Hey, Tomás♡ [Rodritom]

3

  Bueno, hoy las cosas no habían empezado del todo bien.

  Hoy había llegado temprano con la intención de revisar si Tomás había leído mi carta. Por desgracia, el resultado no fue muy diferente al que ya había recibido.

  Tomás llegó acompañado de Pedro. Ambos estaban riendo, entretenidos en lo que sea que estuvieran hablando. Tomás tenía una hermosa sonrisa y se lo veía feliz hasta que abrió su casillero, entonces su sonrisa se transformó en una mueca y frunció el ceño cuando, seguramente, vio lo que había dentro. Guardó sus cosas y, cuando tomó mi carta entre sus manos, simplemente caminó hasta el basurero y la abandonó allí.

  Sentí como mis ojos se humedecieron un poco por ello. Tomás cerró su casillero y se marchó directo a su próxima clase que no compartíamos juntos (había dos o tres materias en las que no lo veía). Pedro le siguió por atrás, mientras le daba un último vistazo al tacho de basura.

  Algo me decía que hoy sería un día de mierda. Después de todo, aquello había sido como un puñetazo en el estómago.

─¿Estás llorando?

  Por poco grité cuando escuché aquella voz cerca de mi oído. Di un pequeño salto, llevé mi mano a mi pecho y me di la vuelta. Iván me miraba como si acabara de montar un espectáculo.

─Bueh, tampoco es para tanto.

─¿¡Qué mierda haces ahí!? ─pregunté, enfadado. Iván se encogió de hombros.

─Salí del baño y te vi acá mirando para el casillero de Tomás. Vi que tiro algo en la basura. ¿Por eso estás triste?

─¿Qué? ¡No!

─¿Le diste un regalo y lo tiró, verdad?

─¡Qué no!

─Seh, le diste un regalo y lo tiró.

  Me agarré el puente de la nariz, intentando contar hasta cinco para no ahorcarlo. Iván tenía esa facilidad de sacarme de mis casillas.

─No le di nada, solo quería verlo.

─¿Y entonces por qué lloras? ─contraatacó.

  Fruncí el ceño y llevé una mano hacia mis ojos. Iván era un exagerado, no estaba llorando, solo tenía los ojos un poco húmedos.

─Me mordió un perro ─solté lo primero que se me vino a la mente.

  Iván me miró con una expresión seria, levantando una ceja.

─¿Qué? ¡Es verdad! ─me defendí. Iván continuó mirándome─. ¿Por qué no me crees?

─Porque sos horrible mintiendo. Sé sincero, ¿qué pasó?

  Rodeé los ojos y me senté en el suelo, apoyando mi cabeza contra la pared. Iván me imitó y se sentó a mi lado.

─Le dejé una carta ─confesé.

─Uh, y eso fue lo que tiro.

─Exacto, y ahora me siento como un pelotudo.

─Oye, no digas eso ─mencionó mientras me empujaba con su hombro─. No sabemos por qué la tiro, tal vez piensa que no lo dices enserio y que es una broma.

─Pero ni siquiera la leyó, ni está ni la anterior, simplemente las tira.

─Tal vez tuvo una mala experiencia con las notas ─agregó. El timbre hizo presencia e Iván se puso de pie, me extendió una mano para ayudarme y yo la tomé. Empezamos a caminar─. Sabes lo mala que fue la situación el año pasado para él.