La cita: En tu perra vida 2/?

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Digamos
Que te creo
Que te arrepientes
Pero es diferente
A que te perdone
Seré buena gente pero no tu pendejo
Yo no me dejo

Nomas salir del hotel Memo se fue a emborrachar. No es que no supiera gestionar sus problemas, es que no mames, se acababa de enterar que su esposo con el que llevaba cinco años de matrimonio más otros cuatro de relación le había estado poniendo el cuerno por casi un año con un cabrón alzado que a demás se traía ondas con uno de sus carnales, y pues ni modo, le tuvo que ir a decir a Javier que el pendejo de Ronaldo le andaba haciendo de chivo los tamales con el culero de Lionel.

Obviamente el resto de sus amigos no los iban a dejar a los dos morir solos, así que la bolita de amigos que siempre se veían para jugar fut y pa pistear después de los partidos.

—No mames, mis papás se separaron—Dijo Diego, que con 22 años era el más joven del grupo y veía a Guillermo y su exesposo como sus padres.

—Deja tu eso, Lionel salió culero— Dijo Kevin, segundo más joven y que también veía a ambos como figuras paternas —Eso y que ya no vamos a ver a Julián, porque es hijo de Messi.

—Ustedes pueden seguir viendo a Lionel, se que le tienen aprecio— Dijo un medio pedo Ochoa, que se estaba curando las penas con tequila.

—Lo bueno es que al culero de Cristiano ni lo hacían en el mundo— Dijo Javier, que ya iba como por su décima chela.

—Yo sí lo ubico, y le voy a partir su madre cuando lo vea por como te trató— Dijo esta vez Andrés, que ya era de los grandes del grupo y a demás los cuidaba a todos.

—Yo digo que ya mejor no hablen de eso, mejor vamos a divertirnos y seguir pisteando— Agregó por último Hirving, que con sus poderosísimos 27 años a veces era la voz de la razón, otras la personificación de ser pendejo.

Trataron de hacerle caso, de echar desmadre, de distraer a los dos que andaban con el corazón roto, pero es que Memo nada más seguía piense y piense en Lionel; en como lo había visto antes de levantarse de la cama y empezar a vestirse, en el último te amo que le dijo y en como le suplicó que se quedara.

—Lo voy a perdonar— Dijo de la nada poniéndose de pie para buscar sus cosas e irse con el amor de su vida.

—Nel wey no, no mames.

—Tas pendejo carnal.

—Te va a seguir viendo la cara de pendejo.

—Ya te la hizo una, te la va a hacer más.

Las voces de todos sus amigos se entremezclaron con la música de banda que inundaba el lugar en el que se habían ido a beber.

—Pero es que lo amo, no mamen. Seguro ya aprendió y no lo vuelve a hacer.

Fue el turno de Andrés de tomar la palabra, dispuesto a decirle a su amigo algo que le doliera con tal de que no hiciera una pendejada de la que se iba a venir arrepintiendo después.

—Perdón que te lo diga, carnal, pero Lionel no te quiere ni te respeta. Si hiciera alguna de las dos cosas hubiera tenido los huevos de hablar de frente y terminar antes de irse a meter con el novio de este wey —Dijo señalando a Javier, quien nomas asintió.

—¿Y qué se supone que haga? Lo pinches amo.

—Encabrónate— Dijo el Chicharito, porque eso era lo que estaba haciendo él para no sentirse de la verga. —Encabrónate de lo que te hizo y de que te viera la cara de pendejo.

Y yo sé que te van a dar ganas de
Besar mi boca una vez más
Pero por tu culpa
Sabes cuándo va a pasar

—Lo pinches amé— Dijo Memo como una hora después, más pedo de lo que no había estado en mucho tiempo. —Lo di todo por él y el culero me dejó por el primer pendejo que se le puso enfrente.

Habían dicho que se iban a divertir, pero la neta es que la peda terminó en peda triste, porque el pobre Memo incluso ya le andaba llorando al culero de su ex. Y es que él la neta era bien buena persona y siempre le había dado todo. Pero ya decían por ahí y decían bien: ni tanto que queme al santo, ni poco que no lo alumbre, y él había dado tanto por Lionel que el argentino se acabó creyendo que sin él, Memo no vivía y por eso acabó haciendo culeradas a sus espaldas.

—No wey, él no te dejó: tú lo dejaste a él, date ese mérito— Le dijo el Chucky de nuevo siendo la voz de la razón.

—Ya nada más no lo dejes volver— Dijeron Kevin y Diego, como los twins que casi eran.

—Nel, ni en pinches sueños lo dejo regresar, porque yo sin él voy a estar mejor. Mañana agarro mis cosas y me voy de la casa, o importa que...

Ya no acabó de decir qué no importaba, porque su teléfono empezó a sonar con un tono específico de llamada que sí que reconocía.

En tu perra vida
Vuelves a dormir conmigo
Yo en cualquier esquina
Me hallo una de tu tipo
Tú que encuentres otro igual
Eso sí va a estar canijo

Era Lionel, por supuesto que era él. Y a pesar de las quejas de todos, Ochoa se levantó y fue a responder la llamada de quien sabía su ex.

Lo que los otros no sabían es que si se estaba atreviendo a contestar es porque estaba seguro de que no lo iba a perdonar, así que hecho una furia como estaba, contestó su llamada.

—¿Qué quieres, Lionel?

—Perdoname, Guillermo. Haré lo que vos queras, pero por favor perdoname.

—No— Dijo negando, a pesar de que el contrario no lo podía ver —Ni perdono, y mucho menos olvido lo que hiciste.

—No estaba pensando cuando lo hice...

—En efecto. No lo pensaste, cabrón, y de paso me hiciste mierda —Se le salió una lágrima, porque al chile que le dolía, pero tampoco iba a ser el pendejo de su ex pareja — Pero ya wey, ya fue, en tu perra vida volvemos a estar juntos. Anda, vete con ese cabrón con el que te revolcabas y a mi déjame en paz.

Y sin darle libertad de réplica, cortó la llamada.

En tu perra vida
Me dirijas la palabra
Me caen en la punta las personas
Que son falsas
No te pongas a llorar
Déjate de payasadas
Tú ya me perdiste, lo mejor es que te vayas

Amor en la cancha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora