Conviviendo con otras personas

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Un sonido bastante ruidoso y molesto inundo la callada habitación. Pesadamente, una mano con actitud de flojera le dio una palmada al sonido con tal de detenerlo, no se dio cuenta del vaso de vidrio lleno de agua que estaba al lado del despertador, Sonic no se dio cuenta de que también lo había golpeado con la mano. El sonido del cristal rompiéndose genero un gemido de protesta, levantándose pesadamente el erizo sobo su cabeza con fatiga. Al ver el vidrio y el charco de agua que se expandía sabía que era hora de levantarse de la cama. Al principio pensó en dejarlo para después, estaba muy cansado y su cuerpo estaba tenso y adolorido, sin mencionar que sentía un ligero dolor de cabeza, pensó que lo mejor era volver a dormir otra vez.

"¿Sonic?" su madre le hablo desde las escaleras "Es lunes y tienes que ir a la escuela... ¡y no creas que te vas a librar de ir jovencito!"

El muchacho volvió a abrir los ojos con cara de "pues ya que" y se levanto, el solo ver los trozo de vidrio lo hicieron poner una mueca de flojera, lo dejaría para después, como hacía en varias ocasiones, cuidadosamente aparto los vidrios con su pantufla, lo recogería mas tarde. Afortunadamente para él erizo azul, su madre entro en su habitación y por supuesto le ahorro el trabajo. El chico tomo algo de ropa para vestirse y de dirigió al cuarto de baño.

Dentro del baño miro su reflejo en el espejo, inspecciono su rostro buscando algo que no estuviera bien en el, a su madre le molestaba bastante su aspecto moderno y fresco, además de que era un chico muy desordenado, pero Sonic sabía que eso lo hacia un chico "cool" y era su mejor encanto. Era lo que volvía locas a las chicas que conocía. Pero en este momento el erizo no era el mismo, su cabello estaba desalineado en ángulos impares, su piel reseca, los ojos irritados con unas ojeras poco comunes en el. No había sido una buena noche que digamos, tenía muchas cosas en que pensar. Tomo algo de agua caliente y mojo su rostro varias veces, necesitaba relajarse, ya habría tiempo para pensar. El erizo se desnudo, tiro su ropa y se metió a la ducha.

Mientras se duchaba, Sonic trataba de pensar en una buena escusa para no tener que ir a la escuela sin que su madre sospechara que mentía. Cada vez que se le ocurría una buena idea, imaginaba la reacción de su madre, quien siempre sabia cuando su hijo estaba mintiendo, pues sabía que no le creería si le decía que se sentía enfermo como para ir. Cuando era un pequeño le funciono en algunas ocasiones pero después perdió la credibilidad de su madre, en este momento estaba seguro de que cualquier pretexto para evitar la escuela sería inútil para convencer a su madre.

El erizo azul suspiro de nuevo mientras tenía la esperanza de que Tails tampoco tuviera intenciones de ir a la escuela.

Tails apago la alarma del despertador antes de que empezara a sonar. Salió pesadamente de la cama mientras se dirigía al baño. El zorro de dos colas tuvo una pésima noche, no había dormido lo suficiente, a lo mucho un par de horas. Las pesadillas lo siguieron toda la noche sin descanso lo cual lo mantuvieron despierto. Siempre que se relajaba lo suficiente como para dormir tranquilamente, una tremenda sensación de pánico lo atacaba en sus sueños de manera patética, se sintió avergonzado y asustado toda la noche al momento en que trataba de cerrar los ojos, realmente fue una noche horrible.

Decidió bañarse con agua fría para poder despertar, pesadamente lo logro, se arreglo lo mejor que pudo y bajo las escaleras.

La señora Prower miro preocupada a su hijo cuando este entro a la cocina, su aspecto no era de lo mejor.

"Tails hijo... ¿te sientes bien?" ella le pregunto cálidamente mientras lo abrazaba, la mirada cansada del muchacho despertó el amor maternal que había en ella, Tails se sentó pesadamente en una silla del comedor.

Esas tres palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora