La alarma sonando como cada mañana hace que mi primer movimiento sea buscarlo a tientas con los ojos aún cerrados mientras mi mente dice que no lo estrelle contra la pared por haber interrumpido mi placentero sueño. Luego del ritual de los cinco minutos más, frotando los ojos fui acostumbrando mi cuerpo a la rutina diaria de vivir y convivir conmigo misma.
Convivir conmigo misma, que manera de definir mi día a día. Es una verdadera aventura y muchas veces hasta me sorprendo a mí misma tratando de entenderme y tenerme paciencia para no estrellar mi cabeza contra la pared.
Esta soy yo, mi nombre ¿En verdad importa?
-¡Alexa!-
Ok no, pero ya que mi vecina lo grita, esa soy yo.
Mi nombre es Alexa, tengo veintinueve años, vivo sola, soy maniática del orden y no me gusta que invadan mi espacio personal, si señor, terminantemente prohibido atravesar el espacio...
-¡Por qué no me contestas!- grita Miranda abrazando mi espalda.
Y allí murió mi espacio personal.
-Miranda... espacio personal... invasión...- digo molesta aunque ella lo tome a broma.
-Lo sé y me encanta ver cómo te molestas cada vez que te abrazo, ¡Anda a correr que se hace tarde! ¡El bus Alexa!- dice mientras comienza a dar trompicones con sus tacos aguja.
Esa es Miranda, mi... ¿amiga? A decir verdad nunca tuve muchas amigas, el hecho de que mi madre haya sido una nómada empedernida ayudó un poco a que fuera así, creo que es una amiga, una buena amiga.
-Lo sé, lo sé, ya voy...- digo terminando de echar llave a mi apartamento.
Y ahí vamos, ¿Les mencioné que trabajamos en el mismo lugar? Pues sí, soy rara y contradictoria. No me gusta que invadan mi espacio personal pero soy buena solucionando problemas ajenos y ayudando a los demás, lo que explica como Miranda terminó trabajando en la misma oficina que yo.
-¿Qué piensas?- Pregunta cambiando el peso de un pie a otro.
-En la vida...- Contesto mirando mi reloj.
-¿La vida?- Repite con una sonrisa bailando en sus labios.
-Sí...- Musito nuevamente pensando que el autobús está tardando más de lo normal.
-Y ¿Qué harás?- pregunta curiosa enarcando una ceja.
-No lo sé, estoy entre vivirla o sufrirla ¿Qué opinas tú Miranda?- dije imitando su gesto.
-¿Yo? que es muy temprano y prefiero escuchar música a oírte filosofar, mejor escribe un libro y cuando lo termines me avisas- Guiñó su ojo divertida colocando sus auriculares.
Miranda y su pop, no existía sin él, pues bien fue así como inicié la aventura de descubrir por mí misma que hacer con mi vida ¿Vivirla o sufrirla?
¿Qué harás tú?
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Aprendiendo a vivir
General FictionCada uno de nosotros reacciona de distinta manera a los estímulos que nos brinda el mundo. Cada persona tiene emociones diferentes, lo que puede ser el fin del mundo para uno puede ser el inicio de algo mejor para otro. Eso es lo que está aprendien...