Capitulo 11 (Final)

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El apartamento parecía un lugar. extremadamente. tranquilo, después del Viaje en taxi. por el agitado tráfico de Milán. Contra una de las paredes estaba apoyado un paquete grande - con la marca de la Galería Romano. Harry fue a dejar su nuevo hallazgo junto a él y luego se dirigió al dormitorio con la maleta de ella. ' .

Harry estaba demostrando una cierta posesión, pensó Antonia mientras lo seguía. Era raro entonces-que, al entrar en la misma habitación de siempre, se sintiera una extraña. ¡Aunque nada había cambiado, la habitación parecía exactamente igual! Como siempre, si no se contaba la ausencia de sus pocas posesiones personales.

Harry ya estaba guardando la maleta y luego cerró la puerta. Antonia todavía no estaba nada segura de sus opciones cuando él se le acercó y le quitó el bolso del hombro y lo dejó caer al suelo. Cada uno de sus actos era tan deliberado que se puso nerviosa. Luego le tomó la mano y la llevó hacia la ventana y bajó las persianas. La habitación quedó en penumbra y la seducción flotó inmediatamente en el aire. Harry la miró y luego suspiró.

- ¿Por qué has echado las persianas? -le preguntó ella.

-Para dar ambiente. Porque deseo tener toda tu atención. y por la necesidad de dejar ahí fuera al resto del mundo mientras nos recordamos el uno al otro lo que casi hemos perdido.

-Lo siento. Yo... -No vuelvas a usar esas palabras conmigo. Sobre todo, no en inglés. Siempre representarán para mí la más fría despedida que puede experimentar un hombre.

Él estaba hablando de su mensaje y el corazón se le subió a Antonia a la garganta.

Fue a decirle de nuevo que lo sentía, pero no lo hizo con palabras, sino con un tierno beso. El dolor oscuro se transformó en pasión oscura.

-Sí, susurró él. Estaba claro que prefería el beso a las palabras.

Así que un beso llevó a otro hasta que el ansia se apoderó de ellos. El deseo los hizo desnudarse agitadamente y allí estaba, se dijo Antonia a sí misma. Eso era todo lo que necesitaba. Ese hombre mirándola así, tocándola así, necesitándola así. Cualquier otra cosa que él quisiera sería un extra porque ella podía sentir el amor que emanaba de él, aunque nunca le hubiera dicho las palabras.

Pero como acababa de demostrar, las palabras no eran necesarias cuando había otras formas de demostrar los sentimientos. Era especial. Lo que ellos tenían era especial, así que hicieron el amor como si fuera la primera vez. y cuando un día se transformó en otro, a Antonia empezó a parecerle aquello una luna de miel donde ninguno de los dos parecía dispuesto a estropear lo que tenían.

¿Quién quería un anillo de compromiso ¿Una propuesta de matrimonio? Aquello era mucho más cómodo. Se parecía mucho más a la percepción de ella de lo que era el amor.

El lunes, Harry se fue a trabajar y Antonia empezó a transformar una de las habitaciones de invitados en su estudio. El martes fue el día en que ella recordó las dos pinturas que habían desaparecido del pasillo y decidió preguntarle a Harry adónde habían ido a parar, pero lo olvidó por completo cuando él llegó esa noche a casa con una carta de Antón Gabrielli. Era un reconocimiento de que ella era realmente su hija, se disculpaba por su comportamiento y le ofrecía anunciarlo en público si así lo quería ella.

¿Lo has obligado a escribir esto? - le preguntó ella.

-Solo le hice ver el error que había cometido al juzgarte. Pensé que te lo merecías. Lo que tu hagas con él a partir de ahora es, por supuesto, asunto tuyo.

- ¿Así que no me vas a convencer para que haga pública su relación conmigo?

-Aquello era un reto y Harry lo reconoció como tal.

Amante o Esposa |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora