Au mafia 1/?

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—¿Cuánto cuestan? — Preguntó Leo mirando las gafas que acababa de tomar su amigo.

Pablo revisó y con un suspiro de frustración las dejó donde estaban.

—Lo que gano en un mes.

—Vamos, podes encontrar algo bonito en la sección de descuentos.

Ambos se dirigieron a la sección mencionada, que se encontraba en el frente de la tienda, frente a un enorme ventanal que daba al resto de la plaza comercial.

Gavi y Leo eran amigos desde que tenían uso de razón, ahora que ambos estaban en la universidad y habían cumplido los 20 años compartían un minúsculo apartamento y el trabajo como meceros en un restaurante, lo que les permitía ayudar en su familia a cubrir algunos de sus gastos y darse algunos lujos de vez en cuando. Sin embargo ambos omegas se permitían soñar con una vida en la que no tuvieran que recurrir a las rebajas para poder costearse algo de ropa o las pilas de libros que se acumulaban en la habitación de Messi.

—Necesito un sugar daddy— Dijo Gavi mientras pagaba las tres camisas que había elegido y que ya estaban dañando peligrosamente su economía.

—Necesitamos un mejor trabajo—Corrigió Leonel dejando sobre el mostrador la camiseta que pensaba comprar él.

Ambos amigos salieron de la tienda contando su dinero. No alcanzaba para comer fuera, pero al menos podrían comprar un helado y caminar por la plaza comercial mirando escaparates y soñando con poder comprar lo que se exhibía sin poner en terrible riesgo su economía.

Terminaron sentados en una banca cerca de la zona de restaurantes y los cines, hablando sobre la universidad y cualquier cosa, Leo estudiaba pedagogía, Gavi actuación, por lo que ambos estaban completamente resignados a que en ningún momento de su vida verdaderamente tendrían dinero suficiente.

—Disculpa— Dijo una voz profunda y desconocida.

Ambos chicos interrumpieron su charla para girarse a ver al hombre.

Leo pudo sentir como su boca se abría un poco al mirar al tipo: alto, cabello castaño y extremadamente rizado, facciones bonitas y masculinas. Sin embargo no parecía estarse dirigiendo a él.

—Mi jefe quiere saber si quisieras ir y comer con él.

Esta vez quedó claro que a quien se dirigía era a Pablo, quien al instante buscó la mirada de Lionel para poder decidir qué responder.

—¿Quién es tu jefe? —Preguntó finalmente Messi.

—Es el hombre de traje junto a la ventana de aquel restaurante.

Pablo siguió la dirección de la vista del rizado y se encontró con que ese era su día de suerte, pues el hombre, pese a lucir mucho mayor que él era condenadamente atractivo, por lo que sin medir palabra con su amigo ya estaba poniéndose de pie.

—No podemos hacer esperar a tu jefe— Dijo con su mejor sonrisa —Vamos Leo.

Pablo caminó al frente de ellos, sin saber que carajo estaba haciendo, pero genuinamente emocionado de que por fin algo interesante estaba pasando en su vida. Lionel, por su parte, solo podía mirar sus pies mientras sentía la fuerte presencia del hombre a su lado, para su sorpresa, cuando finalmente se animó a levantar la mirada, le estaba sonriendo.

Apenas notar que ambos chicos entraban al restaurante, el hombre que los había estado observando se puso de pie. Gavi caminó emocionado hasta él, extendiendo su mano para saludarlo, aunque nunca esperó que el desconocido en vez de estrecharla sin más la tomara para dejar un beso en su dorso.

—¿Cuál es tu nombre, cariño?

—Pablo— Respondió este con un hilo de voz —Pero todos me llaman Gavi.

Amor en la cancha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora