Capítulo XI

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¡Hola a todos! Los que me han enviado ideas dramáticas me van a querer ahorcar cuando vean lo que he escrito jaja. Y ni hablar de la autora intelectual que ni sabe de este capítulo porque lo escribí sola ajjaja. Si no vivo es porque ella me mató jaksdja. 

Lo siento chicos, tenía que parar un poco el drama porque como escritora no daba más jaja, necesitaba un respiro. 

Espero que este capítulo les guste, porque a mí me gustó como quedó. Siento que coincide con las ideas que me mandan, y me gusta a mí que es algo sorprendente en esta historia jaja.

RECUERDEN COMENTAR, hoy desperté y nuevamente había bandeja de entrada llena, así que espero ver reflejada esa ansiedad por capítulos en los comentarios jaja.

Besos y abrazos. 


Daemon entró al otro día a la habitación y encontró a Rhaenyra sentada en una esquina de la habitación. Ella no había dormido absolutamente nada y había llorado toda la noche. No era como si él hubiera dormido algo después de todo.

- Vístete- dijo él mirándola fijamente- Hoy me acompañarás en la corte- dijo él y ella asintió.

- ¿Qué esperas que haga? - preguntó ella sin querer mirarlo y el odió que ella pareciera asustada de él. Su pecho dolía ante la sola insinuación de temor en sus ojos. Odiaba verla así, pero odiaba el sentimiento que le provocaba saber lo que ella había hecho con sus niñas.

- Se decidirá el presupuesto que la corona dispone a gastar en el estúpido septo ahora que rumores de guerra amenazan desde los peldaños de piedra nuevamente- dijo Daemon y Rhaenyra lo miró fijamente ante la insinuación de guerra.

- ¿La triarquía?- preguntó Rhaenyra y él asintió.

- Siempre vuelven a aparecer, pero mientras enfrentamos rumores de guerra, el septo ha exigido más fondos- dijo Daemon con sarcasmo- Al parecer Otto Hightower y mi hermano daban una suma de dinero exuberante al septo- dijo él y Rhaenyra asintió. 

- Estaré a tú lado entonces- dijo ella y él asintió. 

Rhaenyra en realidad no comprendía por qué él la quería a su lado. La noche anterior habían discutido de la forma más dura que habían discutido en toda su vida, pero ahora él la llevaba a la corte. Suponía que la necesitaba, aunque no comprendía por qué.

Ella se dio cuenta que él no saldría de allí para que ella pudiera vestirse, por lo que comenzó a vestirse sola con él allí.

- ¿Necesitas la ayuda de las doncellas? - preguntó Daemon sentado en la cama tranquilamente. 

- Pase meses encerrada en una torre, aprendí a hacerlo sola- dijo Rhaenyra y él asintió. 

Cuando ella avanzó hacia el tocador para colocarse uno de los vestidos, él notó la marca que él había dejado en su brazo. 

Podía verse claramente la marca morada de sus dedos en sus finos y pálidos brazos. 

La culpa se apoderó de él y se puso de pie. Se acercó a ella rápidamente y odió la forma en que erra retrocedió asustada ante su repentina cercanía. 

Ella lo miró a los ojos confundida ¿Había hecho algo que lo hubiera molestado nuevamente? 

Él tomó su brazo con una delicadeza que contrastaba con la molestia del día anterior, y ella notó las marcas en su propio brazo.

Ella lo miró a los ojos y vio el dolor allí. Él también sufría por eso. 

Había pensado en salvar a Baela y Rhaena, había pensado en culparse ella. Pero en ningún minuto había pensado en él.

Una historia de traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora