¿Qué vas a hacer cuando la encuentres?

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La hechicera vestía un conjunto de dos piezas oscuro formado por un top que dejaba sus hombros y abdomen al descubierto, la falda era corta pero la compensaba con medias de malla y otras negras encima que llegaban hasta su rodilla mientras que en lugar de mangas en los brazos tenía una delgada y traslucida tela oscura la cual probablemente no la protegería del frio. Damian no quería admitirlo pero la chica se veía sexy, sonreía y su hermano la rodeaba completamente ignorante de lo mucho que la hechicera odiaba antes el contacto físico.


Por su parte, la chica no lo había visto, pero sabía que estaba ahí, podía sentirlo en cada uno de sus cabellos, Damian Wayne estaba en esa fiesta y aunque finalmente se había desligado de los sentimientos de culpa tras lo ocurrido con Terra, la hechicera no se sentía lista para enfrentarlo aún, porque si lo hacía, debía admitir que lo que le dijo no fue lo que más le dolió, le dolió que fuese el quien lo dijo porque muy en el fondo, ella lo amaba, aunque no fuese correspondido.


Un vaso iba y otro venía, la hechicera había aprendido que su sangre demoniaca le daba una admirable resistencia al alcohol, sin embargo, planeaba ponerla a prueba esa noche, porque ella sabía que si se encontraba a Damian Wayne iba a necesitar el valor que solo podía darle el alcohol para enfrentarlo.


Después de sentirse levemente mareada y graciosa, se dedicó a bailar con Tim, el otro miembro de la batifamilia que siempre supo su ubicación y que recientemente había estado cuidando de ella por la ausencia de Dick Grayson. El chico por quien empezaba a sentir algunas cosas negó con la cabeza en su dirección incrédulo de su embriaguez mientras le seguía el hilo de bailar en medio del bosque junto a otras parejas que los miraban curiosos.


- Te volviste muy popular - Señalo Red Robin mientras ponía sus manos en la cintura de la chica durante el baile - Dick estaría orgulloso.


Rachel sonrió


- La mayoría son buenas personas que han pasado por momentos difíciles, es fácil empatizar con ellos.



Tim asintió observando a la hechicera, al igual que su hermano, era capaz de apreciar la belleza de la chica, la nobleza de sus acciones, pensamientos y movimientos, también su personalidad suave a pesar de ser tan poderosa. En algún momento de ese intercambio de miradas, la chica apreció a Tim Drake de la misma manera, tierno, inteligente, habilidoso y gentil. 



Ambos completamente inconscientes del ojiverde que los observaba a metros de distancia con los puños cerrados y entendiendo finalmente las palabras de su padre ¿Qué harás cuando la encuentres? Rachel se veía tan feliz que el no se animaba siquiera a romper esa burbuja en la que estaba ahora, sin embargo, eventualmente se vería obligado a hacerlo de una u otra manera así que... ¿Qué más daba que fuera partiéndole la cara a su hermano? Dio un paso al frente pero una mano en su hombro lo detuvo, al girarse, se sorprendió al encontrarse con la figura erguida de Jaime Reyes.


- Así que finalmente la encontraste - Hablo el moreno - No metas la pata, se el detective que sabemos que eres y presta atención.


El chico refunfuñó pero a regañadientes siguió las indicaciones del chico, el estómago se le revolvía solo de ver la escena de su hermano bailando con la chica que amaba pero en efecto algo le llamó la atención.


- No tiene la gema


- Mira de nuevo



El ojiverde hizo caso y encontró la gema que contenía a Trigón en un colgante que traía al cuello, este brillaba intensamente y mientras más lo hacía, mas agotada se veía la hechicera, el había asociado ese agotamiento a las grandes cantidades de alcohol que la había visto beber, sin embargo, aparentemente no era todo el problema.



- Tim está aquí para cuidarla en lo que Dick vuelve de una misión con los Outsiders y yo soy un refuerzo. Las emociones que ella tiene como humana están debilitando su poder sobre la prisión de Trigón, simplemente parece que no esta destinada a tener una vida normal por más que lo intente.



Comentó el chico con tristeza y luego, tan de repente como había aparecido el escarabajo azul ya no estaba a su lado, pero el chico maravilla sabía que hacer.


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La hechicera estaba ebria, definitivamente lo estaba, todo le daba vueltas, tenía el estómago revuelto y la impulsividad característica del alcohol en el sistema, sin embargo, esto no duraría y ni siquiera podía mantenerse de pie, razón por la cual estaba siendo escoltada a su habitación en los brazos de Tim Drake quien aparentemente la estaba regañando.



- ... ¿Qué hubiese pasado si no estuviera aquí? Podrían haberte hecho daño... - Decía el chico.



Sin embargo la atención de Raven estaba en el movimiento de sus labios ¿Por qué todos los hijos de Bruce eran tan apuestos? ¿No les bastaba con ser ricos? En teoría ella era legalmente hablando la nieta de Bruce, sin embargo, no encajaría en una reunión familiar.



- Oye Tim - Le llamo balbuceando la hechicera al detective mientras este la ponía sobre el suelo y la apoyaba en la pared junto a su habitación - ¿Crees que soy linda?


El chico dejo de buscar las llaves de la habitación de la chica y se detuvo en seco a observarla para asegurarse de que había escuchado correctamente. La hechicera, en respuesta, ladeo la cabeza, confirmando las sospechas del hijo de Bruce, quien soltó un suspiro.



- ¿A que viene eso Rachel? - Le pregunto pero la hechicera hizo un mohín y gruñó haciendo que su collar resplandeciera, inquietándolo - Bien - Le respondió - Eres hermosa.



- ¿Lo suficiente para besarme? 



El detective, quien había encontrado las llaves, las soltó por la sorpresa y al inclinarse para recogerlas, la hechicera se puso en su camino. Tim Drake mentiría si dijera que no sentía nada por la chica, era una buena chica, era imposible conocerla y que ella no despertara algo en ti. Le sucedió a Dick, quién la adoptó, le sucedió a Damián e incluso el chico teorizaba que algo similar tuvo que haberle sucedido a su padre si había autorizado que ella hiciera parte de la familia. Pero ¿El quería besarla? Ni siquiera se había tomado la libertad de que esa idea pasara por su cabeza, tal vez porque sabía que si lo hacía el enano le arrancaría la cabeza. Sabía que su hermano amaba a esa chica, pero también sabía que le había hecho daño ¿Acaso eso no lo hacia menos merecedor del amor de la hechicera? Además, era ella la que le estaba preguntando aquello y estaba tan cerca que casi podía sentir su aliento sobre sus propios labios una parte de el quería hacerlo solo para molestar a su hermano y fue justo cuando ese pensamiento se le paso por la cabeza que dejo de acercarse a la chica.


No podía, no por lealtad a su hermano sino por lealtad a Rachel, ella le gustaba pero sabía que estaba ebria, confundida y que aunque la atracción fuese mutua el corazón de la chica nunca le pertenecería y se lastimarían mutuamente, el no la lastimaría jamás. Así que se alejo de los labios de la hechicera y poso los suyos en su frente.



- Si



Le respondió y acto seguido abrió la puerta, en ese momento se dio cuenta de que había tomado la decisión correcta. El ojiverde de su hermano estaba sentado en la cama de la chica, sus ojos lo interrogaban en silencio y por ese gesto supo que el había escuchado la conversación del pasillo, negó con la cabeza y el pelinegro bajo la mirada algo avergonzado.



- ¿Qué es lo que vas a hacer cuando la encuentres? - Le pregunto su hermano, el ojiverde con una mirada determinada le respondió.



- Despedirme.



Una Chica Normal | Historia CortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora