Charla

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Un par de semanas pasaron desde que Rollo se estableció junto a Malleus en el castillo Escala Negra en Valle de las Espinas, un cambio el cual debía admitir había mejorado su ánimo al no estar encerrado entre las cuatro paredes de una sombría habitación. Además como supuso su hija parecía más tranquila al no provocarle dolor con sus cambios de humor, incluso podía afirmar que el entorno impregnado de magia estaba ayudando a su crecimiento, pues su vientre estaba un poco más grande con solo unos días ahí.

Aunque al principio se resistió a vestir la túnica que se acostumbraba a usar en la tierra de hadas, lo hizo: no tuvo más opción cuando Malleus escondió su ropa "normal", pero después de probarla obligadamente, debía admitir lo bastante cómoda que era. Así con su holgada y oscura túnica caminaba por el jardín una mañana, cuando de repente sintió el abrazo cariñoso de Malleus detrás suyo.

—Rollo, feliz cumpleaños... —Era lo que susurró a su oído la mañana del dos de febrero.

—¿Rollo?

—Es tu nombre, ¿no?

—Suena raro que me llames así, y deja de felicitarme ya lo hiciste a medianoche, al despertarme, en el desayuno y ahora aquí. Eres muy molesto.

—Es que estoy feliz por celebrar el día en que viniste a este mundo, lo que fue el inicio de mi dicha presente.

—Que tonterías dices... Debería darte vergüenza que tu hija te escuche decir esas cosas.

Rollo malhumorado decía al sentir su empalagoso abrazo, aún cuando no lo admitiera se sentía reconfortado al estar entre sus brazos y ser tratado amorosamente, a pesar de fingir molestia se dejaba consentir. Pensaba que tal vez la vida no era tan mala de seguir así, estar junto a Malleus criando a su hermosa hija cuando naciera, era un sueño posible de cumplir si solo admitía que estaba igual de enamorado. Sacudiendo la cabeza apartaba tan tontos y cursis pensamientos de su mente, sentía que por orgullo no podía retractarse de la decisión que había tomado, y persistiría hasta el final aunque ello le provocara sufrimiento

Malleus podía notar como su Flamme parecía debatirse internamente, que empezara a dudar era favorable para el hogar que deseaba formar a su lado, así con ese anhelo en mente seguiría en su descarado plan de conquista, al ser sincero en mostrar sus sentimientos. Sonriendo para si mismo fingía no darse cuenta de sus confusos pensamientos, mientras se aferraba a su cuerpo en ese abrazo, el cual fue interrumpido por el sutil sonido de un teléfono, Rollo apartándose lo buscaba en su bolsillo.

—Que mala señal hay aquí... —Refunfuñaba el embarazado tratando de leer un mensaje que no parecía abrirse en su teléfono.

—Al menos hay algo de señal con ese aparato que nos mandó Shroud, le pediré que envíe uno mejor.

—Está bien, de todos modos es un mensaje sin importancia. —Mientras guardaba de nuevo su teléfono decía.

—¿Tus padres no te han escrito?

Ante la pregunta curiosa de Malleus, no hubo respuesta, pero el gesto de Rollo delataba el pesar que provocaba el hecho de que sus padres no quisieran hablarle, todo desde que les confesó su actual situación por medio de una carta hace unos días. El joven ahora se reprochaba el hecho de haberles contado sobre su situación actual, al pensar que era mejor que si se enteraban por rumores, que no serían solo rumores pues eran una realidad absoluta. A pesar de que Lilia en la escuela ayudaba a contener que esa información saliera al exterior, no sabrían si realmente podría hacerlo, por ello decidió comunicarles y desde que envió esa carta, sus padres ni siquiera respondían sus llamadas.

Ardiente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora