Delirio

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Rollo despertó de su sueño en un sobresalto que lo hizo sentarse en la cama, en ese instante se asustó al pensar que ese brusco movimiento podría haber afectado a su bebé, pero abrió sus ojos con sorpresa al notar que su enorme vientre de embarazo no estaba, su pequeña Meleanor solo había desaparecido de la noche a la mañana. Su sorpresa al instante se convirtió en una abrumadora sensación de angustia que oprimió su pecho al no sentir a su pequeña, tocando su vientre pretendía hallarla y en su desesperación sus labios pronunciaron de forma tenue el nombre de ese hombre con quien compartía la cama, al no escuchar respuesta mirando de reojo se dio cuenta que estaba completamente solo.

¿Qué estaba pasando? No lo entendía, su confusión aumentó al darse cuenta que esta no era la habitación en el castillo Escala negra, de alguna extraña forma había vuelto a su habitación de estudiante en Noble Bell College. Recostándose pesadamente en la cama trataba de tranquilizar su mente y corazón para darle sentido a todo este asunto, cerrando los ojos pensaba en Malleus y Meleanor, en esos meses que compartieron juntos, esa convivencia no pudo ser solo un sueño, ¿o si?.

¿Un sueño?, era imposible aunque por ahora era la respuesta más razonable. Sin embargo, todo lo vivido se sintió demasiado real para ser un sueño. El sentimiento compartido con Malleus, sus besos, sus caricias, su mirada enamorada, su devoto cuidado, incluso sus constantes discusiones. Rememorar todo aquello junto a efímeras escenas de sus noches de amor y placer desmedido hicieron que sus mejillas se tiñeran de un acentuado rubor. Su cara ardía, y sus ojos también, su fría mirada parecía querer llenarse de lágrimas ante esta confusión, no aceptaba que algo tan intenso no hubiera sido real.

La calidez que su pequeña le regalaba con el simple hecho de existir dentro suyo, el sentirla crecer, moverse, ¿solo había desaparecido?. Su ser sentía el vacío, uno muy profundo que le calaba el alma, dolía aún más que sus usuales patadas que le hacían sufrir, pero, ¿no era esto lo que deseó en algún momento?. El no haber sucumbido a la tentación esa noche en que concibió a su hija junto al monstruo que juró odiar, para poder seguir con su muy normal y solitaria vida.

¿O no era esto lo que pretendía hacer unas semanas después? Desaparecer de sus vidas, y olvidarlos como si nunca hubieran existido para retomar su vida, ignorando el amor profundo que sentía por Malleus y la hija que ese amor les ayudó a concebir. Sin darse cuenta las lágrimas que contenía empezaron a humedecer sus mejillas, agobiado y confundido se agarraba con fuerza la cabeza para tratar de aclarar su mente, esta sensación de pérdida le hacía recordar la vivida con su hermano años atrás.

—No, no puedo derrumbarme ahora, debo saber que sucede, ¿si realmente ese fue un sueño? ¿o si estoy en una pesadilla ahora? —Se dijo a si mismo unos minutos después de desahogarse— Si este es un truco de ese monstruo para hacerme reflexionar y hacer que me quede a su lado, me las voy a cobrar muy caro.

Aunque su sentencia sonara severa al expresarla con enojo, había un dejo de dulce esperanza por creer que esta no era la realidad, su realidad aceptable era estar junto a Malleus esperando que su hija naciera pronto. Levantándose de la cama tomaba su celular con prisa, chasqueó la lengua al mirar la fecha de ese día.

Al parecer solo habían pasado unas semanas desde la dichosa reunión de intercambio que organizó, en esa realidad que recordaba fue cuando apenas se enteraba de su estado. Se tocó el vientre con firmeza para tratar de sentir a su bebé, ¿y si ese que creía un sueño era solo una visión de su futuro? Tal vez estaba embarazado ahora, aunque no se sentía enfermo como en aquel entonces, no era momento de llorar y lamentarse, debía salir de las dudas o este delirio lo enloquecería.

Ardiente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora