Capitulo 8

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Eran las dos de la madrugada cuando Harry abrió la puerta de la terraza y salió afuera. Tras él estaba la cama deshecha que acababa de abandonar. No podía dormir, esa cama le resultaba extraña sin Antonia compartiéndola con él.

Se sentó en una de las tumbonas y se puso cómodo. Era una noche cálida y húmeda, pero cualquier cosa era preferible a estar en la cama sin Antonia. De hecho, bien podía pasarse el resto de la noche allí mismo. Todo estaba muy tranquilo y pacífico, era una lástima que un suave sonido lo molestara. La verdad era que lo habría ignorado si no le resultará muy conocido, como uno de esos suspiros sensuales que Antonia tenía la costumbre de soltar cuando estaba dormida.

Abrió los ojos y giró la cabeza.

Ella estaba a menos de tres metros de distancia, tumbada de lado y dándole la espalda a él. Y seguí llevando el vestido negro.

Se acercó a ella, se puso en cuclillas y le apartó suavemente el cabello del rostro.

Ella debió de sentir su presencia porque los párpados se abrieron del todo y le sonrió.

¿Cuándo había abierto los ojos y no le había sonreído así Y esos ojos estaban llenos de amor por el siempre amor? ¿Porque encontraba él imposible devolverle la palabra? Porque la emoción la sentía. La sentía de verdad, De hecho, la llevaba sintiendo desde siempre, pero se había negado a aceptarlo.

Ella le acarició la mejilla con la punta de los dedos. Luego los movió hacia las cejas y la boca. Para un hombre que estaba acostumbrado a que le tocaran amorosamente la cara desde el mismo momento de su nacimiento, aquello era algo que no había experimentado nunca.

Levantó las manos para capturar esos dedos y le besó la palma. Los ojos de ella se llenaron de calor y los de él empezaron a brillar. Siempre habían sido capaces de hacer el amor con la más pequeña de las intimidades. Eso era la que hacía tan especial su relación.

-Hola -murmuró él suavemente-. ¿qué haces durmiendo aquí fuera?

Fue entonces cuando ella se dio cuenta de donde estaba y por qué. Apartó la mano junto con la sonrisa y el amor. Apartó la mirada de él y puso los pies en el suelo.

- ¿Qué hora es? -preguntó ella

-No has respondido a mi pregunta.

-La cremallera del vestido se atascó -respondió ella como si con eso lo explicara todo.

- ¿y no pudiste venir a que yo te ayudara?

Por supuesto que no podía y su expresión se lo dejó bien claro. Suspiró y se levantó, lo mismo que ella. Luego Antonia fue a alejarse, pero él se lo impidió poniéndole una mano en el hombro.

-No te vayas, cara. Por lo menos, no hasta que no me hayas preguntado qué es lo que hago yo aquí.

Eso la hizo dudar y lo miró seriamente.

-La cama estaba demasiado vacía sin ti a mi lado. ¿Quieres volver adentro conmigo?

Ella sí quería, Harry lo vio escrito en su mirada antes de que la volviera a bajar y agitó la cabeza.

-No creo que fuera una buena idea -dijo Antonia.

- ¿Por qué hemos discutido? Siempre discutimos. Es parte de lo que somos.

Pero aquello era diferente. Él sabía que lo era. Y, por la forma en que agitó la cabeza, Antonia lo sabía también.

-Han pasado demasiadas cosas. -Nada que no podamos solucionar, cara mía. -No quiero hablar de ello...

-Yo no he dicho nada de hablar. -Ni tampoco quiero eso.

-A lo que me refiero es a dormir. Donde preferimos hacerlo los dos. En nuestra cama, abrazados.

Amante o Esposa |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora