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Roma
La casa de Paulo era hermosa, no era tan grande y tenía un toque rustico, tenía un enorme patio el cual los perros al llegar fueron a corretear por el verde pasto.
—voy al baño y a dejar la maletas para que no molesten — dijo el— mira y hacé lo que quieras, ahora también es tu casa—
Vi una estantería en la entrada de su casa, arriba de esta tenía fotos de su familia, amigos y una que destaqué era un pequeño collage de fotos de nosotros de pequeños haciendome sonreír.
Camine hacia una habitación, pequeña comparada a otras, está parecía ser solo y exclusivamente para todas las cosas que había ganado como jugador, ví los relucientes trofeos y brillantes medallas, aquellos bien cuidados y conservados uniformes.
—¿Que pasa linda?— sentí como Paulo me abrazaba por la espalda.
—lograste muchas cosas en todos estos años— dije para después mirarlo y poner mis manos en sus hombros — me hubiese gustado estar a tu lado apoyandote.
—aun me queda un futuro bastante largo en el fútbol — me decía — y me haría el hombre mas feliz que estés en ese futuro. Aún distanciados fuiste mi inspiración para crecer todos estos años Roma.
Una mueca decoró mi rostro— no me hagas esas caras hermosa, que tal... Si como compensación no me premias por el duro trabajo que ah hecho este hombre?— con facilidad el me alzó haciendo que enrollara mis piernas en su cintura.
Paulo
Besé a Roma colocando mis manos en su trasero, avances pensaba que tenía la misma mentalidad hormonal de adolescentes en un cuerpo de un adulto, pero no me culpen si tengo a la mujer más hermosa que ví en mi vida.
Solía ser bastante atrevido con la castaña, claramente siempre respetandola, muchas veces le mencioné que si algo no le gustaba o le incomodara me lo haga saber, pero siempre me demostró lo contrario, como un escalofrío recorre su cuerpo ante mi tacto o las sonrisas avergonzadas que me regala a causa del disfrute.
No tengo ni el más mínimo de vergüenza de demostrarle cuánto me gusta su cuerpo o su forma de ser, no me importa decirle te amo, siempre y cuando vea esa hermosa chispa de felicidad en ella.
Y ni hablemos de presumir a esta hermosa mujer, me aguanto cualquier comentario de mis amigos diciéndome que soy un pollerudo, o un gobernado, no vamos a negarlo, Roma me tiene a sus pies.
En fin, hoy se come muchachos
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