Prólogo

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Lionel Andrés Messi Cuccittini el 10 de la selección Argentina actual, aquel que había llevado a algunas finales a su país, aunque no gano desgraciadamente para desfortunio suyo. El era un Omega, era lindo a decir verdad, piel blanca, labios rosas, ojos grandes, cuerpo bien formado, unos pocos tatuajes, cabellos castaños a veces azabaches, y hacia magia en cancha, cada que el tocaba el balón era como ver un espectacular manejo de aquel objeto redondo, era sin lugar a dudas... Impresionante.

Cuando llegó el Mundial del 2022 en Qatar, dónde se disputaría aquel “torneo”. Argentina había logrado pasar a  fase de grupos por su gran desempeño, Lionel conocía a todos los convocados a jugar de su seleccion, eran “buenos” amigos. Tenían esperanzas de ganar, querrían llevarse el premio gordo a casa, a eso iban. Anhelaban eso más que nunca, desean ganar.

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Pese a la ruptura de su relación hace ya años, la prensa aun le preguntaba y cuestionaba a Lionel su antigua relación con un jugador de alto "calibre", debido a que aquel jugador sin duda era uno de los mejores, adema tambien uno de los más respetados como era debido. Eso había pasando durante su estadía en el Barcelona, y que también aquella relacion fue un poco controversial y de muy poca "duracion", según Leo, aunque actualmente el era de otro club también Europeo.

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El día que llegaron a Qatar fue un poco tedioso para los jugadores, la prensa y algunos fanáticos se encontraban en el lugar esperando su llegada. Querrían descansar, pero no podían irse así nomás ignorado las preguntas, autógrafos y fotografías, tal era el caso del único Omega de la selección que respondía algunas preguntas mientras caminaba agarrando un bolso, su bolso.

— Lionel Messi ¿Crees que ganen este año la copa del mundo? —

Pregunto un periodista Alpha mientras su camarógrafo grababa toda acción y respuesta del argentino.

— Ah... Hay que ver, por qué hay buenos equipos y están fuertes la verda' —

Respondió el argentino mientras seguía su camino, esperaba no recibir preguntas algo extrañas o que estén fuera del contexto actual, o en todo caso “preguntas incomodas”.

— Si es que llegan a la final ¿Contra quien crees que se enfrenten? — volvió a preguntar el reportero un poco cerca del jugador invadiendo el espacio personal del Omega.

— Eh...— No quería ser descortés y decirle a aquel reportero que se aparte, por qué no le gustaba mucho aquella cercanía, pero aun así debía responder— Pues, creo que puede ser un equipo fuerte y hay que tener cuidado tambien—

Dijo aquellos último un poco nervioso.

— ¿Como capitan de tu selecció...— no logro terminar de formular aquella pregunta cuando unos dos de los compañeros del más bajo, habían lograron llegar hasta donde estaban solo para tratar de llevarselo. Nadie los vio venir, y eso que estaban lejos

— Argentina va ¡Ganar! — dijo Leandro tomando aquel bolso que el Omega tenía en manos, así llevando ahora el y tomando del brazo al más bajito, todo ello mientras sonreía a la cámara.

Y por detrás llegó Rodrigo que tomo los hombros del mayor para hacerlo caminar un poco más rápido, claro siempre teniendo cuidado.

— ¡Es algo tarde ya! — dijo aquel alpha mientras miraba a la cámara y al reportero, apuro un poco su paso y dijo por último — ¡Chao! — se despidió alargando un poco la letra “o” de aquella palabra.

Al final aquel reportero se quedó sin haber terminado su “entrevista” y con preguntas sin responder, maldijo por lo bajo y se fue junto a su camarografo, al ver que ya toda la selección argentina había abandonado el aeropuerto.

De vuelta con los argentinos iban todos en el autobús de la selección con dirección al lugar en dónde iban a  hospedarse durando la fase de grupos, es decir se dirigían a la “Universidad de Qatar” en Doha. La mayoría iban muy en su mundo o sus pensamientos aunque no todos, con eso nos referimos a Rodrigo De Paul, quien iba hablando con Leo, durando el transcurso del tiempo.

— Vos ¿Vas a concentrar solo, no? — pregunto el más joven.

— Ah, si si — respondió corto, se encontraba un poco cansado y eso también afectaba un poco su humor.

— Y... ¿Y si te hago compañía? Para que no te sientas solito — Dijo acercándolo para darle un abrazo amistoso que no pasó de desapercibido por los más cercanos.

— Vos no lo vas a dejar dormir, con lo que roncas — Bromeó Paredes quien estaba sentado a lado al frente de ellos.

— Y si — añadió Lisandro riendo.

— bah... pesandos —

Bromeó  De Paul sin darle importancia a lo dicho.

— ¡Ehh ¿Por qué tan juntitos?! —

Grito Otamendi de unos tres asientos hacía adelanto, llamado la atención de todos haciendo que volteen a ver había atrás.

— ¡Esperen que ya llegamos!— dijo el Dibu haciendo que unos que otros o bien la mayoría suelte una carcajada.

— ¡Cuidado eh! — defendió Rodri también riendo al igual que casi todos.

Y nuevamente todo soltaron otra carcajadas, con ello vinieron otras bromas y algunos chistes doble sentido, que Leo no llego a escuchar porque comenzó a cabecear y por ende inercia sus parpados ya pesaban.

— Ayy... Que boludos... —

Susurro el capitan para luego dar su última cabeceada y caer en los brazos de Morfeo. Aunque Messi tal vez no lo había notado, ahí se respiraba un ambiente un poco pesado, no por qué halla una disputa o tal vez era el caso, sino que no a todos le había agradado aquella cercanía del alpha joven y el bonito Omega. Y tampoco aquellos chistes que habían lanzado hacerca del Omega, las feromonas algo pesadas y hostiles envolvieron el lugar.

Mientras que el Omega apoyo su cabeza en el hombro de su compañero para más comodidad, y por supuesto provocó la furia de no más de uno que no pudo decir nada, pero ahí un tal Rodrigo andaba muy feliz.

A ver qué pasaba durando este tiempo ¿No?












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