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— TRABAJO DE MORTIFAGOS —
El regreso a Hogwarts fue tranquilo, las clases fueron aún más aburridas y Maia solo pensaba en el atractivo Gryffindor con bellos ojos.
Toda tensión en el Lupin y la Black desapareció en un patrullaje. Ambos se encontraban caminando uno al lado del otro.
— Te amo — Susurro Remus y Maia volteo a verlo, encontrandose con las mejillas sonrojadas del chico.
— ¿Que? — Preguntó ella.
— Te... — Las palabras de Remus se vieron interrumpidas porque Maia se lanzo a los brazos de el y lo callo con un beso.
Joder, lo había extrañado tanto y la necesidad de sentirlo cerca se hacía cada vez más fuerte.
— Yo también — Maia dijo y después lo volvió a besar.
Todo iba bien nuevamente.
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Mayo había concluido y había dado comienzo a Junio. Los exámenes habían terminado y un banquete se celebraba en el Gran Comedor.
Maia y Evan se encontraban totalmente nerviosos en la mesa de Ravenclaw. Ambos se sentían mal y no sabían que hacer respecto a eso.
La chica iba a decir algo pero una sacudida azoto los muros del castillo, Maia miro a Evan y el asintió.
Otra vibración azotó el lugar.
- Mantengan la calma - Pidió el director - Les suplico que los prefectos me ayuden a que todos los miembros de su casa puedan llegar a la sala común.
Evan tomo de la mano a su mejor amiga y juntos salieron del Gran comedor. Se mezclaron con los Slytherin pero unos pasillos después se desviaron mientras se dirigían al baño de Myrtle.
— No hay tiempo, Evan — decía la chica al llegar y despojarse de su túnica para después ponerse otra completamente negra. Ambos se encapucharon y salieron del lugar.
Comenzaron a subir las escaleras hasta que unos escalones más arriba una ventana se reventó y por ella entro Bellatrix Lestrange quién al verlos sonrió.
Los Ravenclaw se encontraban inmóviles observando a la mujer y nuevamente Bellatrix le sonrió a ambos.
— Su iniciación, queridos — Su verdadera iniciación fue hace meses, pero aún así Bellatrix reía como loca . — La pelirroja es buena opción o el sangre sucia que no resolvió el acertijo.
Maia no podía hacerlo, no podía simplemente asesinar a la persona que su hermano ama. Kaia se acerco al chico frente a la gárgola.
— La gárgola está enfocando sus ojos en ti — Dijo la pelirroja — ¡RESUELVE EL MALDITO ACERTIJO O MORIREMOS TODOS!
Evan apunto, sin que Bellatrix se diera cuenta, a el chico y tuvo total control sobre su cuerpo. Maia al sentir que Evan le tocaba la mano fue que alzó su varita hacia Kaia.
— ¡Avada kedavra! — Una luz verde surgió su varita y Kaia miro hacia el rayo.
— Mierda — Evan susurro demasiado bajo y Maia sintió el miedo apoderarse de su cuerpo.
Pudo respirar tranquila al ver qué el chico había intervenido, el chico había caído al suelo muerto.
Bellatrix comenzó a reír y Evan se apresuró a conjurar la marca tenebrosa en el cielo.
Antes de huir, Maia logro ver cómo Kaia soltaba un grito de horror y después la separaban del cuerpo. Momentos después su cuerpo impactaba en el suelo mientras se escuchaba algo crujir.
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— ¿Pero, que paso? — Preguntaba Regulus alterado.
— Ella se desmayo y se golpeó su cabeza contra el suelo.
Regulus estaba bastante mal desde que Maia le había dicho lo que había sucedido.
— ¿Que hacías ahi? — Brook le pregunto a su hermano que se tenso. — Hubieran venido a Slytherin, sería mucho más fácil.
Regulus miro hacia su hermana y Evan, noto lo nerviosos que se encontraban y solo pudo maldecir por lo bajo.
— ¿Porque no me lo dijiste? — Preguntó Regulus dolido.
— Reg... — Maia quiso tomarlo de la mano pero el chico movió su brazo y la alejo.
— Dime la verdad, no merezco tus mentiras — le dijo el y vio lentamente como su hermana se alzaba la manga, revelando la marca tenebrosa.
Brook, por instinto, miro hacia Evan que huía de la mirada de su pequeña hermana. La chica tomo la iniciativa y alzó la manga, de igual manera se encontró con aquella marca en su antebrazo.
— Estamos jodidos. — Dijo Regulus.
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Sexto año había concluido, la vuelta a casa fue un poco más tranquila. Kaia había salido de enfermería y para alivio de Maia y Evan se encontraba de maravilla.
— ¿Ellos lo saben? — Preguntó Maia y Evan negó. — ¡Maldición!
— Sabemos que tarde o temprano iba a suceder...
— Se supone que nosotros lo hicimos para que no los tocaran — Lo interrumpió ella. — Debimos protegerlos, Evan...
— Lo se, Maia — Ahora lo interrumpió el — es algo que se nos fue de las manos, algo que debimos haber planificado con más tiempo y ahora sucederá.
— Mi hermano no puede ser un mortifago.
Evan miro a su mejor amiga, noto el miedo en su voz y solo asintió, aunque sabía que sucedería lo contrario que lo que ella quería.
