahora debía enfriar la cabeza y concentrarme en las clases, debía sacar mis notas adelante sino quería problemas.
Pfff ¿a quien engaño? Ya tenia problemas hasta los cojines, y si, cojines.
Fin Po'v Sora.

Amor Reencarnado (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora