Reki sólo podía observar al bello durmiente que estaba ahí, acurrucado en sus brazos. Un príncipe lastimado que, quizás, estaba bajo algún hechizo malvado. O... Tal vez era un rey frustrado y adolorido por su soledad.
Sus dedos peinaban cuidadosamente cada mechón de cabello azul. Contempló aquellas facciones llenas de tristeza.
Ainosuke, como un niño, había llorado hasta cansarse. Sabía que los adultos no eran inmunes a la tristeza. ¡Ni él mismo era la excepción a esa regla!
Recordó cuando él mismo estuvo en las profundidades del infierno. Hubiera deseado, muy dentro de su corazón que alguien llegase y le ofreciese sus brazos como escondite.
Aferró más a Ainosuke, y el rey durmiente pareció sentirlo, ya que abrazó mucho más al menor. Sus brazos parecieron abarcarlo totalmente y el aroma suave del perfume lo relajaba y llevaba a mundos preciosos.
Podía apostar a que había vuelto en el tiempo, como cuando era un niño, quien, en compañía de Tadashi, iba a otro lugar maravilloso dominado por la skate.
No iba a despertarlo. Escondió su rostro en la cabellera azul y sus mejillas se tornaron rojas. ¡Olía muy bien! Un suave aroma masculino a colonia y sutilmente el jabón. Ahora que lo pensaba, se sentía realmente lleno de la fragancia de Ainosuke y ahora estaba ahí, embobado y hasta oliendo a propósito al otro hombre. ¿Eso no lo hacía un acosador? ¡No, no! ¡Él sólo estaba consolando a su querido amigo...
Pero, ahora que lo pensaba. ¿No estaba de nuevo negando sus propios deseos?
Veía cómo hablaban de la sexualidad en clases, pero él estaba concentrado dibujando nuevos diseños para skateboards. O pensando en qué tipo de ruedas o material nuevo podría probar. La clase hablaba en términos que para sus oídos no tenían importancia. ¡Porque su verdadero mundo era ese! Uno lleno de tablas, de rampas. Quizás de golpes o heridas, raspones y fracturas. Pero, eso nunca le quitaría lo divertido, lo que llenaba de vida todo su ser y su cuerpo.
Pero ahora... Ainosuke había entrado en ese sitio tan cerrado. No podía compararlo a Langa. El ángel de la nieve era su amigo, uno muy especial y de los primeros con quien pudo compartir su visión de vida. Con Ainosuke había sido igual, un joven político importante que casualmente había adquirido interés en la skate luego de que él lo arrollase.
Algo no cuadraba del todo. Sólo de pensar en lo hipnotizado que quedaba ante la sonrisa del hombre, o en lo nervioso que se sentía su ser cuando las manos tan grandes y cálidas le tomaban de la cintura para guiar sus pasos en un lento baile. ¿Se podía hechizar a alguien de esa forma? Sentirse encantado con esa risa, buscando el cómo topárselo de mera casualidad...
Esforzarse para hacer una tabla tan hermosa, intentar con todas sus fuerzas que aquella skate reflejase todo lo que Ainosuke representaba para él.
Su corazón latía fuertemente, como si los engranajes fueran lentamente embonando. Ainosuke, quien dormía plácidamente pareció moverse un poco, sólo para acomodarse y seguir durmiendo. Sentía el respirar cálido en su pecho. La chica que conoció en ese viaje a las aguas termales pareció aparecer en su mente, con ese largo cabello ondeante y el sombrero. Tan bella, eso pensó al verla... Pero, mientras se acercaba su figura fue cambiando... Ahora era una figura masculina. La espalda ancha y fuerte, el traje azul que resaltaba en su bien moldeado cuerpo. La mano que pareció apoyarse para dar la vuelta y, esa mano le fue ofrecida. Los ojos rojos tan resplandecientes como rubíes valiosos, la enorme sonrisa y el cabello azul ondeando junto a la brisa salada. Su nombre siendo pronunciado por la bella voz masculina...
--¿Reki?
Otra voz le hizo despertar de golpe. Se había quedado dormido, y en ningún momento soltó a Ainosuke. Bostezó un poco y se movió sólo para oír quién lo había llamado.
Hasta el sueño se le escapó al ver esa cara tan conocida. Las bolsas con compras cayeron de brazos del secretario, cuyos ojos verdes analizaban la escena totalmente asombrado.
--S... ¿Snake?
Oír ese nombre salir de labios de Reki hizo que Ainosuke despertara de inmediato. No se levantaría, eso abriría sospechas en su amado sol de que él y Adam eran la misma persona. Su respirar siguió siendo tranquilo, como si aún estuviese profundamente dormido. Sería de a pocos, o hasta que Reki lo soltara.
El menor había visto un lado de él que debió estar escondido en las sombras. No soportaba quebrarse y ser débil, vulnerable. Roto.
Tadashi sabía al derecho y al revés las reglas de S y el adolescente pelirrojo frente suyo no era la excepción. Lo que pasaba en S debía quedarse en ese lugar. Nada de abrir la boca en otros sitios o fuera del campo. Ya que ese sitio era un total secreto que no debía involucrarse con las vidas privadas de los asistentes.
Reki no tuvo más opción que soltar a Ainosuke y ponerse en pie. Acarició nuevamente sus cabellos y, se pasó un poco, delineando las facciones del hombre. Verlo en calma... Tan tranquilo, al menos había sido útil. Su corazón no detenía sus latidos al notar lo que le sucedía ahora no estaría ya en paz. Ni se detuvo a cuestionar a Snake. Sólo dio una reverencia y salió de aquel lugar rápidamente.
Corrió tan rápido que hasta parecía que estaba volando, soltó la patineta y subió arriba. ¡Casi cae! Pero logró mantenerse mientras se impulsaba.
A él... ¿Le gustaba Ainosuke? Pero... ¡Ambos eran hombres! No entendía si eso era correcto incluso. Ese tipo de cosas no surgían de la noche a la mañana. Bueno, él quizás era un nerd de la patineta, pero sentía que también comprendía la fuerza de sus sentimientos.
Un tope que no vió y salió volando. Afortunadamente había una mata de pasto y aquello fue algo tranquilo. Apartado de la calle, de los autos. Un sitio que había sido puesto ahí para que buscase refugio, estando asustando de su propio corazón.
Esto... No estaba bien de ninguna manera. Quizás sólo estaba confundido.
La sociedad japonesa era bastante cruel respecto a las relaciones homosexuales. En un lugar donde las costumbres y tradiciones eran firmes y en cierto caso hasta severas, aún con los tiempos que se vivían tan modernos, no era aún posible vivir libremente en un amoría con alguien de tu propio sexo. De forma indirecta, la escuela se los recalcaba, el mismo país se los echaba en cara y él... Reki, no podía concebir algo tan cruel.
Porque hasta el skate era tan mal visto y a él eso no le importaba ¡No le interesaba siquiera! Mientras pudiese hacerlo y divertirse, él estaba bien.
Un futuro con Ainosuke,, ese si era imposible. El hombre era un político, con una carrera a futuro brillante. No podía permitirse hacerle daño.
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As the world falls down || SK8 the Infinity || Adareki
Roman d'amourHace tiempo, una heroína fue a adentrarse en el laberinto para lograr derrocar al Rey de los Goblins, el cual, de alguna manera extraña estaba encaprichado de ella. Clamaba su amor, le dedicaba regalos mágicos y las más bellas palabras romances. Él...