-Hola mamá yo también te extrañé ¿cómo estás?- traté de seguir el consejo de Miranda.
-Hola, bien ¿tú? ¿Todo en orden allá?- contestó como si de un robot se tratara.
Pude sentir como su voz se relajaba poco a poco, su vida había sido difícil, para ella la palabra cariño o amor eran como un tabú, se había enamorado sólo una vez en su vida y de la persona incorrecta, mi padre.
-Aquí en el trabajo en el horario de almuerzo y tú, ¿ya almorzaste? ¿Qué tal tu día?- Quise saber realmente interesada.
-Sola, como siempre, de tu hermano hace tiempo no sé nada, tú al menos llamas una vez a la semana, él nada- su voz preocupada me puso en alerta.
-Debe estar bien mamá, si necesitaba algo ya hubiera llamado, a ti o a mí, siempre lo hace- intenté tranquilizarla.
-Igual y no dejo de preocuparme, por ambos, por ti también, no seas celosa- ya podía verla sonriendo.
-¡Cómo me conoces!- sonreí sintiéndome feliz.
-Soy tu madre, si yo no te conozco ¿quién lo hará?-
Una risa salió de mis labios y supe que esa verdad no podría ser objetada con nada, nadie mejor que ella me conocería y a la vez, su percepción de mí era tan equivocada.
-¿Ya has conocido alguien allí?-
-No mamá que sólo vine a trabajar y lo sabes bien es más mi única conocida es mi vecina de apartamento que casualmente es mi compañera de trabajo así que allí tienes resumida mi amistad de trabajo y fuera de él-
Y fue allí resumiendo mi rutina que me di cuenta del cambio que necesitaba en mi vida.
-Morirás vieja y sola como yo- insinuó sin un atisbo de risa.
-Mamá ¿tú qué sabes cuándo y cómo morirás?- odiaba esa palabra.
-Lo sé, tú harás tu vida, tu hermano la suya anda que ya no me necesitan, puedo irme cuando quiera- me preocupaba que su depresión volviera.
-Te necesitamos mamá eres nuestro pilar y sostén, al menos el mío, no quiero perderte- insistí.
-Pero luchaste por irte a trabajar lejos de mí- reprochó una vez más.
-Esto es diferente, es una buena oportunidad para juntar dinero e independizarme el día de mañana...- intenté explicar una vez más.
-Cuando lo hagas ya no estaré aquí...- interrumpió mi diatriba.
-Mamá- le gruñí.
-Que empezó la novela hija hablamos luego- fue su última palabra antes de colgar.
-Mamá, te quiero- suspiré viendo la pantalla apagada del celular.
Obviamente no lo había oído, ya había colgado la llamada, siempre era así, a veces quería sacudirla y decirle que despierte, que la vida no había acabado para ella, que estaba viva y debía vivir y ser feliz, pero no podía ser hipócrita y hacerlo cuando yo misma me alejé para poder buscar que realmente ser lejos de ella.
-Gracias por el almuerzo- oí decir a Miranda.
-No fue nada ya que a decir verdad necesitaba una dosis de diversión y risas, gracias por ello Sims- dijo Matt tomando su mano.
Siquiera se dieron cuenta que estoy aquí, a decir verdad siempre paso invisible pero esto ya era mucho ¿tan buen cupido era?
-¿Un beso en la mano? ¿Es en serio?- dije con los brazos en jarra.
-¡Ay mi ángel del amor!- trató de abrazarme.
-Miranda ¡espacio personal por favor!- dije apartándola.
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Aprendiendo a vivir
General FictionCada uno de nosotros reacciona de distinta manera a los estímulos que nos brinda el mundo. Cada persona tiene emociones diferentes, lo que puede ser el fin del mundo para uno puede ser el inicio de algo mejor para otro. Eso es lo que está aprendien...