Wrong Body. [Fred/dy's Fic]

- 3

Abrió los ojos lentamente, había algo que le estaba molestando, sentía un dolor insoportable en su vientre. Se sentó en la cama y trató de presionar con fuerza ese lugar esperando que dejara de doler, luego volvió a recostarse, esta vez de lado, haciéndose bolita intentando calmar el gran dolor que sentía.

Otro pinchazo se hizo presente, el dolor causó que Freddy se removiera en su cama mientras las lágrimas comenzaban a brotar una tras otra. Suspiró rendido al no encontrar forma de calmar el dolor y se sentó con cuidado en la cama.

Dudo por un momento, tomó la cobija con una de sus manos y se la sacó de encima de golpe.

– Ugh.. – El dolor seguía presente y la escena frente suyo no lo ayudaba a calmarse.

Se levantó lentamente de la cama y caminó como pudo hacía el armario buscando algo de ropa limpia para cambiarse. Se dirigió hacía el baño con lentitud, entró a éste y comenzó a cambiarse aún con el insistente dolor que sentía.

Una vez se cambió, salió del baño y comenzó a cambiar las sábanas de su cama, sabía que debía lavar tanto su ropa como las cobijas lo más pronto posible o quedarían manchadas pero justo en ese momento realmente no estaba de humor para nada.

Abrió el cajón de la mesita junto a su cama y de este sacó unas pastillas para tratar de reducir el dolor que le ocasionaban los cólicos. Tomó una de estas y volvió a recostarse en su cama, esta vez de lado ya que no quería despertar a la mañana siguiente habiendo vuelto a manchar todo. Cerró sus ojos y trató de dormir ahora con un leve dolor acompañándolo, fue difícil pero al final logró conciliar el sueño.

***

Unas horas después fue despertado por el sonido de su alarma, suspiró con cansancio y la apagó. No tenía ganas de lidiar con nada ese día.

– ¿Quieres que hoy salga yo? – Preguntó el pelinegro sintiendo la incomodidad que sentía el contrario.

Freddy se lo pensó un poco, realmente no quería estar al frente cuando 'esos días' del mes llegaban, pero tampoco quería que Fred lo hiciera todo el tiempo. Negó levemente y como pudo se sentó en la cama con cuidado tratando de no hacer más movimientos de los necesarios.
Mientras más lograba sentarse se sentía más incómodo, sintiendo lentamente como, a pesar de la toalla, su ropa se manchaba.

Gruñó por lo bajo, se sentía incómodo, odiaba eso, odiaba manchar su ropa, odiaba manchar sus sabanas, odiaba que 'eso' le recordara cada mes que no era "un chico de verdad".

– ¿Estás seguro de qué no quieres que lo haga yo? – Volvió a preguntarle al castaño.

– Si. – afirmó el moreno. – Siempre lidias tú con esto. Deja que lo haga yo por una vez. – Habló tratando de levantarse con cuidado.

– Sabes que no me molesta. –

– Pero a mi si. No es justo para ti. –

Repitió la rutina de la noche. Se levantó, fue por ropa interior limpia junto a su uniforme y se cambió. Al salir cambió una vez más las sabanas, tomó un suéter que amarró alrededor de su cintura y bajó junto con la ropa y sabanas sucias tanto de esa mañana como de la noche anterior.

– Buenos días, Freddy. – Saludó su madre desde la cocina al ver a su hijo bajar por las escaleras.

– Buenos días. – Devolvió el contrario.

Su madre notó el montón de ropa y sabanas que traía su hijo. Le sonrío con dulzura y se acercó a este.

– No te preocupes por esto, yo lo lavo. – Habló tomando lo que traía el moreno en brazos.

– ¿Segura? Puedo hacerlo yo. –

– Esta bien, yo lo haré. – Continuó llevando todo a la lavandería. – ¿Irás a la escuela? Sabes que puedes faltar si no quieres lidiar con eso. –

– Estoy bien, no te preocupes. – Respondió para después comenzar a comer lo que su madre le había dejado en la mesa con antelación.

Tendría un largo día por delante, más de lo que imaginaba.