CAPITULO 11

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-JAKE-

Oí su molesta carcajada retumbar en el apartamento e hizo que el dolor punzante en la cabeza volviera.

-Podrías dejar de lanzar esa risa molesta-

-Ay cariñito, no es mi culpa que seas- acortó la distancia hasta llegar donde estaba sentado- ¡tan inepto!- gritó en mi oído.

-¡Maldición! te dije que se me parte la cabeza en mil pedazos, ¿por qué demonios gritas en mi oído?- reaccioné tomándola del cuello.

-¡Suéltame! ¡Eres un inepto! Estaba débil y sola en ese hospital y ¿no fuiste capaz de hacerte con ella? Qué demonios esperas que te dé ¿una felicitación?- bufó golpeando mis brazos para soltarse de mi agarre.

-¿Y tú qué? ¿Acaso tus cuatro gorilas pudieron con ella?- grité sin soltarla.

-¡Es una mustia! ¡Me tiene harta! ¡Ella es la culpable de todo!- gritó tomándose de los cabellos luego de bajarla.

-¡Ya cálmate! ¿Qué pasa contigo?- me arrodillé junto a ella y la abracé.

Era difícil verla de esa manera, siempre fue alguien segura de sí misma y ahora quería deshacerse de Alexa a cualquier precio, qué había en el pasado de las dos que no la dejaba en paz, no veo a Alexa como alguien que dañaría a una persona a propósito o por simple gusto.

-¿Por qué?- susurré en su oído al sentir que se calmaba.

-No es nada que te importe, tú sólo has tu trabajo y no te molestaré- se apartó de mí de golpe.

La vi frente a mí, aquel momento de debilidad había pasado y la mujer arrogante y orgullosa que siempre fue había vuelto. Alisó sus ropas y con paso firme se dirigió hacia la salida del apartamento.

-Si no podrás con tu venganza y con mi pedido llámame cariñi, no, perdón, ¡inepto!- concluyó cerrando la puerta descargando así toda su furia.

Aquella mujer era todo un misterio. Lo es desde aquella noche que la conocí.

Las luces de la discoteca hacían cada vez más difícil enfocar y mantener el equilibrio, debía ahogar la rabia que sentía de alguna manera, no podía creer que aquella mujer había sido capaz de crear tal estrago en mi sistema. No era nadie, era insignificante y aun así no podía sacarla de mi cabeza, su nombre, el sólo hecho de recordar su nombre me ponía tan agitado como si en una montaña rusa estuviera.

-¡Maldición!- me levanté del asiento de la barra golpeando el vaso contra ella.

Me dirigí como pude hacia la salida, tropiezos y volteretas de por medio, el alcohol era quien mandaba ahora, llegué hasta el coche y a sabiendas de que sería un error me monté en él y salí de aquel lugar, quería verla, deseaba verla, tenerla, hacerla mía. Mi razón me decía que no lo hiciera pero el alcohol fue más fuerte y sin darme cuenta estaba en el ascensor del condominio. Me dirigí directamente hacia el apartamento de Alexa y golpeé su puerta como un maldito loco.

-¿Jake?- oí pronunciar mi nombre pero ni me molesté en encender las luces -¿Qué haces? ¿Jake?- la callé a besos y la llevé hasta la sala del apartamento.

Cerré la puerta de un golpe sin dejar de besarla en ningún momento, la tomé fuertemente de la cintura sintiendo que luchaba por separarse de mí pero no lo hice, seguía besándola y caminando con ella avanzando hacia la sala de su apartamento.

-¡Me lastimas! ¡¿Qué pasa contigo?!- la oí reprochar pero hice caso de sus quejas -¡Jake!- volvió a gritar mientras la lanzaba sobre el sofá de la sala.

Volví a besarla como si esa fuera la última vez que lo haría, sentía sus labios presionarse contra los míos sin darme respuesta e intenté darme paso entre ellos a como dé lugar. La sentía tensarse bajo mi cuerpo, comencé a rozarme contra su delgado y delicado cuerpo cubierto por un leve y ligero camisón que nada dejaba a la imaginación.

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⏰ Última actualización: Apr 06 ⏰

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