Sandy

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Harry despertó con algo de miedo, recargar una parte de su peso en un hombro desconocido era algo vergonzoso para él. Sintió un especie de alivio y culpa al notar que no se trataba de un desconocido, si no de Louis.

—Estaba a punto de despertarte, ricitos, casi llegamos a nuestra parada. — Harry talló sus ojos para despejarse e intentar eliminar cualquier tipo de cansancio de él reincorporandose para levantarse del asiento, al hacerlo demasiado rápido sufrió un leve mareo, Louis lo tomó por la cintura para que no cayera al notarlo, Harry cerró los ojos para eliminar el mareo. —¿Estás bien? — Tomlinson se preocupó por su compañero.

—Sí, fue sólo un mareo, debo tener la presión baja. — El menor se soltó de aquel agarre para ir por el pasillo para acercarse a la puerta, en menos de un minuto llegarían a su destino y luego debía caminar.

—¿No quieres que vayamos al hospital? Mi mamá te puede checar.

—No es para tanto, no es cómo que me vaya a salir un tumor y me vaya a morir. — Rió levemente quitándole importancia, Louis por otro lado no formó ni una pequeña mueca de gracia.

—No es tan gracioso.

—Debería darte igual lo que me pasa.

—Que hayamos terminado no significa que no me importes, Harry.

—¿Terminado? — La puerta de atrás donde se encontraban parados se abrió, habían llegado a su destino. —Si nosotros nunca comenzamos. — El menor bajó de aquel transporte comenzando a caminar rápido para estar lo más lejos posible del ojiazul, éste que vió cómo la puerta del transporte se cerraba en su cara mientras Styles se iba alejando. Louis daría un largo paseo por la ciudad pensando en lo que había hecho tiempo atrás.

El sol se había escondido en su totalidad, pasaban de las 9 de la noche cuando el mayor de los Tomlinson decidió volver a casa

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El sol se había escondido en su totalidad, pasaban de las 9 de la noche cuando el mayor de los Tomlinson decidió volver a casa. Arrastrando levemente sus pasos y con la mirada algo perdida por el alcohol ingerido buscó y sacó sus llaves de su bolsillo para abrir la puerta viendo en ellas aquel pequeño colgije de recina en forma de corazón que había, la recina protegía una nota de papel con el texto: “siempre te querré, lou. -H” también había un pequeño corazón dibujado junto aquella letra escrita en mayúscula. Abrió la puerta de la casa encontrandose con la mujer de 35 años que había contratado su madre para que cuidara a sus hermanos (y a él en secreto) hablando con aquel rizado al que le había dedicado mas de una canción romántica.

—Buenas noches, Louis. — Lo saludó la mayor de la casa, Harry giró su cabeza para verlo levemente.

—Hola. No quiero ser grosero, pero ¿qué haces aquí, Harry? — Intentó hablar lo más cuerdo posible.

—La señora Smith estaba preocupada por dónde estabas, fue a buscarme porque tu mamá le dijo que estabamos juntos en la obra. — Louis asintió comprendiendo aquello pero restandole importancia, dejó sus llaves sobre la mesa.

𝐆𝐫𝐞𝐚𝐬𝐞 | 𝐋. 𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora