8 de julio de 1893 Inglaterra.
Hora 4:40 p.m
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El cuarteto camino con largos pasos por las calles de barrios bajos. Sr. Catherlen quién no estaba acostumbrado se encontraba nervioso y mirando por su costado con mucha insistencia, creando confusión a los lugareños que se encontraban caminando o vendiendo su mercancía. Todos estaban empapados de sudor y de la leve lluvia que había aparecido rato después para irse de la misma manera. Sr. Catherlen mantuvo sus quejas con demasiada constancia.
Spencer que temblaba de frío al igual que los otros le decía que dejará de hacer eso, que solo hace llamar más la atención de lo necesario, pero él protestó en susurros casi aterrado y tembloroso por no saber cómo volver a casa. Al rato el cielo se volvía muy oscuro comprendiendo que ya casi era de noche y Sr. Catherlen parecía menos tranquilo. Liliana le comento que no debería estar tan preocupado.
—Lamentablemente no puedo. No sabe qué cosas nos pasarán si seguimos aquí hasta la noche. No se puede confiar en lugares así.
—Le recuerdo que vengo de lugares como estos, ¿Dónde quedó la discreción?
—Quedó en mi casa. Junto a mis sábanas de seda y mi té.—Soltó sonriendo sarcásticamente.—Sé que usted es diferente, pero viniendo de lugares así debe conocer desde la carne las cosas que pasan de noche.—Él no le respondió y ahí concluyó el tema. Sr. Catherlen y Pitter se mantenían al lado de Liliana en todo momento y Spencer detrás por si alguno de los que cruzaban intentan algo contra ella. Entonces Spencer chocó con un muchacho que andaba distraído.
—Mira por donde vas, ¿Te parece mejor idiota?
—¿Disculpa? Si usted andaba distraído.—Dijo dando la vuelta para ver a aquel muchacho que por sorpresa era uno de sus hermanos.—¿Jeralden?—Sorprendido, abrazando a su hermano pequeño.—¿Qué haces por estos lugares?—Dijo apartándose para tener privacidad
—Eso debería de preguntar yo. Mamá dijo que estabas trabajando para unas personas.—Spencer no supo cómo responderle.
—Es una larga historia.—Suspiró.—¿Cómo están todos en casa? ¿Les llega el dinero?
—Estamos muy bien. Mejor que antes y sí. Es suficiente.—Spencer sonrió y le abrazó dándole un beso en la cabeza.—Ve a casa. Ya pronto es de noche.
—¿No vienes? Tus amigos pueden venir y así no caminan por aquí a estas horas.
—No podemos. Tal vez otro día.—Le sonrió.—No le digas a nadie que me viste, ¿De acuerdo?—El muchacho asintió y se despidió de su hermano. Entonces regresó con el grupo que mostraba curiosidad del jovencito y su relación con él. Pero no dejo que preguntaran ya que reabrió la marcha.
—Rápido. Nos enfermaremos o algo peor.
—No me pongas más nervioso de lo que ya estoy.—Entonces con ese levanta nervios Sr. Catherlen caminaba como si se tratará más de una carrera de caballos. Spencer hacía chistes al verlo caminar de esa manera. Lo que logró calentar un poco al grupo al reírse del pobre y este por reclamarles.
Pero cuando uno de los zapatos de Pitter se atascó en un hoyo de lodo y no podían él y Spencer sacarlo, provocando que el pelirrojo a la vez cayera, Sr. Catherlen soltó una carcajada totalmente desconocida y bastante burlona dejándolos asombrados.
Este al darse cuenta se enderezo y tosió un poco para luego mirar al cielo ignorando el pie atascado.—Acabo de ver a un casi Lord reírse de la miseria de otro.—Dijo Spencer
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Secretos bajo el viejo Londres
Mystery / ThrillerDespués de 3 años dos mellizos Pitter y Liliana quieren resolver la misteriosa y repentina muerte de su tío Luis. Y más allá de todas las muertes y desapariciones de la familia Anderson, incluyendo la de sus padres. Mientras su deseo de saber más lo...