Candy

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A ella le gusta vacilar, todos los weekenes' irse janguear

Ella es loquita pero es dulce como candy

Sus pai' la quieren ver casa', que ya termine la escuela

Pero ella cambia más de novio que de panty

—Ya estás pedo, mi amor— Dijo un medio borracho Guillermo Ochoa a un muy alcoholizado Lionel Messi que comenzaba a moverse descuidadamente al ritmo de la música del antro.

No es que Messi no bailara, es que era tímido y normalmente solo se movía un poco, bailando como el señor que era; mientras que era el mexicano el que se sacaba los prohibidos bailando de todo un poco y, la mayoría de las veces, haciendo el ridículo en el proceso. Menos cuando bailaba cumbia, ahí sí que sacaba buenos pasos.

Sin embargo ahora estaban en un antro con los demás miembros de la selección tanto mexicana como argentina celebrando el compromiso de ambos jugadores, y lo único que había sonado las horas que llevaban celebrando era una mezcla de música electrónica y reggaetón. Al principio era música que quedaba mejor para bailar en grupo, solo moviéndose a lo wey, pero ahora estaban poniendo perreito del bueno, del que era para terminar en fines reproductivos.

Quien sabe si era por el alcohol o porque en general alfa y omega eran bien jariosos, pero a Lionel se le había alborotado la hormona y apenas comenzó a sonar Salió el sol y se puso a bailar de la forma más sexy en la que Memo había visto bailar a alguien: moviendo sus caderas a un ritmo cadencioso que lo hizo sentirse hipnotizado, mientras, las manos del omega viajaban sobre su propio cuerpo, recreando la forma en que le gustaba ser tocado cuando ambos compartían la cama.

—No mames— Dijo el guardameta, recargándose en la silla en la que estaba sentado, tomando un trago del tequila que había estado bebiendo a sorbos desde hace un rato.

Por un momento se olvidó de que estaban en público, de que a pesar de que el evento era privado y habían cerrado el lugar para que solo los miembros de las dos selecciones y sus invitados personales estuvieran presentes, aún todos ellos podían ver a Messi bailar así. Simplemente disfrutó de su omega siendo lo más erótico del mundo. Aunque claro, cuando despegó la vista de él y notó a los demás viéndolos ya no estuvo tan feliz.

—¿Qué chingados ven? —Preguntó Memo.

—Nememes, que bien come Ochoa— Susurró Hirving Lozano a un muy pasmado Julián Alvares.

—Mis ojos, che.

—Vamos a bailar— Dijo Messi, ajeno a lo que pasaba a su alrededor, apenas la canción cambió a Candy.

Memo fue arrastrado a la pista, donde todo mundo andaba pedo y bailando. Algunos desconociéndose y bailando entre ellos, otros con sus parejas que habían igualmente sido invitadas a la fiesta. Hubo un momento medio incómodo, porque el Chicharito, único colado que no estaba en ninguna selección, había llevado al CR7, porque se traían ondas, sin saber que de hecho era ex de Messi. Pero bueno, eran adultos y podían tratarse con cordialidad.

Le gusta a lo kinky, nasty y aunque sea fancy

Se pone cranky si lo hago romantic

Le gusta el sexo en exceso

Y en el proceso me pide un beso

Lo importante ahorita era que Lio ahora si estaba perreándole con todo a su prometido. Estaban frente a frente, los brazos del argentino rodeaban el cuello del mexicano mientras movía sus caderas al ritmo de la canción, rozando sus cuerpos de manera descarada, buscando provocar más que simplemente bailar y divertirse.

Amor en la cancha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora