Hey, Tomás♡ [Rodritom]

6

—Dios, Rodrigo, te ves bien, no me jodas —se quejó Nicolás, apoyando su cabeza contra el umbral de la puerta donde estaba parado con los brazos cruzados, observándome.

   Eran cerca de las once y cuarto y la fiesta había empezado ya hace bastante tiempo (para ser exactos a las nueve y media, Mauro había decidido a último momento empezar la fiesta más temprano). Me encontraba en la habitación de Mauro probando los distintos outfits que había traído de casa. Luego de que terminaran las clases, acordamos reunirnos aquí y traer lo necesario para quedarnos a dormir. Los chicos ya estaban listos con sus respectivas vestimentas y de hecho, habían estado abajo, bailando y disfrutando la noche hasta que se dieron cuenta que yo no estaba por ningún lado.
  
   Para cuando subieron, me había probado unos cinco cambios de ropa porque ninguno me convencía. De alguna forma, era capaz de encontrar en ellos algo que me desagradara.

—No sé —susurré mientras me observaba en el espejo. Quería verme bien pero me parecía una meta imposible de cumplir. 

   Mi mente siempre encontraba una forma de sabotearme y hacerme dudar de absolutamente todo.

—Rodrigo, te ves bien —declaró Mauro como si se tratara de una verdad innegable. Estaba parado junto a Nicolás e Iván en la puerta—. Si Tomás no te chupa el pito al final de la fiesta lo hago yo si querés, pero ya quedate con esa ropa y dejá de joder.

   El comentario de Mauro me hizo sonrojar un poco pero lo ignoré por completo y continué observandome en el espejo.

—Es que no estoy segu...

—Te ves bien —interrumpió Iván, con la vista pegada a su celular—. Dejá de dudar, tenés que mostrar más confianza a vos mismo, acá en la página que encontré dice que a las minas le gustan los chicos seguros.

—¿En serio estas usando consejos de Internet para aconsejarme? 

—¿Tenés una mejor idea? —contraatacó, alejando la vista de su dispositivo para verme a los ojos. Me quedé callado e Iván sonrío—. Eso pensé.

   Rodeé los ojos y me miré al espejo por última vez. Llevaba unos jeans sueltos de color blanco y un buzo rosa junto a la gorra del mismo color y unas zapatillas blancas con cordones rosados. El outfit no me convencía del todo pero ya había pasado bastante tiempo aquí arriba y tenía que bajar.

   Sentí una vibración en mi bolsillo trasero así que saqué mi celular y lo revisé. Recién entonces me dí cuenta que Tomás me había enviado un mensaje hace ya una hora, comentándome que Mauro le había dado mi número durante el almuerzo e informándome que ya había llegado. Mierda, no me había dado cuenta. El mensaje que me había llegado recién preguntaba dónde estaba.

    Era ahora o nunca.

—Bien —me rendí, dándome la vuelta para ver a mis amigos a la cara—. ¿Algún consejo para conquistar un pibe? —pregunté sarcásticamente mientras me dirigía hacia ellos para marcharme.

—Decile un cumplido —dijo Nico.

—Hacelo reír —aportó Iván.

—Intenta chapártelo y capaz te lo cojas esta noche —agregó Mauro en broma, intentando ocultar la sonrisa burlona en sus labios.

—¡Cerrá el orto! —exclamé con las mejillas sonrojadas, empujándolo mientras salía por la puerta no sin antes escuchar como los tres se cagaron de risa y me seguían el paso para sumarse a la fiesta.

  Bajé lentamente las escaleras, respirando profundo para calmar mis nervios. Mi mente iba a mil por hora, pensando en un millón de cosas al mismo tiempo. Las palmas me sudaban y sentía mariposas en el estómago. Era la primera vez que iba a ver a Tomás fuera de la escuela y por alguna razón eso me ponía demasiado nervioso. Tenia miedo de cometer algún error y arruinarlo todo.