CAPITULO VIII

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— PREFECTO LUPIN —

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— PREFECTO LUPIN —

Maia se había encargado de conseguir el horario de todos los prefectos y se dio cuenta que ese día le tocaba patrullaje a Lily Evans junto a Remus Lupin.

Espero hasta que diera el toque de queda y fue hacia los puntos donde le correspondía a ellos. Sabía que no todos seguían las normas de seguimiento para los patrullajes, pero estaba segura que Remus y Lily si.

Estaba en el pasillo donde estaban las escaleras a la torre de Astronomía y cuando iba a subir se encontró de frente con Lily Evans.

— Maia — Saludo la pelirroja y volteo hacia atrás. — ¿Que haces afuera a esta hora?

Maia sonrió a Lily.

— ¿Recuerdas lo de hace unas horas? — Preguntó Maia y Lily asintió. — Por esos estoy afuera.

Maia se asomo detrás de Lily y vio a Remus que parecía ver a todo menos a Maia.

— Te puedes ir a descansar, soy prefecta y puedo decir que te estoy relevando por qué te sentías mal. — Maia sugirió.

— No sería...

— Claro que sí — Maia la tomo de los hombros — Ve y descansa.

— Gracias Maia.

La hija de muggles se marchó dejando a Remus y Maia solos.

— ¿Cómo estás? — Preguntó Maia viendo a Remus.

— Bien, ¿y tú qué tal? — Remus respondió confundido.

— Bien, ¿Porque no fuiste hoy a la biblioteca?

— Pensé que ya no querías que hiciéramos el trabajo.

— ¿Porque querría eso? — Maia se acercó a Remus.

— Por que soy un monstruo y aparte te agredí, eso no está bien Maia — Remus le dijo.

— No fue tu culpa — Maia le recordó — Y no eres un monstruo.

— ¿Cómo lo sabes? — El preguntó — Por poco y te mato.

— He visto que le ayudas a Pettigrew a amarrar sus agujetas, eso no lo haría un monstruo. — Bromeó Maia consiguiendo que Remus sonría un poco. — Si tú estabas en los terrenos del colegio, solo es culpa de Dumbledore por no resguardarte durante las lunas llenas en un lugar más seguro.

Remus se quedó callado mientras veía hacia el suelo.

— No te sientas mal por lo ocurrido, ya pasó y espero que Dumbledore te de un lugar más seguro para la próxima. — Maia tomo la mano del Gryffindor. — No diré nada sobre tu condición.

Remus sonrió.

— Gracias, Maia. — La chica le sonrió de vuelta.

••••

Paso un mes y en la sala común de Slytherin estaban los hermanos Rosier, Black y Rabastan. La cena había terminado hace poco y decidieron sentarse un rato, Maia tenía patrullaje en unas horas.

— ¿Y que han pensado? — Evan miro a los tres menores. — Si saben que a estas alturas, es probable que Bellatrix ya lo sepa.

Los tres se vieron entre si.

— Deberían alejar a la chica Potter...

— No podemos — Brook dijo. — Es nuestra amiga y ella tiene muchas inseguridades para confiar en las personas, ¿cómo crees que la haría sentir esto?

— No me importa ella y sus inseguridades — Evan se levantó del sofá. — Nos va a llevar a la muerte su amistad con ella.

Evan se fue demasiado enojado de la sala común y se dirigió a su habitación. Maia suspiro y después Brook también se fue.

— ¿Que te pasa? — Maia miro a su hermano y el seguía sin alzar la mirada.

Rabastan al ver esto, decidió marcharse a su habitación.

Ahora los hermanos Black estaban solos en la sala común.

— Nosotros... simplemente no podemos alejarnos de ella — Regulus susurro.

— ¿Porque, pequeño? Creo que no solo es por lo que dijo Brook.

Regulus negó.

— Es que ella es tan linda y es perfecta para mí, Maia. Kaia me gusta y es tonto que piense así sobre ella. — Regulus se comenzó a jalar su cabello.

— No tiene nada de malo — Maia le dijo mientras le tomaba sus manos. — Eres humano, Reg. Y estás experimentando sentimientos nuevos y distintos.

— ¿A ti te ha pasado? — Maia lo miro mientras, no sabía por qué, pensaba en Remus.

— Creo que si — Maia le respondió. — Ve a dormir.

Regulus abrazo a su hermana y ella decidió salir de las mazmorras para dirigirse al punto de encuentro para comenzar con los patrullajes.

Cuando llegó al séptimo piso, sonrió al ver a la persona que ya se encontraba esperándola.

— Lupin — saludo ella mientras se acercaba a el.

— Black — La imitó el.

Desde el día que ella fue a hablar con el en un patrullaje habían decidido hacerlos juntos y no fue demasiado difícil convencer a Lily Evans.

Remus estaba demasiado feliz por poder pasar más tiempo con ella. Tenían el trabajo de Mcgonagall y también, ahora, los patrullajes juntos. Suficiente tiempo para verse.

Maia había comenzado a sentirse cómoda con Remus y es que como no hacerlo, si el era tan comprensible con ella y siempre trataba de hacerla sentirse segura. Aunque ella nisiquiera se imaginaba el porque.

Llegaron a una ventana y la luz de la luna se colaba por ahí. Maia se acerco primero y comenzó a ver hacia el lago negro, ya que era la vista que otorgaba la ventana, y poco después se acercó Remus.

— Tus ojos se ven bonitos — Maia volteo hacia Remus cuando lo escucho decir eso y sonrió.

Remus la seguía mirando igual con una sonrisa.

— Igual tu sonrisa es bonita — Decía el licantropo mientras observaba los labios de la chica y ella lo noto.

— Solo besame, prefecto Lupin. — Pidió la Ravenclaw y el chico no se hizo esperar.

Remus atrapó con sus labios los de Maia y se sumieron en un beso suave y dulce. Maia rodeo el cuello de Lupin con sus brazos y Remus la tomo de las caderas.

Siguieron besándose con solo la luna de testigo.


Efímero | Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora