3. Aguardientico

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La música tropical inundó mis oídos, era muy movida y te invitaba a bailarla. Estábamos fuera de algo parecido a una discoteca, con gente afuera y dentro del lugar. Entramos al local, en él había una gran pista de baile en el centro y pequeñas mesas alrededor. A diferencia de las discotecas que había visitado ésta no era oscura ni con luces de neón, estaba iluminada completamente con colores vivos.

Avanzamos hasta una mesa y al momento se nos acercó una mujer morena que imaginé venía por nuestra orden.

-Bienvenidos, ¿Qué les sirvo? -habló la mujer con una gran sonrisa y un acento diferente al Español que había escuchado de Elizabeth-.

-Tráeme un par de aguardientes, por favor -respondió Elizabeth.

-Enseguida te los sirvo vecinita -le dijo la morena con una sonrisa antes de retirarse-.

-¿Qué le pediste?

-Espera a que nos traigan la orden y te digo.

-Bueno, entonces dime ¿Dónde estamos?

-Esta es una salsoteca. Verás, la salsa es un ritmo muy sonado en Colombia sobretodo aquí, incluso se considera a Cali como la capital mundial de la salsa aunque el ritmo no es originario del lugar.

-Deberías ser profesora de historia y no guardaespaldas -rió-.

-Aquí están sus aguardienticos -la mujer de hace un momento colocó dos pequeños vasos en nuestra mesa-. Disfruten la noche.

-¿Alguna vez haz tomado tequila? -preguntó mi novia con uno de los vasos en su mano-.

-Sí -tomé el otro vaso-, ¿por qué?

-Pues esto es casi igual, lo tomas de un golpe y sin respirar.-puso el vasito cerca de sus labios.-¿Listo?

Al parecer esto era un reto, así que me tomé la bebida tal y como dijo Elizabeth mientras la veía hacer lo mismo. En cuanto pasó el líquido sentí como mi garganta quemaba. Vaya que estaba fuerte, pero exquisito.

-¿Te gustó?.-dijo la mujer frente a mi.

-¿Y tú tomas esto?.-pregunté sorprendido por lo fuerte que era la bebida.

-Una vez al año no hace daño, esto es aguardiente.-dijo sosteniendo el vaso vacío.

-Está algo fuerte.-dije mientras aclaraba mi garganta.

-Sí, algo.-dijo sonriendo.-Ven, vamos a bailar.-se levantó.

-No creo que lo mío sean los ritmos tropicales.-me sonrió.

-No te preocupes, yo te enseño.

Me tomó de la mano y me arrastró hasta la pista. La canción cambió y mientras todos se movían yo trataba de seguir el mismo ritmo junto a Elizabeth. Éste no era uno de esos géneros lentos, la música era muy movida y rápida, no a lo que estaba acostumbrado a bailar en las discotecas. Pero me gustaba. Continúe moviéndome un poco más, claro que imitando a la gente alrededor.

Era increíble esto de la salsa, la energía de la música se contagiaba muy fácilmente. Ya para esas alturas era todo un bailarín, dando vueltas por aquí y por allá junto a mi novia que había decidido dejar sus tacones en la mesa al igual que mi saco. Eran alrededor de las doce de la noche y estábamos empapados de sudor debido al baile y con unas copistas de aguardientico encima, yo más que ella pues Elizabeth tenía que conducir y ya que era bastante tarde, además de que estábamos en un país que al menos yo no conocía, decidimos regresar al hotel.

Tal cual que la Cenicienta pero en vez de calabaza, una gran camioneta último modelo.

Ya saben, tiempos modernos.

Dejamos el auto en el parking y subimos hasta la recepción. Y justo hay estaba Allison hablando con la recepcionista. Llegamos junto a ella que al parecer le estaba preguntando a la joven sobre nosotros pero dejó de hablar en cuanto nos vio.

-Tony, ¿Dónde estabas?.-preguntó Allison algo histérica.

-Tranquilízate, ya estoy aquí.-dije con dificultad para hablar.

Bueno es que el alcohol se me sube muy rápido. A algunos nos pasa.

-¿Estuviste bebiendo?.-preguntó nuevamente.

-Sólo un poquito, casi nada.-me recosté en el hombro de mi novia con los ojos cerrados.

-Se sobre entiende que siendo tu la guardaespaldas tienes que cuidarlo.-se dirigió a Elizabeth.

-Estaba conmigo, además como dijo él, ya estamos aquí.-pasó su mano por mi cintura y mi brazo por su cuello.-No te preocupes, estará bueno y sano para mañana.

Empezamos a caminar a través del vestíbulo para llegar al ascensor. Subimos al piso correspondiente y entramos a la suite. Elizabeth me guió hasta la habitación y me obligó a sentarme en la cama. Empezó a quitarme el saco y prosiguió con la corbata.

-Lizzie, ¿Recuerdas que me debes algo?.-pegué mi rostro a su abdomen ya que estaba parada frente a mí.

-Sí, pero no me voy a acostar con un borracho, además no sé por que siempre que estas ebrio me llamas así.-quitó los botones de mi camisa.

-Porque ese es tu nombre.

-No querido, mi nombre es Elizabeth.-me quitó por completo la camisa.-Voy a tomar una ducha.

-Yo te acompaño.-me levanté para seguirla.

-No, tú ni siquiera puedes sostenerte en pie, yo me ducho y tu duerme.-me recostó en la cama.

-Sí señora.-la escuché reír.

Los traguitos estaban haciendo lo suyo, así que dejé que mis ojos se cerrarán para poder descansar.

Que lindo es Colombia.

Nota del autor: gracias por esos pequeños comentarios que para mi son valiosisimos 😊. Sus votos y comentarios me animan a escribir 😄.

Gracias por leer, nos vemos pronto.

❤️❄️

Corazón Desarmado (CA #2) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora