CAPITULO VII

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— CULPADA —

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— CULPADA —

En la enfermería, con el hechizo Muffliato para que nadie fuera escuchara, se encontraban Maia, Sirius, Peter, Pomfrey, James, el profesor Dumbledore, la profesora Mcgonagall, el profesor Flitwick y Remus Lupin inconciente en una camilla.

Maia estaba siendo curada por Madame Pomfrey y Dumbledore le sonreía a los Merodeadores.

— No creo que tengas graves consecuencias — Pomfrey le sonrió a la Ravenclaw.

Gracias — Susurro Maia y volteo a ver al profesor Dumbledore que parecía estar intercambiando dulces con Pettigrew.

— ¿Que hacías fuera de cama, señorita Black? — Preguntó Dumbledore calmadamente.

— No podía dormir y salí a caminar por los terrenos.

— Ya veo. ¿Que sucedió después? — Dumbledore la miro.

— Entre al bosque prohibido, sería difícil que me vieran andando por ahí, me encontré una rata y la patee. Odio a los roedores. — Maia hizo una mueca y los Merodeadores se vieron entre si. — Después continúe caminando y escuché un aullido, voltee hacia atrás y vi al hombre lobo observandome y decidí comenzar a correr, me comenzó a perseguir y no tardó mucho para tumbarme al suelo, comencé a tirarle patadas y esquivar sus ataques, de repente un perro negro se le lanzó al licantropo.

Los Merodeadores trataban de mantenerse impresionados.

— Después llegó otro animal pero yo decidí huir y volví a comenzar a correr. Pareció que no lo pudieron retener más y nuevamente salió corriendo detrás de mi, volvió a alcanzarme y fue cuando me hizo el rasguño, tome una piedra y golpee al hombre lobo en la cabeza. Quedó inconciente y bueno, creo que después llegó Sirius y salimos del bosque.

Dumbledore asentía.

— Es tu culpa haber sido atacada. — Fueron las palabras de Dumbledore y Maia lo volteo a ver incrédula.

— Profesor Dumbledore, creo que...

— Minerva, por favor, la señorita Black no debía estar fuera de su cama a esta hora. — Dumbledore dijo.

— Se que no debía estar fuera de mi cama. Pero es su culpa por tener a...

— Ni se te ocurra llamarlo "monstruo" — Salto James a defender a Remus.

— Iba a decir licantropo — Maia lo miro y después miro a Dumbledore. — Es su culpa que esté ataque haya sucedido, yo no debía estar fuera de mi cama pero usted debería haberlo tenido resguardado en un mejor lugar y no en los terrenos del colegio. Usted cuando lo acepto en el colegio, no fue solo para que el no perdiera la oportunidad de estudiar, también fue porque se comprometió con los padres de Lupin en qué lo mantendría a raya en sus Transformaciones. No quiera hecharme toda la culpa de algo que le correspondía a usted.

Todos en la enfermería estaban en total silencio. La profesora Mcgonagall, Flitwick y Madame Pomfrey estaban de acuerdo con Maia Black, pero no decían nada.

— Aparte, no fui la única fuera de cama está noche... — Maia volteo a ver a los Merodeadores y después miro a Dumbledore — Snape y ellos también. Aunque a Severus lo vi demasiado pálido caminando a un lado de Mcgonagall, supongo que fue su mania de descubrir en qué andaban ellos cuatro y bueno. No veo sancionando a ellos tres por estar fuera de cama, siempre ha sido un secreto a voces su preferencia con los Gryffindor y estoy segura que por su gran acto heroico por qué alguno de ellos salvo a Severus y también le atribuira a Sirius el que yo siga con vida pues ellos saldrán ilesos. — Maia comenzó a caminar hacia la puerta. — Nadie más que yo me salve y si usted le atribuye esto a alguien más, le juro que usted será relevado por exponer la vida de los estudiantes al no hacerse cargo y tomar las medidas necesarias de la situación de Lupin. Debe pensar un poco en que el no podrá con el pensamiento de que atacó a alguien.

Después de eso la chica se marchó y todos dentro de la enfermería se quedaron en total silencio. Flitwick se marchó, pues ya no tenía nada que hacer ahí y Mcgonagall hizo lo mismo, dejando a los Merodeadores con el director.

••••

El día siguiente que era sábado, Maia se dirigió a la biblioteca para encontrarse con Lupin y hacer el trabajo.

Lo espero durante cuatro horas y Remus jamás apareció. Maia tomo sus cosas y se dirigió hacia la sala común de Gryffindor.

Comenzó a subir las escaleras que cambian y saliendo por el retrato se encontró con Lily Evans y Marlene Mckinnon.

— ¡Evans! — Lily y Marlene voltearon a ver a Maia que subía las escaleras.

Ambas Gryffindor fruncieron el ceño.

— ¿Ocupas algo? — Preguntó Lily amablemente.

— ¿Sabes si Lupin está ahí dentro? — Preguntó Maia y la rubia y la pelirroja se vieron entre si.

— Solo vi a Sirius y James — Marlene dijo. — Probablemente está en su habitación.

— ¿Podrían ver si está en su habitación? — Maia las vio y Lily asintió.

Maia se quedó a un lado del retrato. Gryffindor salían y entraban, ella se mantenía esperando a que ambas Gryffindor regresarán.

— Le pregunté a James — Lily llegó a su lado — Me dijo que Remus no estaba y no sabían.

Maia asintió.

— Muchas gracias — Maia les dio una sonrisa y se marchó se ahí dirigiéndose a su sala común.

No pudo hablar con él pero sabía que si o si lo haría esa noche.

Efímero | Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora