06 Culpavilizar

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— Che, ¿Sabés dónde está Leo? —Otamendi le pregunto a Lautaro con el entrecejo fruncido, desde que había acabado el entrenamiento no vio por ningún lado a Lionel, y eso le preocupaba.

El otro lo miro con la ceja alzaba y dejo su celular en el que hace un momento estaba mirando, lo dejo de lado y le prestó atención al otro.

— No he, ¿No lo viste vos por ahí? — respondió con extrañes y cuestiono.

— Viste que luego de entrenar no salió y... — y ahí se miraron entre ambos, con sopresa — después ya no se, he — dijo lo último aún mirando a su compañero con una mirada de:

“¿Acaso sabes algo?" Y el otro tipo; “No, pero creo que tú si".

— No eh, papá — se levantó del living en el que estaba sentado casi acostado y le dió una palmada en la espalda al otro alpha.

— ¿Y...? — suspiro desganado Nicolás.

— Deja vamos a preguntar—.

Que gran solución, ambos se encontraban en aquella sala de estar de aquel lugar, se encaminaron hasta la cocina en dónde el Papu estaba haciendo Dios sabe que, por qué era extraño.

— ¿Qué hacés pibe?— pregunto Lautaro con una sonrisilla mientras se acercaba a ver qué hacia el alpha.

— Uh, hola che — sonrió, al final solo trataba de limpiar algo que jugó que dejo caer en el piso, con papel higiénico.

— Mira, descuidado — regañó Ota por lo bajo.

— Calla pollo — carcajeo y por fin termino aquello, con algo de papel prácticamente mojado y de color amarillo por el jugó, fue al bote de basura.

Aquellos dos alphas miraron como el contrario desechaba aquel papel y se dignaron a preguntar:

— Papu, ¿Sabés dónde está Leo?— Pregunto Lautaro.

—¿Hm? — volteo a ver al más joven, arrugo su entrecejo y respondió —No he, ahora que lo decís, tampoco al Dibu, disque se fue a buscar algo a los vestuarios, pero media hora va ahí el hijo de puta —

Tanto Lautaro como Otamendi se miraron entre si y comenzaron a sospechar, a decir verdad Lautaro era el más preocupado debido al suceso de hace poco tiempo, pensó que tal vez el Omega y aquel alpha de casi dos metros podrian estar teniendo una reunion, o que posiblemente Leo estaba metido en una pelea tratando de parar.

— Ayy que pelotudes — Sacudió su cabeza, se dió media vuelta y comenzó a correr en dirección a aquel lugar.

— ¿Y esté? —  dijo Gómez algo confundido, eso fue lo último que escucho Martinez antes de dejar el lugar. Al final agradecio que ninguno de sus compañeros lo siguió.

Corría apresurado por los pasillos, evadiendo a algunas personas del servicio o guardias de seguridad en algunas puertas. Casi resbala por el piso azulejado cuando paro el seco al estar por salir de la universidad y llegar hasta aquel punto de entrenamiento, salió y está vez caminaba apurado más ya no corriendo, jadea de vez en cuando por el esfuerzo y el cansancio. Al final no tardó mucho el llegar hasta los vestuarios y para su sorpresa no estaba nadie, o bueno casi nadie. Nada más y menos, Leandro, sentado en una de las banquetas con los codos apoyado en las rodillas y jugando al parecer enojado con sus manos. Que extraño.

R E D Scaloneta X Messi VIOLENTO-METRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora