Jimin había confiado en hallar en su casa un poco de paz, pero su noche se transformó extrañamente en un cuento salido de otra dimensión que ni siquiera había planeado, pensaba que a estas alturas después de dejar la casa de Jungkook estaría sumido en la compasión y la depresión, pero no había tenido tiempo de auto compadecerse, estaba horneando unos postres antes de ir a despertar a Hanna para llevarla a casa, le gustaría ofrecerle apoyo cuando hablara con su padre. Aunque lo más seguro es que él le cerrara la puerta en la nariz.
<<Me preocupo por ti>> le había dicho, ¿No podría haberlo intentado tan siquiera?, pensó con tristeza. ¿No podía haber fingido, aunque solo fuera un poco? ¿Por qué no he sido paciente? pensó con desolación. ¿Por qué no podía... conformarme?
Jimin saco la última bandeja del horno, Zoe llegaría pronto, la dejaría a cargo, llevaría a Hanna a casa y tal vez decidiera ir de paseo, necesitaba pensar, tiempo para sí mismo, Jimin se dedicó a recordar cada momento de las últimas semanas vividas, cada palabra que Jungkook había pronunciado, cada caricia. ¿Quién podría culparlo por pensar que ese “No tengo nada que ofrecerte” había cambiado? Se torturó con el recuerdo de lo que había tirado por la borda, y empezó a darse cuenta de que había sido un cobarde. Debió de haberle dado más tiempo…
Él tenía algo de culpa en todo esto, desde el principio acepto lo que Jungkook le había ofrecido, cada día se recordaba a si mismo que no debía pedir más, debió de haber exigido más desde el comienzo, Jimin enterró el rostro entre las mangas de lana áspera de su suéter, era viejo y gastado, lo tenía desde la universidad y jamás lo había tirado, era algo confortable para él.
Llamaron a la puerta del local, lo que se le hizo extraño ya que Zoe tenía llave y hoy no tenían programada ninguna entrega de los proveedores. Casi se tropieza al ver la silueta del hombre que estaba en la puerta, con el rostro pegado al cristal tratando de ver el interior.
—¿Cariño? – llamo él, pero el sonido quedo amortiguado por los ventanales, Jimin se apresuró a la puerta, con manos temblorosas quito los cerrojos, si Jungkook se había enterado de lo sucedido con Hanna seria hombre muerto, no tenía otra explicación de porqué estaba aquí.
—¿Jungkook? —el viento arrastró consigo la voz de Jimin. Apenas estaba amaneciendo.
—Necesito hablar contigo —parecía enfadado. Brusco.
—Puedo explicar…— pero él no le dio tiempo a que dijera nada, Jungkook dio un paso hacia él. En cuanto lo abrazo el alivio que sintió Jimin fue abrumador. En aquel instante, apenas le importaba por qué estaba allí, ¡Qué fácil era dejarse envolver por su fuerza y su calor!
—Lo siento —intentó decirle,
—¿Tu? ¿Por qué? Dios, yo soy el que debe arrastrarse para conseguir tu perdón, tienes que perdonarme, Jimin —
—¿Perdonarte? —¿de qué estaba hablando? lntentó apartarse, pero él lo estaba estrechando con demasiada fuerza ¿no estaba aquí para gritarle por encubrir a Hanna?
—Permíteme entrar, no quiero hablar de esto en plena calle—le acarició la mejilla helada con una mano, aturdido todavía, se hizo a un lado y le permitió entrar. <<Jungkook ha venido>> pensó, perplejo, pero no podía llevarlo a su departamento, aun no, hasta no saber
que tanto sabia sobre lo ocurrido a noche. Lo guio hacia la cocina de la cafetería. Una vez dentro lo enfrento.—¿Me dirás que haces aquí? —dijo con la barbilla alta. Jungkook movió los hombros, como si le dolieran. Su tono de voz era casi coloquial.
—Quiero hablar, he estado pensado— reconoció con voz ronca.
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Nuevos Comienzos 💛 [COMPLETA]
FantasiaEl Fiscal Jeon Jungkook cargaba un duro peso amargo en su corazón, la pérdida del amor de su vida ocho años atrás lo dejo destrozado, solo y con una niña de ocho años. El día que murió su amado Esposo se endureció su corazón de por vida, nadie jamás...