🌹🌺4.- La mordida de las hadas🌹🌺

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Hacer una travesura tan infantil a la edad que tenía era algo que simplemente no podía creer.
¡Y ahí estaba! ¡Haciéndolo!
Como cuando te has comido todas las galletas y buscas afanosamente cómo ocultar el frasco.


Ainosuke apenas podía contener sus risitas en esta versión nueva del "escondite". Hizo que Tadashi entrara primero a la gran residencia.
La estrategia era simple y sencilla. El inexpresivo secretario usaría su "enorme carisma" para abarcar a las 3 mujeres que usualmente recibían a su sobrino en la puerta. Aprovechándose de ello, Tadashi las guiaría al gran salón, les serviría tazas de humeante té y conversaría con ellas. 
¡Era el plan perfecto! Aunque no para Tadashi, el cual no entendía de cosas así... Sobre todo eso de ser amable con ese trio al cual quería hacer pagar por todo lo que había callado en tantos años.


Pero, ver a su señor feliz hacía que este plan valiese mucho la pena. Y es que Ainosuke hasta parecía resplandecer. El tono rosa en sus ojos lo confirmaba. Y es que el hombre no pudo evitar llevar su mano a la boca y evitar que una carcajada se le escapara al ver a Tadashi intentando ser lindo y coqueto. Las sonrisas no se le daban al secretario, el cual quería que la tierra se lo tragase ahora mismo. Pero de alguna manera rara ¡Lo había logrado!

El trío de mujeres junto a Tadashi se hicieron camino hacia el gran salón. Ainosuke sólo esperó a que la puerta se cerrase para tomar su papel en esta gran obra teatral.

Salió del auto con cuidado y cerró la puerta lento y silencioso. ¡Un ninja le tendría envidia! Pasos silenciosos, su hogar era al estilo occidental, así que el ruido de los zapatos podría delatarle. Su corazón latía con tanta fuerza por la adrenalina de ser descubierto, pero su sonrisa era como la de un niño de 8 años.
 Avanzó rápidamente hasta su habitación, teniendo siempre contra su pecho aquella tabla que Reki le había obsequiado.

No exageraba cuando había dicho que la resguardaría como algo realmente precioso. Vínculos bellos, un sentimiento tan hermoso recreado a la perfección en esa obra maestra que sostenía con tanta devoción. Atravesó la puerta y la cerró detrás suyo. Su cuerpo fue apoyándose en la misma mientras se aferraba más a esa skate.



Un sol y luna unidas en un eclipse. ¿Es que en verdad Reki no lo notaba? Él era... ¡Tan maravilloso! ¿Cómo no pudo notarlo antes? Estaba tan cegado con la nieve en sus ojos, pero ahora el sol la había derretido. Podía sentir el calor llenando todo su ser. Pero... En parte, sabía que él estaba actuando mal.



Tal como el rey del laberinto. Jugando con esferas brillantes y relucientes llenas de ilusión y mundos mágicos felices. Un regalo venenoso para que se quedaran junto a él en ese lugar.Pensaría en eso mañana. Guardó cuidadosamente la tabla en lo más profundo de uno de sus muebles. Los trajes y sacos la esconderían bien. No permitiría que alguien más le arrebatase el calor de su lado.

Mientras eso sucedía en la residencia Shindo, en otro hogar más retirado, Reki se encontraba en su habitación mientras reía escandalosamente. Sus hermanitas se asomaron a la puerta, bastante curiosas por eso. Y es que lo veían moviéndose de un lado a otro en su habitación.
Hacía muecas, luego gestos desafiantes y acababa riéndose sin poder controlarse mientras movía de igual manera su teléfono. Y es que el pequeño cohete rojo estaba haciendo una videollamada con su querido amigo. Aquel ángel de las cumbres heladas que ahora reinaba la pista S. Sus habilidades eran alabadas por los muchos patinadores que asistían cada noche. Langa era vitoreado y amado, mientras que Adam, el anterior rey, era cada vez más olvidado.



No hace falta decir que el de cabellos celestes estaba más que feliz de poder ver a su amigo. Su visita a Canadá fue para rendir una visita a su padre, cuyos restos descansaban en ese país. Hablarle de los amigos que había hecho, de su nuevo pasatiempo y por qué no, ¡De la diversión! Una maravillosa lección que había aprendido de Reki y había transmitido a Adam.

Él, quien había observado al hombre de frente, sin máscaras. Un encuentro de almas que, viéndose a los ojos, habían contemplado todo tipo de deseos. Eso estrujó el alma de Langa, ya que ese día pudo ver el poco interés del hombre en seguir en este mundo. Y no se equivocaba. Adam realmente planeaba irse directo al abismo mientras disfrutaba de su paraíso personal.

Sacudió un poco su cabeza. No sabía porqué había recordado a Adam en esos momentos. En esa videollamada con Reki. Pronto volvería a Okinawa, las clases se retomarían y volverían a sus días felices. Andando en skate por las calles, disfrutando lo divertido que era y viendo el sol resplandeciente que sonreía en la pantalla de su celular.

--¿Sabes Langa? ¡Conocí a un nuevo amigo!

Esa frase pareció sorprender al nombrado. Bueno, no era de sorprenderse. Reki era bastante habilidoso en ese aspecto, aunque, igual lo mataba la curiosidad. Su amigo sólo sabía acercarse a las personas por medio del skate. No lo concebía conociendo gente de otra manera. Incluso, cuando hizo un intento de cómo hablarle a una chica en ese viaje a las aguas termales, el tema de conversación fue el skate.
Y es que él mismo tampoco era un experto en eso.
Más la respuesta llegó sin que él la pidiera.

As the world falls down || SK8 the Infinity || AdarekiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora