Escarmiento

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Ante tan repentina novedad a Malleus no le sorprendía la reacción de Rollo, es mas era lo que esperaba, por ello procuró que antes de la discusión que estaba a punto de empezar debía disfrutar de un buen sexo, este tipo de placer adictivo que solo con él podía compartir.

Por momentos no entendía cómo podía estar enamorado de alguien con un temperamento tan complicado, pero de no ser así, ¿Cómo más podría mantener encendida la llama del apasionado amor que albergaba su corazón? Precisamente era el fuerte e indomable carácter de este joven humano por el que estaba dispuesto a desafiar al mundo, aún sabiendo que era estúpido creerlo ya que era muy improbable que su relación con Rollo Flamme se llegara a concretar.

En las últimas semanas vivía de la vaga esperanza de poder conquistar su corazón para así casarse y formar una familia a su lado, criar juntos a su hijo y posiblemente los muchos hijos que vendrían después. Se sentía un adolescente enamorado fantaseando con su primer amor, el único amor de su vida. Contemplaba su propio cuento de hadas con un final feliz, porque tenía la certeza que Rollo lo amaba a su peculiar manera, pero lo amaba.

Sin embargo, a la vez que se ilusionada también se desalentaba pues no era tan idiota como para no entender que ese temple y orgullo que lo hacían amar a este humano, jugarían en su contra al final. En ocasiones él era tan cálido en su afecto en la intimidad pero por otra parte a veces sus palabras y gestos eran fríos hasta al punto de ser hirientes.

Esos detalles lo hacían dudar si era realmente amor lo que sentía o simplemente era la fascinación pasajera por alguien que lo desafiaba, algo diferente y a lo que no estaba acostumbrado en un mundo donde todos lo evitaban. Eran los divagantes pensamientos de Malleus viendo como este joven enojado trataba de cubrir su cuerpo con la pijama, esa  boca que minutos atrás emitía fuertes gemidos de placer bajo las sabanas ahora solo maldiciones fluían con amargura.

—Flamme, no tienes que enojarte tanto... Sabía que no ibas aceptar algo así, por ello le dije a mi abuela que  antes de oficializar cualquier compromiso ustedes deben hablar... Mañana temprano te recibirá.

—Simplemente debías negar cualquier sugerencia de ese tipo y ya.

—Lo intenté —Dijo en un suspiro— Pero mi abuela es muy obstinada, a veces es imposible hacerla entrar en razón.

—No te creo... Seguramente no le dijiste sobre nuestro acuerdo ¿Verdad?

—Lo hice.

—¿Y aún así quiere que te cases conmigo? ¿Qué le pasa?

—Solo dijo que a veces el amor hay que forzarlo un poco.

Respondió con absoluta calma ante la mirada enojada de Rollo que de pie cerca de la cama contenía las ansias de querer golpearlo, le molestaba ese tono tranquilo en su gesto y en su voz, como si lo dicho por esa anciana fuera algo normal. ¿Qué se creían los Draconia? Creían que por su gran poderío podrían someter a cualquiera a su voluntad, pues por nada del mundo tenía pensado someterse a sus caprichos.

—¡Ustedes no tienen derecho a decidir mi vida! ¡Aunque parte de ti crece en mi, no me convierte en su propiedad!

—Pensé que eso dirías, y se lo dije también. Después de todo si no pensaras así no serías el Flamme que conozco.

Rollo abrió sus ojos antes esas palabras, de alguna forma sonó a un hermoso halago, ¿Cómo conseguía este tipo raro bajarle la guardia de esa manera? Arrogante pero sincero, nunca había conocido a alguien que con solo unas palabras, un gesto sacudiera su ser entero. Sin embargo, por mucho que se sintiera atraído incluso enamorado, no era de los que cedía fácilmente, no al menos hasta luchar ferozmente por lo que creía.

Ardiente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora