Salvación

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La Campana de la Salvación, es considerada una poderosa herramienta mágica además el emblema de la hermosa Ciudad de la Flores, ella había sido testigo de numerosos hechos históricos que en la actualidad se contaban como grandes leyendas. Sin embargo, hoy bajo su brillo radiante había presenciado en silencio algo que nadie pudiera imaginarse, podría decirse que algo aún más inaudito que la batalla de flores de loto carmesí con los magos que se resistían a dejarse robar su magia.

—....¿Qué hice...?

Era la pregunta que Rollo se hacía a si mismo en un imperceptible murmullo, abriendo los ojos de repente parecía confundido al tener su respuesta, fijando su mirada asustada al gran objeto dorado que veía flotar sobre él, trataba de recobrar la compostura. Con el respirar agitado y su corazón latiendo acelerado, sentía un calor intenso recorrer su cuerpo haciéndolo estremecer, pero a pesar de la abrumadora vergüenza una sensación de satisfacción le embargaba, la cual disimuló de inmediato al sentir unos labios rozar su cuello.

—¡Quítate, monstruo!

Le advirtió lleno de enojo, por alguna razón su voz parecía más apagada de lo que debería sonar y Malleus por completo lo ignoró, haciéndose el sordo, embelesado empezó a lamer ese cuello como si de un dulce se tratara, Rollo no podía evitar sentirse extasiado ante tal húmeda caricia, era solo un frío humano que estaba necesitado de "afecto", cuanto odiaba este vulnerable cuerpo que se dejó seducir de esta manera, resistiéndose lo apartaba con molestia.

—¡Basta! ¡No más! —Molesto se negaba a caer en sus encantos de nuevo— ¡Maldito monstruo mira lo que me obligaste hacer!

Malleus ante ese reclamo que le parecía incoherente solo esbozó una sonrisa, esta actitud no le sorprendía, es más, era la que esperaba, Flamme solo estaba siendo Flamme, aunque minutos atras le mostró un Flamme muy diferente, una faceta que seguramente nadie conocía, la de amante.

—Estás temblando... ¿Tienes frío? —Malleus preguntó con una traviesa sonrisa cerca de sus labios, sintiendo como sus alientos agitados se mezclaban con sensualidad, Rollo sonrojado volteaba ligeramente el rostro dejando escapar un jadeo.

—No hagas eso... —Rollo advirtió con fingida seriedad.

—¿Hacer qué, Flamme? —Susurró a su oído en respuesta mientras moviéndose un poco hacía que su propia entrepierna desnuda rozara con fuerza la suya, estando entre sus piernas era un movimiento sencillo para hacerlo gemir de esa manera, lo siguiente que sintió fue una bofetada en su mejilla que obviamente no dolía y tampoco lo detendría.

—Tú... ¿No tienes vergüenza? Mira lo que provocaste.

—Hmm... ¿Tratas de culparme por lo que hicimos? Si recuerdo bien, aunque fui yo quien te besó primero cuando quise apartarme tu lengua se metió en mi boca y seguimos... —Le hablaba Malleus con ese tono condescendiente suyo— Oh si, ¿Y no fuiste tú quién empezó a quitarme la ropa? Y...

No siguió hablando porque la mirada asesina de Rollo estaba fijada en él, Malleus esbozó una sonrisa dándole un pequeño beso en los labios pretendía calmarlo.

—Lo siento, un caballero no debería decir tales indiscreciones.

—Idiota... No me trates como tu damisela... O mujerzuela... Yo no hago estas cosas... ¿Qué me pasó?...

Malleus al oír su lamento y sentir su frustración tan genuina lo miró seriamente.

—En serio ¿No querías hacerlo? No logro entenderte ahora, ya que no hiciste intención por rechazarme en ningún momento, si lo hubieras hecho me habría detenido. ¿Por qué dices eso?

—Esto no es correcto. —Murmuró Rollo desviando la mirada, a pesar de aparentar estar muy arrepentido y enojado, no apartaba a Malleus que estaba tan íntimamente cercano a su cuerpo.

Ardiente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora