Hey, Tomás♡ [Rodritom]

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  "Ma, ¿cómo hiciste para darte cuenta que tu ex no era bueno para vos?". El pensamiento apareció repentinamente en mi cabeza. Mis labios se separaron ligeramente pero de ellos no salió ninguna palabra.

   Si le hacia una pregunta como esa, lo más probable es que levantaría sospechas. Obviamente ella querría saber el por qué de mi curiosidad repentina y yo terminaría contándole todo.

   No sabía si realmente quería contarle todo a mi madre. Quería ayudar a Tomás pero... ¿Era ésta la mejor manera? ¿Y si mi madre buscaba una forma de contactar a los padres de Tomás? ¿Él querría eso? ¿Ayudaría o solo alimentaría las llamas que ya lo rodeaban? Si se enteraba de todo esto, ¿se sentiría traicionado? Si se sentía traicionado, ¿buscaría consuelo en Leo?

   Mi mente no se detenía. Era algo que odiaba de mí mismo. Una vez que una idea pasaba por mi cabeza, mi cerebro tendía a profundizar en ella más y más hasta que llegaba un punto en que me sentía un poco abrumado. La situación de Tomás estaba empezando a consumirme. Quería ayudarlo pero no sabía cómo.

   ¿Cómo haces para abrirle los ojos a alguien que se niega a escucharte?

   Estaba en el comedor, dándole algún que otro mordisco a mi tostada y tomando, de vez en cuando, la leche chocolatada que me había preparado. Mamá estaba sentada en frente de mí, comiendo unos huevos revueltos y tomando su jugo de naranja. Llevábamos un buen rato en silencio y yo no sabía cómo empezar una conversación sobre el tema que me había mantenido despierto durante casi toda la noche.

   "Mamá, tengo un amigo que está de novio con un chico que lo trata mal y no sé cómo hacer para que se de cuenta de eso, ¿algún consejo?"

─Estás muy callado, ¿te pasa algo?

   Dirigí mis ojos hacia ella cuando escuché sus voz. Seré honesto, no supe qué responder.

─Estoy pensando en algo ─murmuré. Mamá frunció el ceño e hizo a un lado su plata.

  Aquí vamos.

─¿Es algo de lo que te gustaría hablar conmigo? ─preguntó, yo me le quedé viendo.

   ¿Quería hablar de esto con ella?

  Suspiré y le di un mordisco a mi tostada, ignorando su pregunta. Sentí que mi corazón empezaba a acelerarse.

─Creo que no ─susurré en voz baja, nervioso, confundido.

   Mamá asintió lentamente, como si entendiera mis razones o algo así. Luego colocó la palma de su mano sobre la mía.

─Si en algun momento necesitas hablar, buscame. Soy tu madre, cielo. Estaré aquí si me necesitas, ¿sí?

   Sonreí enternecido por sus palabras. Tenía la mejor madre del mundo.

─Gracias, ma.

   Luego de que ella terminara de comer, se levantó y llevó su plato a la cocina. Yo me quedé sentado allí, comiendo mi tostada mientras pensaba en una posible solución. ¿Cuáles eran los pasos correctos que debía dar? Mi tren de pensamiento se vio interrumpido por la notificación en mi celular. Se trataba de Iván, quien acababa de enviarme un mensaje que decía: "yendo a tu casa, apurate". Abrí los ojos al recordar que le había dicho que iríamos juntos caminando a la escuela. Lo había olvidado por completo.

─Mierda ─me quejé antes de darle un último trago a mi vaso y llevar la taza hacia la cocina. Mamá estaba allí, hablando por teléfono con una amiga─. Ya me voy, acordate que hoy vuelvo tarde porque salgo con los chicos ─le recordé. Mamá asintió con la cabeza y sacó un par de billetes de su bolsillo. Inmediatamente la detuve─. No hace falta, ma.