VI. Imaginación

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Nota (14.12.2022): ¡Hola! Si sigues esa historia desde hace años y esperabas nuevos capítulos, recomiendo releer los caps IV y V (No le gustas solo a las chicas // Promesas), porque hice unos cambios importantes para continuar con el plot. Alteré un poco los diálogos antiguos porque ya no me gustaba el comportamiento de Minato, jeje, no lo supe manejar bien en ese entonces. :(

 En los capítulos I, II y III también hay cambios, pero son pequeñitos y creo que no tienen mucha importancia para la historia en general. Por cierto, gracias por todo el apoyo!







Aquella fue la peor noche de sueño de Kakashi, no tenía dudas de eso. Le costó muchísimo ponerse cómodo en la cama, le costó cerrar los ojos e intentar dormir, le costó calmar su cerebro y contener su felicidad. Quería que la mañana llegase en un parpadeo.

Al fin, no logró dormir nada. Y sin embargo, había sido la mejor noche de su vida entera, ¿cómo no serlo después de... una plática increíble con Minato-sensei? Se descubrió múltiples veces pensando en el profesor rubio del cual estaba enamorado. Por Dios, ¿cómo puede alguien ser tan perfecto?

Minato es un hombre gentil, de estos que pone atención a cada cosita que dices o haces. Tiene una sonrisa hermosa y mucho ánimo. Se ríe con facilidad, te mira con ojos brillantes y es naturalmente seductor. Tiene músculos marcados, el cabello siempre hidratado y peinado, los labios rojos y llenos. Se nota que cuida mucho a su físico y que le gustan las fragancias frescas y las especias. Ah, y su piel lleva un brillo ligeramente dorado que vuelve a Kakashi loco.

Su mente se llenaba aún más de todo que tenía que ver con el Namikaze, haciendolo sonreír de cinco en cinco segundos como un idiota. No importaba que casi no había descansado, que cada pequeña parte de su cuerpo doliese o que tuviese los ojos adornados por profundas ojeras, no, nada de eso importaba cuando, exactamente a las cinco y treinta y dos de la mañana, Minato cumplió su promesa.

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Al recostar la cabeza en la almohada para intentar quedarse dormido, una vez más sin éxito, el rubio se dió cuenta de que no podría hacerlo, no cuando insistía en revivir — con extrema felicidad y un poquito de orgullo — la conversación que él y H tuvieron. Dedicó varias horas a imaginar cómo sería, cuál sería el color de sus ojos, la textura de su piel, el timbre de su risa... ¿Cómo sería su pelo? ¿A qué olería? ¿Tendría labios suaves? ¿Sus jadeos serían los más lindos que escuchó alguna vez?

No dejaba de pensar en él, no sabía cómo no llenarse de ideas acerca de su alumno, de preguntarse qué le gustaría hacer o cuál sería su color favorito. El poco tiempo de descanso hacía con que cada pedacito de su cuerpo protestara, obligándolo a poner muchísima atención a sus movimientos ya naturalmente torpes, y el sueño acunmulado convertía hasta las cosas más sencillas, como cepillarse los dientes, en una verdadera pesadilla. Sin embargo, a la mañana siguiente nada, absolutamente nada, lo impediría de sentirse el hombre más feliz del mundo.

Y, luego de despertarse, cumplió con su palabra.

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Minato

¡Buenos días, mi rayito de Sol! (05:32)

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Siempre había sido una persona muy sonriente, no sabía cómo o serlo, pero aquella mañana sentía como si sus labios tuviesen vida propia. Simplemente no podía dejar de sonreír, de cerrar los ojos y suspirar de alegría mientras su corazón latía con intensidad, dándole la sensación de haber alcanzado la felicidad en su forma más pura.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2022 ⏰

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