Amante o Esposa |H.S|

Capitulo 6

Aquella era una duda que iba a costar olvidar, aunque Harry no tenía ninguna manera de saberlo entonces. El viernes por la tarde llegaron de nuevo al apartamento y Carolina ya estaba trabajando y les dio los mensajes que había recibido, la mayoría eran de negocios, pero había uno de la madre de Harry diciéndole que la llamara tan pronto como fuera posible.

- ¿Mi padre? -le preguntó él preocupado. Pero Carlota agitó la cabeza. -Se lo pregunté y su madre me dijo que estaba bastante bien.

Entonces Harry decidió no llamarla hasta que terminara la velada. Lo que fue otro error. También hubo varias llamadas para Antonia de Stefan que, por su contenido, le indicaron que Antonia no había hecho ningún intento de ponerse en contacto con él mientras había estado fuera. Deseo abrazarla y besarla por eso, pero el sentido común le indicó que era mejor no darle tanta importancia, lo mismo que sobre el otro tema tabú para ella, sus padres.

Franco llamó mientras estaban tomando un café delante de la televisión antes de prepararse para salir. Harry charló con él como los viejos amigos que eran y Franco le dio las gracias por la pintura, a lo que él respondió como si supiera a lo que se refería Franco. Pero no tenía ni idea.

Luego sugirió que cenaran juntos en alguna parte después de la exposición de Kranst. Fue en ese momento cuando la tensión empezó a elevarse. Antonia oyó cómo Franco le decía a Harry que no iban a poder asistir porque iban a pasar el fin de semana al lago de Como con los padres de él y sugirió que lo hicieran el miércoles. Harry asintió y colgó.

- ¿Qué pasa? -le preguntó él. -Nada... Creo que voy a ducharme ahora. Pero él no se dejó engañar.

A ella le pasaba algo.

-Kranst solo te puede herir si le dejas-No es a mí a quien hace daño Stefan, Harry -respondió ella sonriendo y se marchó.

Se estaba refiriendo a él, por supuesto, y le resultaba una experiencia extraña darse cuenta de que tenía razón. Kranst tenía el poder de hacerle daño. Hería su orgullo y su ego porque el artista tenía una parte de Antonia que él nunca había sido capaz de tocar. No sabía exactamente qué parte, pero tenía algo que ver con la forma en que ella se negaba a aceptar cualquier clase de crítica hacia Kranst mientras que Harry podía encontrar muy fácilmente sus defectos.

La Galería Romano era una de las más famosas de la ciudad. El interior era una exhibición de arte por sí solo, paredes blancas, suelo blanco y una escalera también blanca que llevaba a la sala principal de exposiciones. Su única decoración era un solitario punto negro colocado estratégicamente en una de las paredes para dar perspectiva. Subieron juntos las escaleras, hacia los dos camareros vestidos de negro estacionados en lo alto y con unas bandejas llenas de copas de champán. Ninguno de los dos tomó alguna, por la tensión que había ido subiendo de tono entre ellos desde que abandonaron el apartamento.

Antonia había pensado en llamar a Stefan para que le contara algo de la famosa pintura y así decidir si debía ir o no, pero dos razones la habían detenido. Una tenía que ver con una cosa complicada llamada lealtad, ya que hablar con Stefan le parecía que era como poner en cuestión su lealtad hacia Harry y la segunda era porque sabía que Harry insistiría en que fueran allí esa noche. Era cosa de su orgullo masculino.

Stefan lo había retado y Harry se dejaría degollar antes que dejar de aceptar ese reto.

Pero eso no significaba que ella no hubiera pasado tiempo sola, recordando todas las pinturas de sus días con Stefan, intentando acordarse de alguna que no hubiera mostrado en público anteriormente. Por lo que podía recordar, no había ninguna, lo que le preocupaba aún más porque él debía de tener algo en la manga o no habría dicho aquello. Iba vestida completamente de negro y con uno de los diamantes de Harry en el cuello, lo que había despertado la admiración de él.